CARMEN MENÉNDEZ / EURONEWS
Latinoamérica ha vivido en este 2021 una crisis migratoria sin precedentes, tanto por el volumen de personas como por su diversidad y el número de fronteras que están dispuestas a cruzar para llegar a su destino.
Chiapas. México, 9 de diciembre. Un camión con 160 migrantes hacinados en dos contenedores pierde el control y se estrella contra un puente. La tragedia es inconmensurable, al menos 55 muertos, más de un centenar de heridos.
Los supervivientes, de Guatemala, Honduras, Ecuador, República Dominicana, pagaron hasta 3500 dólares solo para llegar hasta Puebla.PUBLICIDAD
Una crisis con niveles nunca vistos
Su historia es el siniestro colofón de este 2021, un año en el que la crisis migratoria en Latinoamérica ha alcanzado niveles nunca vistos, un año en el que, como veremos, reventaron las fronteras.
En América Latina siempre ha habido movimientos de población, al ritmo de las diversas crisis, pero el fenómeno actual no tiene precedentes, tanto por el volumen de migrantes y su diversidad, como por el número de fronteras que están dispuestos a cruzar para llegar a su destino.
Así este año hemos visto oleadas de haitianos cruzando la peligrosa selva colombiana de Darién. Y venezolanos arriesgando su vida en el inhóspito desierto de Atacama para tratar de abrirse camino en Chile.
Puntos calientes de la crisis migratoria en Latinoamérica
Sigan con nosotros y les llevaremos al corazón del fenómeno, a la frontera entre México y Estados Unidos y a tres puntos calientes de esta crisis:
– Tapachula, en el extremo sur de México,
– La ruta entre Necoclí, en Colombia, y Bajo Chiquito en Panamá a través de la selva de Darién.
– Y mucho más al sur, la ciudad chilena de Iquique, donde el rechazo a los inmigrantes venezolanos hizo eclosión este año en forma de actos violentos contra ellos.
México, muro de contención de la migración desde Centroamérica
Comenzamos en México, un país que bajo presión de Estados Unidos se ha convertido en una especie de muro de contención de la migración desde Centroamérica.
Nunca las autoridades mexicanas habían detenido a tantas personas en situación irregular, más de 228.000 hasta octubre, con agentes fronterizos, marina, ejército y Guardia Nacional encargados de parar los pies a la avalancha migratoria. El número de solicitudes de asilo también ha alcanzado máximos históricos.
Tapachula, una «prisión al aire libre»
La política de mano dura del Gobierno mexicano se ha visto reflejada sobre todo en Tapachula, en Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala.
En esta localidad, miles de migrantes se han quedado literalemente atrapados. Las autoridades les impiden salir hasta que no resuelvan su situación migratoria. Pero los procesos se eternizan sin respuesta.
Grupos de activistas denuncian que Tapachula se ha convertido en una prisión al aire libre y acusan a México de utilizar la estrategia del agotamiento para que los haitianos y centroamericanos que han entrado en el país desistan de seguir adelante.
Estados Unidos: récord de personas en situación irregular interceptadas en la frontera
Del otro lado de la frontera norte, en Estados Unidos, la situación es la misma.
Las autoridades aduaneras estadounidenses han interceptado a 1,7 millones de personas en situación irregular, triplicando las cifras de años anteriores. La llegada de Joe Biden a la presidencia creó faltas esperanzas, generando una auténtica avalancha migratoria hacia el país.
Ante las dimensiones del problema, los Gobiernos de Biden y López Obrador han terminado el año resucitando el polémico «Quédate en México», un programa de la era Trump, que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer del lado mexicano hasta que se resuelve su caso… soportando esperas que se vuelven eternas.
La ruta de todos los peligros: de Necoclí a Bajo Chiquito por la selva del Darién
Mucho antes de llegar a México, miles de migrantes, principalmente haitianos y venezolanos, transitan por un ruta temible, entre la localidad colombiana de Necoclí y la aldea panameña de Bajo Chiquito,atravesando el golfo de Urabá y la peligrosísima selva de Darién.
Errando por las calles de Necoclí llegó a haber este año unos 20.000 migrantes esperando para subirse a un ferry o una lancha informal para cruzar el golfo.
Y esta solo es la primera etapa. Los migrantes, que a menudo ya han transitado antes por Brasil, Perú, Ecuador o Chile, deben atravesar ahora la selva de Darién, con sus hijos y sus escasas pertenencias a cuestas. Una selva plagada de animales salvajes y dgrupos criminales.
Del otro lado les espera una pequeña aldea indígena panameña llamada Bajo Chiquito, también desbordada por el fenómeno.
Iquique, donde estalló la tensión de forma dramática
Este año el mundo también descubrió la crisis migratoria que se viene gestando desde hace tiempo en Chile. Y lo hizo de forma brutal, sorprendido por la violencia con la que manifestantes quemaban en la localidad costera de Iquique, en el norte del país, las pertenencias de un campamento informal habitado por venezolanos. En las llamas ardieron desde colchones a juguetes o pañales.
Este estallido de odio fue el culmen de la tensión creciente generada por una década de llegada masiva de migrantes en situación irregular.
Pasan desde Bolivia, atravesando el desierto de Atacama, considerado el más árido del mundo. El pequeño pueblo de Colchane se encuentra en su camino. Allí llegan en muy mal estado. Algunos incluso dejan la vida en el intento. Los que pueden y tienen medios siguen camino hacia Santiago, mientras otros recaban en Iquique, donde sobreviven en albergues o campamentos improvisados.
Las caras del fenómeno
Venezuela sigue bombeando migrantes a toda Latinoamérica. Se calcula que ya han salido del país 5,6 millones de personas. de los que 4,6 millones siguen en la región.
La violencia, la pobreza y el desgobierno que gangrenan Haití también provocan olas de gente desesperada. El otro gran foco sigue siendo Centroamérica, pero los rostros del fenómeno son cada vez más diversos, y no es raro encontrarse con grupos de asiáticos o africanos.
Fuente: https://es.euronews.com/2021/12/15/crisis-migratoria-en-latinoamerica-2021-el-ano-que-reventaron-las-fronteras