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Columna | Las Señoras del Narco: revelaciones Incómodas | DW

La candidata presidencial Claudia Sheinbaum ha sido cercana a al menos tres de los personajes que aparecen en mi nuevo libro como parte de la red de complicidad y/o círculo íntimo del Cartel de los Beltrán Leyva.

Soldados inspeccionan un complejo de departamentos en Cuernavaca, donde murió Arturo Beltrán Leyva (diciembre de 2009).Imagen: Str/dpa/picture alliance

COLUMNA ANABEL HERNÁNDEZ / DW

El 18 de septiembre pasado fue el lanzamiento de mi nuevo libro: «Las Señoras del Narco. Amar en el Infierno”, secuela de «Emma y las otras señoras del narco”, publicado en 2021.

Con el mismo estilo que «El Traidor. El diario secreto del hijo de El Mayo”, esta nueva investigación periodística cuenta con el testimonio inédito de Celeste V, una mujer que vio, escuchó y vivió directamente los hechos dentro del mundo del crimen organizado que ahí se revelan.

Durante diez años de su vida, Celeste fue confidente y compañera sentimental del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y vivió en las entrañas del mundo criminal los Beltrán Leyva cuando éstos eran parte del Cartel de Sinaloa y cuando los dividió una brutal guerra.  Así ella fue testigo directo de la forma en que opera el sistema criminal en México, un modus operandi que sigue vigente hasta ahora y que solo un insider puede retratar con nitidez, crudeza y sin censura.

Celeste, desde su calidad de testigo, revela los entretelones del mundo criminal, y va más allá. Por primera vez, a través de una intensa entrevista sin tregua, ella va abriendo la puerta que da entrada a la psique de unos de los narcotraficantes más poderosos en México de los últimos tiempos y cuya estela criminal y de complicidades sigue causando estragos en el país.

Contrasté la veracidad de su testimonio durante varios meses con documentos judiciales del gobierno de México y Estados Unidos, registros públicos de la propiedad, así como testimonios judiciales y de otros testigos de los hechos. De esta forma, con la ayuda del testimonio de Celeste, pude hacer el retrato íntimo de las profundidades del Cartel de los Beltrán Leyva y descubrir que muchos de sus operadores y cómplices siguen teniendo vigencia, influencia y poder hasta el día de hoy en México.

«Billeteaba” a servidores públicos y mujeres

En el libro se exponen dos fenómenos que explican como Arturo Beltrán Leyva, también conocido como «El Barbas” y «Jefe de Jefes”, se convirtió en uno de los narcotraficantes más ricos y en poderoso integrante dentro del Cartel de Sinaloa, a la altura de su primo Joaquín Guzmán Loera «El Chapo”: el sistema de corrupción para cooptar a funcionarios públicos, y el sistema de corrupción para cooptar a mujeres que le hicieran compañía al capo.

Con un ingreso mensual de al menos 400 millones de dólares proveniente de las ganancias del tráfico de drogas a escala mundial, «El Barbas” compraba a funcionarios públicos a quienes pagaba millones de dólares por protección, algo indispensable para sus negocios criminales. Con otra parte de sus ingresos compraba la compañía de mujeres, principalmente mujeres del mundo del espectáculo, indispensables no solo para proporcionarle placer, sino para alimentar su ego y hegemonía en la organización criminal: ellas eran su oxígeno, su recompensa y razón de ser.

Celeste afirma que Arturo Beltrán Leyva no tenía ningún respeto por la ley ni los funcionarios públicos de México y los «billeteaba”, al igual que a las mujeres a las que pagaba por compañía.

