Los Periodistas

Cuba vive un nuevo y masivo éxodo silencioso | El Mundo

Alrededor de 155.000 personas arriesgan su vida para huir de la dictadura de Díaz Canel

Estos tres cubanos fueron interceptados en una bici acuática en Miami.GUARDIA COSTERA DE EEUU MUNDO

DANIEL LOZANO / Tijuana / EL MUNDO

El estallido social del 11J ha encontrado su propia válvula de escape con el Mariel Silencioso, fenómeno migratorio que bate todos los récords desde que los gobiernos de Miguel Díaz-Canel y de Daniel Ortega abrieran el libre visado entre ambos países. ¿Objetivo? «Liberar la tensión que se había producido en la isla con las manifestaciones masivas y con la represión», confirmó a EL MUNDO el sociólogo Leduan Ramírez, especialista en migración cubana y regímenes políticos.

Se trata de una estrategia ya usada por Fidel Castro cuando la olla social estaba a máxima presión. Sucedió con el histórico éxodo de 1980, que supuso la salida de 125.000 marielitos en cientos de embarcaciones que acudieron a recogerlos para trasladarlos a Florida. Ocurrió también en 1994 con la crisis de los balseros, durante la cual 35.000 cubanos navegaron en balsas jugándose la vida hasta Estados Unidos.

La ruta principal de este Mariel Silencioso es aérea y hace parada en Managua, camino de la frontera sur de EEUU, entre la valla que tanto obsesionaba a Donald Trump y el Río Bravo. Pero también hay rutas alternativas aún más peligrosas, como la que comparten venezolanos y cubanos que se atreven a cruzar la selva del Darién o quienes apuestan por lanzarse al mar hasta los cayos de Florida.

Una odisea que la semana pasado constató el atrevimiento y la mala suerte de Alejandro Tamayo, uno de los tres jóvenes interceptados por la Guardia Costera cuando navegaban en la bicicleta acuática robada en un hotel. Tras ser repatriados por las autoridades estadounidenses, la policía cubana le detuvo de forma violenta en presencia de su familia.

UN SOSTÉN ECONÓMICO A LA DICTADURA

En total, alrededor de 155.000 cubanos han abandonado la isla y llegado a EEUU por obra y gracia de «esta emigración inducida, mecanismo para exportar fuera de la isla a toda aquella persona que supone un peligro para su estabilidad y que sirve además como mecanismo de sostén económico a la dictadura. Una vez migran se convierten rápidamente en remesas que sostienen al gobierno», destacó Ramírez.

«La emigración ha ayudado a drenar en algo la masa crítica, pero los problemas se mantienen, además de la incapacidad del Estado para hacer otra cosa que no sea reprimir», sentenció el historiador Armando Chaguaceda.

«Estamos pidiendo libertad, eso es lo que queremos. El 11J es el día en que nos cansamos», subrayó a EL MUNDO el botero Ariel Montenegro, 45 años, con su acento habanero. Estamos en el albergue para migrantes de Tijuana, a un par de kilómetros del muro que divide dos mundos. El taxista Montenegro y su familia decidieron vender casi todo y lanzarse en avión a Managua por la vía abierta entre los dos gobiernos.

En la capital cubana conducía un Chevrolet del 55 en la misma zona donde está la sede de la Movimiento San Isidro, que liderado por el artista Luis Manuel Otero Alcántara se ha convertido en uno de los grandes detractores del gobierno comunista. La simple cercanía con los artistas le trajo los primeros problemas con la Seguridad del Estado. «A mi mujer la botaron del trabajo, a mí me citó la Policía», recordó el chófer, cuya familia emprendió la travesía en abril, por separado. Y todavía se arrepiente.

Nada más llegar a Baja California, agentes detuvieron a su hijo. Horas más tarde recibió una llamada: la libertad del chico costaba 2.800 dólares que no tenía. Sólo con la ayuda de su hermana, residente en Miami, pudo pagar la extorsión. Previamente se habían gastado todos los ahorros y el beneficio de las ventas en comprar unos pasajes a Managua cuyo precio está por las nubes, en torno a los 3.000 dólares.

Parte de la familia ya está al otro lado mientras Ariel ha comenzado el proceso de asilo. Se enjuga las lágrimas que le quedan y se vuelve a encerrar en el centro religioso. Los policías y los buitres merodean alrededor.

«SOY GUERRERA, SABÍA QUE LLEGARÍA»

La ex atleta Osleidys Menéndez, antigua gloria deportiva cubana, tampoco dudó en nadar lo más fuerte que supo para atravesar el río que es Bravo en un lado y Grande en el otro. «Cuando pisé suelo americano supe que mi sueño comenzaba a andar. Soy guerrera, siempre lo he sido; sabía que llegaría», recitó al lograr su nuevo récord.

La dictadura cubana esconde otro mecanismo de presión, porque no acepta a los cubanos que son deportados al no recibir asilo en la frontera sur de EEUU. De esta forma «se ha formado un cuello de botella, en junio había alrededor de 45.000 cubanos en espera de ser devueltos a la isla porque su asilo no se aceptó», desveló Ramírez a este periódico.

Al menos gran parte lo ha conseguido, pero también los hay que fracasan. Como el pinchadiscos y productor musical Ernesto Jorge Hidalgo, conocido en la escena electrónica como Dj Tiko, quien se ahogó atrapado por las corrientes al intentar cruzar a nado desde Tijuana a San Diego. El artista caribeño no sabía que la famosa valla se prolonga hasta dentro del Océano Pacífico y que ese tramo es uno de lo más complicados para atravesar.

«Pasión era su firma y con esa misma pasión se echó al mar», se despidieron sus amigos en su muro de Facebook. No es el único que no pudo cumplir su sueño: al menos 500 cadáveres de emigrantes de todas las nacionalidades esperan ser identificados en las morgues de la frontera.

Juan Miguel Matamoros, de Pinar del Río, tampoco lo logró. Se lo tragó el Río Bravo en Piedras Negras, uno de los puntos de paso pese a que cuando llueve sus aguas se convierten en una trampa. Y tantos otros, como Esneiquel Aerechea. El frío, los escombros, incluso los cocodrilos acechan a los emigrantes que decidieron huir de la dictadura.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2022/07/18/62d41eaefc6c833b458b45a3.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio