Han sido 14 en total los líderes espirituales del Tíbet, cada uno hijo de su tiempo, pero todos tienen algo en común: se les eligió de niños y recordaban perfectamente su vida pasada
ADÁN NUÑO / ACV
«Ha nacido en el país prohibido/ perdido en la falda de una montaña/ dicen que es la reencarnación de un Dios». De esta manera comienza una de las canciones con la temática más rara que podemos escuchar en nuestra lengua: ‘Dalái Lama‘, del grupo Mecano, que hace un repaso por la historia de Tenzin Gyatsho, el líder espiritual actual, y la invasión del Tíbet por parte de China y su anexión a principios de los años 50.
Tenzin Gyatsho, una figura que en Occidente sirve para inspirarse con frases motivadoras dignas de sobre de azúcar, pero que tampoco despierta demasiado interés, ha llegado a afirmar en alguna ocasión que desea romper el ciclo de las reencarnaciones para evitar que el próximo Dalái Lama no sea más que una mera marioneta al servicio de China, la cual también se ha pronunciado al respecto en otras ocasiones, pues pretende evitar las sucesiones del líder del Tíbet.
Lo cierto es que algunos apoyan el objetivo de que el próximo pudiera tener una mayor autonomía en Pekín, pero muchos se muestran cautos, teniendo en cuenta lo que sucedió en el pasado con Gedhun Choekyi Nyima, a quien los budistas tibetanos consideran la reencarnación del Panchen Lama (segunda figura más importante después del Dalái Lama). Lleva en paradero desconocido desde 1995, cuando tan solo tenía seis años y fue detenido junto a su familia por las autoridades chinas. Es el preso político más joven del mundo.
A nosotros, todo esto nos puede sonar estrambótico cuando menos. Tenzin Gyatsho, que es el Dalái Lama actual, nació en la provincia de Amdo y fue proclamado con el título que ha definido su vida con tan solo cinco años. Tras la victoria de los comunistas chinos, tuvo que cruzar los Himalayas a pie y someterse al exilio (donde todavía permanece), en la India. Antes de ello, los lamas vivían en Potala o templo de Lhasa, donde se establecían como los líderes espirituales y jefes supremos de una monarquía feudal dentro de una población donde la mayoría estaba compuesta por agricultores y ganaderos.
Pero, ¿cómo se elige al Dalái Lama?
Los budistas tibetanos consideran que los Dalái Lama son emanaciones de Buda Avalokiteshvara (el Buda, o más bien Bodhisattva, de la compasión). Tenzin Gyathso es la 14 reencarnación, cuyo ciclo comenzó con Gendun Drup, nacido en una tribu nómada hacia finales de 1300, pastor hasta los siete años, antes de ingresar en el monasterio de Nartang.
Cuando este murió, los monjes decidieron buscar a quien debía ser su reencarnación, y se toparon con un joven de 17 años llamado Gendun Gyathso que les comentó que los había estado esperando desde hacía tiempo. Gendun le había dicho a sus padres nada más aprender a hablar que era el anterior Dalái Lama y recordaba su vida pasada, y según sigue la historia, gracias a él se estableció el llamado Lago de las Visiones, que ha servido para localizar a las demás reencarnaciones del líder espiritual.
Desde entonces, los problemas políticos y sociales que corresponden a cada época han marcado la trascendencia y la historia de los sucesores de ese primer Dalái Lama. Por ejemplo, Yonten Gyatsho (cuarto Dalái lama) no era tibetano sino mongol descendiente de Genghis Kan, lo que en su época trajo fuertes problemas políticos. El quinto Dalái Lama consiguió establecer relaciones cordiales con China y se le concedió el poder secular del Tíbet, el sexto Dalái Lama se pasaba el día en las tabernas de Lhasa y tenía muchas amantes, pese a las leyendas místicas que se cuentan en torno a su nacimiento, y del octavo Dalái Lama dicen que ya desde su nacimiento se sentaba en postura de meditación y mirando al cielo.
Y es que, aunque las historias sobre esta figura parecen entrelazarse entre la fantasía y la realidad, lo divino y lo humano, los monjes tibetanos siguen unas pautas muy concretas a la hora de elegir al que será el sucesor de su líder espiritual más importante. Por ejemplo, piensan que tras su muerte, la conciencia tarda un intervalo de 48 días aproximados en integrarse de nuevo en un feto, que ya desde su nacimiento dará señales de tener un carácter ‘especial’.
Todos han sido elegidos así. Todos desde muy niños, en un proceso que puede tardar dos o tres años, aunque con Tenzin Gyatsho se extendió un poco más. Cuando en 1933 murió el 13 Dalái Lama, Thubten Gyatso, había hecho grandes cosas por su pueblo: supo mantener el Tíbet como nación independiente a pesar de las presiones de la Rusia Imperial, la dinastía Qing y el Imperio británico, creó un sistema de impuestos, un cuerpo policial, introdujo la electricidad, el teléfono y el primer automóvil en el Tíbet, y vaticinaba grandes días futuros tras años de oscurantismo.
A su muerte, comenzó de nuevo el viaje. Jamphel Yeshe Gyaltsenn, uno de los regentes del Tíbet, tuvo un sueño: una carretera, una casa con un tejado azul, un perro y un niño sentado junto a él, en un pórtico. En 1937, los monjes fueron enviados a Amdo para encontrar la casa que cumpliera con las características de dicho sueño. En el poblado de Takser descubrieron efectivamente un hogar que cumplía las condiciones, entonces se disfrazaron de mercaderes y entraron en ella. Según cuenta, a pesar de todo, el niño los reconoció.
A continuación, realizaron las pruebas y exámenes pertinentes, entre las que se encuentra la más famosa: el reconocimiento de pertenencias. Colocaron frente al niño una serie de objetos (libros, tazas de té, rosarios), y él eligió y reconoció las que verdaderamente habían pertenecido a su predecesor en la vida pasada. Eso demostró que su memoria estaba intacta y reconocía lo que había sido suyo en el pasado.
Solo el tiempo dirá si hay una próxima reencarnación del Dalái Lama o no. Tenzin Gyatsho, por su parte, lleva más de 60 años en el exilio y en 1989 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz. Viaja por el mundo impartiendo enseñanzas religiosas, es vegetariano y promueve el mensaje del Mahakaruna (Gran Compasión). Quizá en sueños siga viendo las montañas del Himalaya y el recóndito palacio en el que sus predecesores vivieron, y del que tuvo que escapar un día para no volver jamás. Por lo menos, en esta vida.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-06-05/dalai-lama-sorprendetes-pasos-nombramiento_3435168/