Desde su publicación, el nuevo libro ha generado debate y polémica. Aquí algunas de las revelaciones incómodas:

Hermano de subsecretario de la SEDENA señalado como colaborador de los Beltrán Leyva

El general Agustín Radilla Suástegui ocupó de septiembre de 2021 a septiembre de 2023 el importante cargo de subsecretario de la Defensa Nacional. Fue nombrado en el cargo directamente por el titular de la SEDENA, Luis Cresencio Sandoval, y dejó el cargo porque pasó a retiro. Fue oficial mayor de la SEDENA, y comandante de la 30ª Zona Militar, en Tabasco- tierra natal y zona de influencia política de Andrés Manuel López Obrador- durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Desde 2010, a su hermano Pedro Radilla Suástegui se le señala en el expediente AP PGR/SIEDO/UEDICS/112/ 2010 de la Procuraduría General de la República (ahora Fiscalía General de la República) como uno de los funcionarios del estado de Guerrero cómplice de los Beltrán Leyva.

De acuerdo a un testigo protegido de la PGR que trabajó para el Cartel de los Beltrán Leyva en 2007, cuando estaba en funciones el gobernador de Guerrero Zeferino Torreblanca, emanado del Partido de la Revolución Democrática, Pedro Radilla Suástegui era su jefe de escoltas y a través de él el narcotraficante enviaba amenazas y advertencias al gobernador Torreblanca.

«A mí me lo contó directamente Arturo. Neutralizaron al convoy de Zeferino, neutralizaron a toda la gente y Arturo personalmente se subió al carro de Zeferino Torreblanca y le dijo: «Está muy fácil, ¿o agarras un millón o agarras plomo? Tú me vas a decir”, narra Celeste en el testimonio que me dio.

La afirmación hecha en enero de 2022 se confirma con el contenido del expediente AP PGR/SIEDO/UEDICS/112/ 2010. Ahí el testigo de la PGR afirma ser colaborador de Edgar Valdez Villarreal alias «La Barbie”, uno de los principales socios de los Beltrán Leyva. En aquel entonces, el testimonio parecía aislado, pero coincide exactamente con el de Celeste: «Me consta que a principios del mes de agosto de 2007 me encontraba en la ciudad y puerto de Acapulco, en una de las casas de seguridad de Arturo Beltrán Leyva en el fraccionamiento Las Brisas. Ahí, aproximadamente a las 21:00 horas, recuerdo que era viernes, llegó hasta la casa el jefe de escoltas de Zeferino Torreblanca, gobernador del estado de Guerrero, de apellidos Radilla Suástegui, y estuvo aproximadamente una hora platicando en privado con el capo Arturo Beltrán Leyva, para después retirarse.

Anabel Hernández.
Anabel Hernández.

Al retirarse, Radilla Suástegui saludó a varios miembros de la escolta del capo Arturo Beltrán, entre ellos a Roberto, alias el R (Roberto Acosta Islas), secretario particular y contador de Arturo Beltrán Leyva. Recuerdo que Roberto le dijo a Radilla: ‘Dile al pinche góber que no se pase de verga, que se ponga a la orden con el jefe, porque si no se lo chinga’, y Radilla con voz baja contestó: #No se preocupe, señor, en eso ando’. Después el R se despidió de él diciéndole: ‘Ándele, compa, ahí estamos pendientes’.

Después, ese mismo día, al platicar con Edgar Valdez Villarreal, me comentó que varias veces los sicarios de Beltrán Leyva habían parado la camioneta del gobernador cuando transitaba en la carretera de Acapulco a Chilpancingo, y que lo habían parado varias veces para obligarlo a que cooperara con el cártel y se pusiera a su servicio”.

Ahí termina el testimonio dado a la PGR. Años después, en 2019, Pedro Radilla Suastegui llegó como Coordinador Estatal en Guerrero de la Policía Federal, la misma entidad en la que según el expediente de la PGR había colaborado para el crimen organizado.

Salvador Cienfuegos

El polémico general Salvador Cienfuegos es otro de los hombres de poder que Celeste menciona en su testimonio. El militar fue comandante de la IX región militar, ubicada en Acapulco, Guerrero, de 2005 a 2007, cuando la bahía era una de las sedes principales del grupo criminal de Arturo Beltrán Leyva.

