Los Periodistas

Cuando el ser humano se quedó sin cola

*Festejaron un aniversario más del Sanatorio Guadalupe

Por Raúl Torres Salmerón

Los homínidos son una de las pocas familias de mamíferos que carecen de cola. Dentro de este grupo, compuesto por simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos), además de los humanos, el único vestigio de este apéndice es un pequeño hueso situado al final de la columna vertebral, llamado el coxis.

Durante años, los científicos consideraban que esta pérdida se había producido por los cambios corporales experimentados por los humanos, pero un nuevo estudio apunta a que esta extensión desapareció de manera repentina hace 25 millones de años por una mutación genética.

Esta variación expuso a los humanos a enfermedades como la espina bífida, una malformación en la columna vertebral que es mortal en casos extremos.

El sorprendente estudio se publicó en el portal bioRxiv, donde se concentran algunos estudios antes de su publicación oficial y sobre todo previo a ser revisados por otros investigadores. bioRxiv se fundó en noviembre de 2013​ por el laboratorio Cold Spring Harbor, en Nueva York.

Bo Xia, primer firmante del estudio, asegura que de niño solía preguntarse la razón por la que los humanos, a diferencia de muchos otros animales, no tenían cola. El investigador sufrió una lesión en el coxis, un vestigio de las colas de los mamíferos.

Ese accidente lo llevó a investigar la base genética de esa pérdida. Cualquier mutación involucrada en la falta de la cola debe por fuerza estar presente en los simios homínidos, pero no en los monos, que aún la conservan en la actualidad.

Xia y sus colegas emprendieron un estudio en el que compararon las versiones en simios y monos de 31 genes directamente implicados en el desarrollo de la cola.

La pérdida de la cola, dicen los investigadores, es uno de los principales cambios evolutivos anatómicos que se han producido a lo largo del linaje que condujo a los humanos y a los simios antropomorfos.

Para comprobar su teoría, llevaron a cabo un experimento con ratones. De los 63 que se criaron con esta mutación, 21 crecieron sin cola, con una muy corta o con una cola torcida o doblada. Algunos ratones perdieron este apéndice y desarrollaron malformaciones en la columna vertebral, similar a lo que en los humanos se conoce como espina bífida.

Esta enfermedad se debe a una malformación de la columna durante el desarrollo del feto. En los casos leves puede pasar desapercibida durante años, pero en los más graves, puede provocar disfunciones en algunos órganos, parálisis e incluso la muerte.

Algunos registros fósiles obtenidos apuntaban a que las colas de los humanos desaparecieron de forma repentina, aunque la baja cantidad de muestras impedía apoyar esta teoría.

Hay muy pocos fósiles para decir con certeza que las colas desaparecieron de repente, en lugar de reducir su tamaño con el paso del tiempo, explica Jackson Spradley, Paleontólogo de la Universidad de Carolina del Norte, quien ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar la evolución humana y de los monos, pero que no ha participado en esta investigación.

El cambio gradual es la forma en la que normalmente se presenta el proceso evolutivo y descubrimientos como este, sugieren que este ritmo bajo no siempre se produjo, agregó Spradley.

Lo que aún sigue siendo una incógnita es la razón por la que esta mutación se convirtió en la dominante. La mayoría de las hipótesis sobre la pérdida de la cola se centran en el aumento del tamaño corporal de los ancestros en comparación con los monos y las diferencias en la locomoción que acompañaron a ese mayor cuerpo, explica Spradley.

Un cuerpo más grande y menos ágil obligaría a cambiar la forma en la que los antepasados del ser humano trepaban a los árboles, haciendo que el equilibrio extra ofrecido por la cola fuese menos importante y esta pasara a tener un papel secundario. Aun así, el investigador considera que será necesario hacer más trabajos para poder responder esta cuestión.

ANIVERSARIO DEL SANATORIO GUADALUPE

El doctor Antonio Barranco Tenorio fundó el Sanatorio Guadalupe hace años, en la casa marcada con el número 1306 de la calle 2 Sur de Puebla Capital, donde reunió a destacados médicos que le dieron notable prestigio al nosocomio.

Años después se trasladó al número 1617 de la avenida 13 oriente, convirtiéndose en el famoso Hospital Guadalupe. El 30 de junio del año 2001 falleció el ameritado doctor Barranco quien dejó como heredera de dicho sanatorio a la señorita Carmen Moreno Castillo, quien administró varios años, pero actualmente ya no se encuentra al frente por razones desconocidas.

Actualmente se hace cargo de la administración su sobrina Guadalupe Guzmán Moreno. El pasado 12 de diciembre se festejó el onomástico de la señora Moreno y del Sanatorio Guadalupe, donde se reunieron numerosos invitados.

En fin, como escribió Pablo Neruda (Chile, 1904-1973) en su Soneto LXI de Amor:

Trajo el amor su cola de dolores,

su largo rayo estático de espinas

y cerramos los ojos porque nada,

porque ninguna herida nos separe.

raultorress@hotmail.com

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