La institución pone a disposición de forma gratuita en su web títulos desde mediados del siglo XV hasta 1900, incluidos 50 incunables
MANUEL MORALES / EL PAÍS
Una primera edición de la primera parte del Quijote, de 1605, una de las 30 que hay en todo el mundo; un manuscrito de El Buscón, de Quevedo; una de las tres copias manuscritas del siglo XV del Libro de buen amor, del arcipreste de Hita; comedias autógrafas de Lope de Vega, o una joya como El libro del juego de las suertes, de Lorenzo Spirito, de 1515, un tratado de astrología y adivinación con grabados de juegos similares al popular de la oca, una obra que fue perseguida por hereje… Son algunos títulos de los 300.000 volúmenes que atesora la biblioteca de la Real Academia Española (RAE), que hasta ahora solo podían consultar investigadores, y que están disponibles desde hoy, viernes, en la web de la institución, gratis y con diversas opciones, incluida la posibilidad de descargarse el libro en formato PDF.
Cuando un lector entre en la Biblioteca Digital, se encontrará, entre otras funciones, con un buscador para teclear el nombre de un autor o una obra, o si lo prefiere, puede encontrarlos a través de una clasificación en áreas: lingüística, religión, artes, ciencias, ciencias sociales, historia, biografías, filosofía y literatura. También la web irá incluyendo a la izquierda sugerencias de búsquedas recomendadas. Son más de 4.800 obras las disponibles por ahora, distribuidas en 5.256 volúmenes. Las páginas digitalizadas están alrededor de 1,5 millones. Se incluyen los dibujos o ilustraciones de las obras, con una resolución de extraordinaria calidad, como puede comprobarse con la función zum.
La RAE inició la tarea de digitalización de su biblioteca en junio de 2021. “Desde hoy se pone a disposición del público lo más exquisito que tenemos, obras que no están en otras bibliotecas o que si están, las de aquí son especiales”, destacó el miércoles en la presentación a la prensa el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado. Como un manuscrito autógrafo de José Zorrilla de Don Juan Tenorio, en el que se aprecian las numerosas tachaduras y correcciones del poeta y dramaturgo vallisoletano. “Son obras que estaban un poco dormidas y ahora despiertan”, añadió Muñoz Machado. Como el llamado Quijote de Ibarra, de 1780. “Fue una edición que emulaba a otra de Inglaterra, de 1738, que había impresionado en España por su gran calidad. La edición española incluyó estampas de los mejores ilustradores del momento, entre ellos un joven que se llamaba Francisco de Goya. Sin embargo, al final se decidió no incorporar a la edición su ilustración”.
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También hay obras académicas de la casa, como el Diccionario de la lengua castellana, conocido como Diccionario de autoridades, el primero que publicó la RAE en seis tomos entre 1726 y 1739. Es una obra que explicaba “el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua”, como se presentó entonces.
La primera fase de la digitalización ha abarcado títulos desde mediados del siglo XV, con la imprenta manual, incluidos 50 incunables, hasta 1830. Son sobre todo rarezas, como el mencionado Libro del juego de las suertes. O un tesoro: la edición de El Parnaso español, de Quevedo, con su poesía más tardía, publicado en 1648, tres años después de su fallecimiento. Un volumen ilustrado con dibujos de Alonso Cano que representaban a las musas.
La segunda fase comprende obras impresas entre 1831 y 1900. De este periodo hay joyas como En las orillas del Sar, de Rosalía de Castro, o el episodio nacional Zaragoza, de Benito Pérez Galdós.
Los libros se pueden desplegar con varias opciones de visión, en páginas individuales o a doble página, en este caso como un libro de papel. Con un leve toque sobre la página se pasa a la siguiente. También es posible hacer búsquedas por palabras, destacándose en rojo ese término todas las veces que aparezca en el texto, o acotar el rastreo por años. Además de en español, hay obras en francés, inglés, latín…
Entre los volúmenes ya disponibles están los pertenecientes al fondo de comedias de la RAE, 1.318 de entre los siglos XVII y XVIII. Además, hay 209 pliegos de cordel, que eran obras populares, como romances, novelas cortas, comedias o vidas de santos, de entre los siglos XVI y XIX, que se imprimían en pliegos sueltos y deben su nombre a que para venderlos se solían colgar de unos hilos gordos o cordeles en tiendas y mercados.
Este proyecto de digitalización, financiado por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, contará con una tercera y última fase, que se centrará en los manuscritos que atesora la RAE, aunque como adelanto ya se pueden consultar 15, entre ellos, la hoja en la que Rubén Darío escribió su célebre poema Canción de otoño en primavera: ”Juventud, divino tesoro / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro / y a veces lloro sin querer”.