«El general Cienfuegos estaba con el grupo de Arturo”, afirmó Celeste. «Una vez, en una de tantas idas a Acapulco, me acuerdo de que lo mencionaron, dijeron Cienfuegos, el apellido. Alguien del grupo le preguntó a Arturo: ‘¿Cómo te fue en la junta con Cienfuegos?’. Él (Arturo) había estado con el general y otra persona, dijeron ‘el empresario’, pero no mencionaron el nombre.

Arturo dijo que todo bien. Estaba Junior- un colaborador del narcotraficante-, y le dijo: ‘Es que Cienfuegos te es leal. Dice un amigo que estaba aquí en la región que ahora es pez grande’. Cuando hablaban de Cienfuegos, se referían a él con respeto…”, añadió Celeste.

Cienfuegos es un hombre muy cercano al hoy titular de la SEDENA. Tan es así que fue él quien presionó a AMLO para lograr la repatriación de Cienfuegos luego de que en 2020 fue detenido en Estados Unidos, acusado por una corte federal de haber protegido a una célula de los Beltrán Leyva cuando fue titular de la Defensa Nacional durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018).

AMLO festejó su detención, pero a los pocos días se mordió la lengua y tuvo que cambiar de discurso. Irónicamente, el 11 de octubre le dio una condecoración. Los cargos contra él en Estados Unidos no fueron desestimados, sino fueron retirados por cuestiones políticas por la presión del gobierno de México que dijo iba a investigarlo. En vez de eso, sin investigación de por medio, fue en menos de un mes exonerado, mientras funcionarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos afirman que los señalamientos sobre sus conexiones con miembros del crimen organizado aumentan.

Pedro Haces Barba, el líder sindical, amigo de AMLO, Claudia Sheinbaum y los Beltrán Leyva

Entre los personajes que Celeste señala como parte del círculo de complicidades del Cartel de los Beltrán Leyva está Pedro Haces Barba, líder sindical de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), ex senador de la república por dicho partido en la LXIV Legislatura.

Durante el juicio llevado a cabo en Nueva York contra Genaro García Luna, Jesús Zambada García alias «El Rey”, hermano de Ismael Zambada «El Mayo”, afirmó que él y el Cartel de Sinaloa había tenido relación con Pedro Haces. Así quedo dicho en la audiencia llevada a cabo el 13 de febrero de 2023 y quedó plasmado en la transcripción oficial de la cual obtuve copia para mi investigación.

Sobre él, Celeste afirma que en 2016 tuvo un encuentro directo con Pedro Haces Barba y Raymundo Nogueda, entonces candidato a la gubernatura de Guerrero por el Partido Encuentro Social. Nogueda era amenazado de muerte por Clara Laborín, ex esposa de Héctor Beltrán Leyva, quien luego de su arresto por órdenes de él tomó las riendas del Cartel de los Beltrán Leyva. Raymundo logró concretar una cita con Clara y el intermediario fue Haces Barba.

«Ellos trabajaban juntos porque Clara me lo dijo a mí”, afirmó Celeste en su testimonio.

-¿Qué te dijo Clara?- le pregunté.

«Que Pedro estaba colaborando con ella en los negocios que estaban haciendo en Acapulco”. 

Haces había sido miembro del PRI, pero ahora es militante de Morena. Al menos desde la campaña presidencial del 2018 hay una documentada cercanía con AMLO, lo apoyó en su campaña política, fue visitante distinguido en Palacio Nacional donde sostuvo reuniones con el presidente. Ahora apoya el proyecto político de Claudia Sheinbaum, la aspirante de Morena a la Presidencia de la República. Se reunió con ella el 11 de octubre. Haces Barba publicó la foto abrazado a ella en sus redes sociales y presumió «¡Gran encuentro con mi amiga Claudia Sheinbaum! La CATEM seguirá trabajando de la mano con la Transformación de México”.PUBLICIDAD

Omar García Harfuch, formado en el «cartel de narco policías” de García Luna

Uno de los capítulos del libro lo dedico a Linda Cristina Pereira, esposa del narco policía Genaro García Luna, quien fue Secretario de Seguridad Pública Federal en el sexenio de Felipe Calderón. Desde un año antes de ser declarado culpable de narcotráfico y complicidad con el Cartel de Sinaloa y los Beltrán Leyva, ya Celeste me había descrito la intensa relación basada en la corrupción que Arturo Beltrán Leyva había forjado con García Luna y su equipo más cercano. Sus dichos reconfirmaban mis investigaciones de más de una década y aportaba nuevos detalles.

