Eliminando el atípico 2020, los 295,058 nuevos empleos formales registrados de enero a junio representan la cifra más baja desde los 289,301 del 2019; solo el mes pasado se perdieron 29,555 plazas y se hilaron dos meses con despidos netos.
Octavio Amador / El Economista
El empleo formal resiente la desaceleración de la economía mexicana. Entre enero y junio la creación de puestos de trabajo con prestaciones de ley cayó 42.6% a 295,058 plazas, de acuerdo con el último reporte mensual del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), publicado este viernes.
Los patrones establecidos en territorio nacional siguen contratando trabajadores, pero a un menor ritmo y el número de altas laborales formales del primer semestre del año fue el menor para un lapso comparable desde el 2019 (exceptuando el 2020, al tratarse de un año atípico por la irrupción de la pandemia de Covid-19).
El año previo a la emergencia sanitaria, la creación de empleo fue de 289,301 plazas, que en ese momento representaron una caída anual de 39.2%, reflejó del menor dinamismo que tuvo la economía durante el primer año del sexenio del presidente López Obrador, tras la caída de la inversión que detonó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.
La merma en la creación de empleo del primer semestre de este 2024 se profundizó en junio, con la pérdida neta de 29,555 empleos, con lo que se hilaron dos períodos con saldo negativo (en mayo se habían perdido 25,203 puestos de trabajo).
Los despidos netos de ambos meses tienen un factor en común: la debilidad del empleo eventual. En mayo se cancelaron 46,527 plazas de esta modalidad y en junio se perdieron otras 34,665.
De hecho, en los últimos cuatro meses, se contabilizan ya 96,448 despidos de trabajadores con una relación laboral eventual.
Producto de ello, de las 295,058 altas laborales del semestre, apenas 6,137 corresponden en términos netos a empleos eventuales, cifra que resulta la menor en cuando menos una década.
La debilidad del empleo eventual tiene conexión, a su vez, con la merma en las contrataciones del sector agropecuario, sector con las peores cifras laborales del semestre, al registrar una pérdida acumulada de 15,319 contratos formales de empleo.
Conteo general
Al 30 de junio del 2024, el número de trabajadores registrados ante el IMSS ascendió a 22 millones 319,444, cifra 2% mayor a la observada al mismo corte, pero del 2023.
Esta expansión interanual, sin embargo, es la más baja que se haya observado desde abril del 2021, cuando el stock de registros laborales creció 0.7% y el empleo formal comenzaba a recuperarse luego de la fase aguda de la pandemia.
El avance porcentual de junio también es la mitad del alza de 4.1% observada en mayo del 2023, el último pico de crecimiento de la variable.
Además, el número de trabajadores asegurados al cierre de junio también es inferior en 89,824 respecto del registro de noviembre, el último pico del conteo.
Esto significa que el empleo generado entre enero y junio es insuficiente todavía apara reponer los casi 385,000 empleos que se dieron de baja en diciembre, como parte del ciclo estacional de cada año.
Después del sector agropecuario, la industria de la transformación —que tiene la nómina de empleo formal más grande del país con poco más de seis millones de trabajadores— es el ámbito con los resultados menos satisfactorios en lo laboral. Durante la primera mitad del año, acumula una pérdida neta de 3,243 empleos.
En el otro extremo, el Comercio y el sector de Servicios para empresas, personas y el hogar son las áreas con las mayores contrataciones: 153,482 y 95,845, respectivamente.
Baja crecimiento
La pérdida de dinamismo del empleo durante la primera mitad del año coincide con la desaceleración de la economía mexicana.
Durante el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) de México creció 1.6% anual desestacionalizado, luego de cerrar el 2023 con un crecimiento de 3.2 por ciento.
Para el 2024, el consenso de analistas económicos que encuesta mensualmente el Banco de México siguió reduciendo su expectativa de crecimiento para el 2024, para dejarla en 2% (promedio).
Esto, acorde con la menor expansión esperada de la economía estadounidense y la expectativa de una dinámica más débil de la demanda agregada, principalmente durante el segundo semestre del año.
Ello implica una inversión fija menos dinámica debido a la maduración de los principales proyectos de infraestructura del gobierno federal y a una dinámica de consumo privado más conservadora ante la persistente inflación.
Asimismo, se espera un menor crecimiento de la demanda de exportaciones mexicanas, acorde con un crecimiento más débil que se espera tenga la economía de Estados Unidos este año.
Variación de enero a la fecha
Bajan 11% pronóstico de alza del empleo
De enero a junio, los analistas en economía que encuesta cada mes el Banco de México (Banxico) han reducido 11% su pronóstico medio de creación de empleo formal para todo el 2024, a medida que han disminuido también su expectativa de crecimiento de la economía.
En junio pasado, los expertos encuestados por el Banxico pronosticaron de media la generación de 528,000 empleos formales entre enero y diciembre de este año, cuando en enero el promedio de las predicciones era de 596,000 puestos de trabajo.
Si se consideran las medianas, la reducción es similar, de 10%, al disminuir de 600,000 a 540,000 puestos de trabajo.
En la misma comparativa de meses (enero vs. junio) es notable que la estimación media de crecimiento de la economía mexicana de los analistas encuestados se ha reducido de 2.37 a 2.0%, a medida que se han moderado los pronósticos de avance de los diferentes componentes de la demanda agregada.
Si bien el consumo privado y la inversión física se mantuvieron relativamente sólidos durante el primer trimestre con avances trimestrales de 1.5% y 0.8% (vs. +0.3% del PIB), las exportaciones se estancaron, merced de una desaceleración de la demanda interna de Estados Unidos.
Además, existe la expectativa de que la inversión se modere hacia la segunda mitad del año, una vez que vayan madurando proyectos de infraestructura clave del sexenio. En tanto, factores como la rigidez a la baja de la inflación y la desaceleración del flujo de remesas se plantan como desafíos para sostener el crecimiento del consumo privado.