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Decepciona en EU nuevo decreto mexicano sobre maíz transgénico | El Economista

La nueva normativa removió la mayoría de las limitantes para la importación del grano, pero reservó una dirigida al sector de masa y tortilla, lo cual no deja satisfechos a los productores estadounidenses; el Departamento de Agricultura de EU dice que revisará el documento.

MARÍA DEL PILAR MARTÍNEZ / EL ECONOMISTA

La Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA, por sus siglas en inglés) –una de las de mayor presencia en ese país– hizo un llamado al presidente Joe Biden para activar el mecanismo de solución de controversias bajo el T-MEC en contra de México, ya que el nuevo decreto del gobierno mexicano sobre las importaciones de maíz transgénico continúa limitando las exportaciones de ese país, lo que deja al acuerdo comercial como “letra muerta”.

Así lo manifestó la NCGA en un comunicado enviado a la administración Biden, pues aseguran que el decreto publicado esta semana por el gobierno mexicano no cumple con la solicitud de sustentar con bases científicas la decisión de prohibir las importaciones de maíz genéticamente modificado, ya sea para consumo humano o para consumo animal.

Está en juego la integridad del T-MEC, firmado por el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Destacar el maíz, nuestra exportación agrícola número uno a México, y acelerar una prohibición de importación en numerosos usos de grado alimenticio hace que el T-MEC sea letra muerta a menos que se haga cumplir”, indicó Tom Haag, presidente de los maiceros estadounidenses.

Este 13 de febrero el gobierno de México presentó un nuevo decreto que sustituye al de diciembre de 2020, sobre la importación de maíz transgénico, dejando en claro que no puede ser utilizado para uso en masa y tortillas, pero sí abre la posibilidad de importar el grano genéticamente modificado para consumo animal e industrial de alimentación humana.

En tanto, la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos, encabezada por Tom Vilsack, emitió un comunicado de prensa en el que destacó que se encuentran en revisión del nuevo decreto y que trabajará con la de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por su sigla en inglés) para asegurar que el comercio basado en ciencia se “mantenga firme”.

“Estados Unidos cree y se adhiere a un sistema de comercio basado en la ciencia y en normas, y mantiene su compromiso de evitar perturbaciones en el comercio agrícola bilateral y daños económicos a los productores estadounidenses y mexicanos”, dijo Vilsack en el comunicado el martes.

El nuevo decreto también refuerza la prohibición a la siembra de maíz transgénico en México y mantiene la prohibición para el uso del herbicida denominado glifosato, fijando el 31 de marzo del 2024 como la fecha a partir de la cual se hará efectivo el veto.

Falta evidencia científica

Al respecto especialistas y productores consideran que el decreto “no responde a la exigencia de nuestro socio comercial, lo que implica que seguirá la polémica de incumplimiento al T-MEC, pues toda medida debe tener evidencia científica sólida y no se presenta en este caso, sólo se arguye temas de supuestos daños a la salud, pero no se tiene argumento contundente”, dijo Carlos Salazar, investigador y ex presidente de la Confederación Nacional de Productores de Maíz.

Asimismo, Juan Carlos Anaya, director del Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas (GCMA) comentó que el nuevo decreto “sigue sin dejar claro cómo podrán atender las necesidades del sector agropecuario”, a pesar de establecer un periodo de transición para el 31 de marzo de 2024.

Anaya expuso que existen dudas sobre lo que sucederá con los barcos que antes del 6 de enero se les permitía la importación de maíz blanco genéticamente modificado de Sudáfrica “no se sabe si esto aplica también para los socios comerciales de Estados Unidos, quienes no están de acuerdo con la prohibición hasta que no exista científica de que éste tiene efectos a la salud”.

Reconoció que se logran avances para que el maíz blanco o amarillo genéticamente modificado importando se pueda utilizar para consumo animal y para el consumo industrial; pero, “es evidente que el decreto sigue sin establecer plazos para lograr la sustitución de glifosato y mostrar científicamente que el maíz transgénico causa daños a la salud, por lo que se mantiene el alto riesgo de una demanda y panel de controversias de acuerdo con el T-MEC”.

Añadió que se logran avances para otorgar certidumbre al sector de consumo animal e industrial, pero no deja claro qué sucederá después del 31 de enero del 2024.

México importa alrededor de 16.5 millones de toneladas al año, principalmente de Estados Unidos y que en su mayoría es transgénico, el cual se utiliza fundamentalmente en el sector pecuario, que genera alrededor de 80% de la demanda.

pilar.martinez@eleconomista.mx

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