Además de García Luna había otra persona clave al servicio de los Beltrán Leyva, Luis Cárdenas Palomino, del que Celeste tuvo noticia gracias a que el capo se comunicaba con los jefes policiacos usando el altavoz, por lo que ella y miembros de la organización criminal se enteraban directamente del entramado de corrupción.

Fue tal la coincidencia del destino que Celeste terminó habitando en el mismo condominio que la madre de Cárdenas Palomino, Pilar Palomino, solía usar en Acapulco. Y después de la muerte de Arturo Beltrán Leyva ocurrida en 2009, se casó con un Policía Federal adscrito a Guerrero, y su jefe era García Harfuch.

Durante el juicio contra García Luna, la fiscalía en NY reconstruyó ante el jurado nombre por nombre la estructura del «cartel de narco policías” que comandaba el acusado. Ahí quedó plasmado el nombre y la foto de Cárdenas Palomino como segundo al mando del grupo corrupto, al mismo nivel que Ramón Pequeño García, otro jefe policiaco de la SSP. Ambos coacusados con García Luna de narcotráfico en NY.

Uno de los pupilos y protegidos de Cárdenas Palomino desde 2008 ha sido Omar García Harfuch, ex Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México hasta hace pocas semanas. Muy cercano y protegido de la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum. El alumno del «cartel de narco policías” quiere ser candidato de MORENA para contender por el gobierno de la Ciudad de México y el partido de AMLO le da cobijo pese a su negro historial.

García Harfuch entró en la PF el 1 de septiembre de 2008, llevado por Cárdenas Palomino. Apenas tenía la preparatoria terminada, no pasó ni de noche por la academia de policía y no contaba con ninguna preparación en la materia, excepto que su padre Javier García Paniagua había sido un jefe policiaco corrupto.

Ya en diversos artículos en este espacio he señalado la veloz carrera policiaca que hizo de 2008 a 2012, no por eficacia sino por ser parte del grupo cercano a Cárdenas Palomino, quien firmó directamente todos sus ascensos y ordenó todas sus comisiones. Están los documentos que lo prueban. Y he documentado su nivel de responsabilidad en la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, además de que su nombre aparecía en la lista de contactos de Sidronio Casarrubias, acusado de ser integrante del grupo criminal de Guerreros Unidos y cuyo hermano, Adán Casarrubias Salgado, fue extraditado a Estados Unidos en 2022 acusado de narcotráfico.

Cercanos a Cárdenas Palomino que conocieron a Omar en aquellos años, recuerdan que en un inicio la mayoría del tiempo fungía como su «valet” y estaba con él todo el tiempo. Desde aquellos años, Cárdenas Palomino tenía frecuentes reuniones con los Beltrán Leyva en la Ciudad de México para recibir dinero.

En la SSP, García Harfuch reprobó los exámenes de confianza indispensables por ley para continuar en la institución, y se determinó que no cumplía con el perfil para estar en la policía.

No solo se sospechó que tuviera nexos con la delincuencia organizada, sino que la UAI señaló en su evaluación que «su rendimiento intelectual se encuentra ubicado en el rango inferior al término medio”; realizaba constantemente cateos sin orden judicial con el conocimiento de sus superiores, cometía abusos en las detenciones, y presentaba ineptidud e ineficacia en su gestión como suboficial.

García Harfuch tuvo que ser despedido, según lo solicitó la UAI, pero Cárdenas Palomino lo protegió, impidió su salida. Una buena ‘inversión’. Cuando terminó el gobierno de Calderón, García Luna y Cárdenas Palomino se retiraron de sus cargos, pero dejaron una red de policías de confianza que continuaron ascendiendo gracias a que contaban con apoyos en el sexenio de Enrique Peña Nieto: Tomás Zerón, el tristemente célebre titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC)  que mintió y torturó para ocultar la verdad en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala en 2014, y Humberto Castillejos, Consejero Jurídico de la Presidencia y pariente político de Cárdenas Palomino.

García Harfuch quedó incrustado en el sistema policiaco, em 2016 sustituyó a Zeron en la AIC donde le cubrió las espaldas.

No ha roto con aquel grupo de policías corruptos con el que trabajó. Al contrario, los nexos se han fortalecido. En todos los cargos que ha ocupado ocupando, invariablemente se ha hecho acompañar de la gente más cercana a Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, ambos principales operadores de García Luna.

En la investigación de «Las Señoras del Narco” revelo algunos nombres:  Francisco Almazán Barocio, brazo derecho de Pequeño García desde los tiempos de la Agencia Federal de Investigaciones cuando ya protegían al Cartel de Sinaloa. Cuando García Harfuch llegó a la AIC lo nombró director de área, y cuando al inicio del gobierno de Sheinbaum fue nombrado Jefe de la Policía de Investigación en la Fiscalía de la CDMX se lo llevó con él. Al irse como titular de la SSC en 2019, dejó en su lugar a Almazán Barocio en la Fiscalía.

García Harfuch nombró coordinador general de la Universidad de la Policía de la Ciudad de México a Luis Octavio Encarnación Pedraza, alias Chong, muy cercano colaborador de Cárdenas Palomino desde la SSP federal en 2008. Pedraza se ha movido con García Harfuch a todas las oficinas de gobierno a donde ha ido.

Héctor Elizalde Mora, a quien puso en la subsecretaría de Inteligencia de Investigación Policial de la SSC, es muy cercano a Armando Espinosa de Benito, otro de los jefes policiacos corruptos de la AFI y la PF, señalado en el juicio contra García Luna de ser parte del «cartel de narco policías”.

También ha incluido en su equipo a Emilio García Ruiz, quien fue brazo derecho de Espinosa de Benito. Fue parte del equipo más cercano de García Harfuch en la AIC y se fue como su asesor en la SSC de la Ciudad de México. García Ruíz fue secretario de Seguridad Pública de Chihuahua entre 2020 y 2021, y antes de que García Harfuch renunciara para buscar ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México se afirma que García Ruíz había regresado a la SSC.

En 2020, los dos escoltas que acompañaban a García Harfuch y murieron en el ataque en su contra, presuntamente orquestado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, eran Edgar González Ortiz y Rafael Ocampo Alegría. Ellos habían sido fieles escoltas de Cárdenas Palomino desde la SSP y cuando él se fue, se quedaron trabajando con García Harfuch en todos los puestos que ocupó. 

Patricia Herrera Rodríguez es otra incondicional de Cárdenas Palomino. Estaba en su secretaría particular cuando él trabajaba en la AFI, y luego lo siguió a la PF. Trabajó con Cárdenas Palomino en la empresa Adamantium Private Security Services, del Grupo Salinas. Regresó a la PF con García Harfuch en 2015 y se quedó ahí hasta 2017. Cuando García Harfuch fue designado titular de la SSC en la CDMX, la nombró su coordinadora general de asesores.

Si uno busca conocer las causas de por qué, pese a que en el presente siglo han gobernado a México tres partidos políticos aparentemente diversos entre sí, PAN, PRI y MORENA, el sistema criminal prevalece intacto, es importante entender que algunos de los integrantes o cómplices de ese sistema se siguen reciclando impunemente hasta hoy.

Fuente: https://www.dw.com/es/las-se%C3%B1oras-del-narco-revelaciones-inc%C3%B3modas/a-67153906

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