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Burdeles en las casas de té: así se rompieron las defensas anti Covid de Taiwan | El Mundo

Los Centros para el Control de Enfermedades creen que el nuevo brote se extendió desde estas cafeterías del barrio rojo de Wanhua (Taipei), burdeles camuflados en los que trabajan mujeres de países extranjeros

Soldados con trajes de protección desinfectan el barrio rojo de Wanhua. REUTERS

LUCAS DE LA CAL / Corresponsal Asia / EL MUNDO

Después de más de un año de tranquilidad, de vida prácticamente normal, de convivir con elogios internacionales, no es sencillo empezar desde cero. Como si todos los esfuerzos no hubieran servido para nada. Hasta mayo, la pandemia había dejado en Taiwan menos de 1.200 contagios y 12 muertes. Hoy, la cifra de infecciones supera las 4.000. En 20 días han pasado de tener menos de cinco nuevos positivos diarios a más de 300.

Nadie esperaba en Taiwan que llegara por sorpresa el peor brote que ha vivido la isla desde el comienzo de la pandemia. Se cree que saltó a la comunidad a finales de abril desde tripulantes de aviones de carga y un hotel del aeropuerto de Taipei que no cumplió los protocolos de cuarentena porque no separaba a los huéspedes de los tripulantes.

Pero los Centros para el Control de Enfermedades de Taiwan están convencidos de que el brote realmente se extendió desde las casas de té del barrio rojo de Wanhua, en Taipei. Algunos de estos lugares son cafeterías y karaokes. Otros, en realidad, son burdeles camuflados donde los clientes pasan la noche en compañía de mujeres, muchas de ellas migrantes que se encuentran en una situación irregular en Taiwan. En China tienen su equivalente en los falsos karaokes: el cliente puede escoger a una chica para que le entretenga durante una noche de fiesta. Únicamente si la chica accede y se pone sobre la mesa una cantidad de dinero convincente, la noche puede acabar en una cita en la intimidad de algún dormitorio.

Según el diario Taipei Times, más de 100 casas de té con «servicios de azafatas» operan en Wanhua, aunque la mayoría de estos locales están registrados como restaurantes. «Las autoridades han comenzado una investigación sobre el presunto comercio sexual en las casas de té de Taipei, ya que los establecimientos atraen mayor atención después de que fueron vinculados a un grupo de infecciones por Covid-19 en el distrito de Wanhua», dice el artículo. «En los últimos años, los funcionarios han dicho que ha habido un aumento en el número de mujeres de países extranjeros como China y Vietnam que trabajan como azafatas en casas de té, algunas de las cuales brindan servicios sexuales», continúa.

En los últimos 10 días, cerca de 900 personas de Wanhua dieron positivo. Al menos 516 de estos casos están vinculados a las casas de té. «Estos lugares comenzaron a aparecer después de que el entonces alcalde de Taipei ordenara el cierre de los burdeles en 1997», cuenta un policía taiwanés al diario South China Morning Post. «Debido a que varias de estas casas de té son una fachada, la mayoría de las azafatas no están dispuestas a tomar las pruebas de Covid por temor a ser detenidas y multadas».

Algunas de estas mujeres también son víctimas de trata, obligadas a prostituirse. No tienen documentación y su identificación no consta en los registros oficiales. Por ello, después de que se identificaran las casas de té como una de las principales fuentes del nuevo brote, las autoridades se enfrentaron a la dificultad de poder localizar a algunas mujeres que trabajan en esos lugares. Como rezaba un anuncio emitido el pasado miércoles: «La policía está tratando de localizar a 27 azafatas extranjeras de salones de té».

Hace un mes, en algunos sitios de Taiwan lo raro era ver a gente con mascarillas. Un cierre temprano de sus fronteras, buenos programas de rastreo heredados de la anterior crisis del SARS, prohibición de entrada a turistas extranjeros y cuarentena obligatoria para todos los taiwaneses que regresaban a casa, fueron medidas que funcionaron tan bien que, cuatro meses después del comienzo de la pandemia, la isla ya tenía rachas de semanas sin ningún caso de contagio local.

UN OPTIMISMO PRECIPITADO EN PAÍSES ASIÁTICOS

«Taiwán tuvo un gran éxito en la lucha contra el Covid en los primeros días de la pandemia y emergió como un país con uno de los recuentos de casos más bajos del mundo. Sin embargo, la llegada sin precedentes de una importante propagación comunitaria ha desafiado la viabilidad de la política de cero Covid que había perseguido desde el principio», explican los analistas Wayne Soon y Honghong Tinn en The Diplomat. «Confiadas en que Taiwán podría contener el virus como había hecho con pequeños grupos durante el año pasado, las autoridades optaron por no promulgar un bloqueo. El Gobierno se basó en su estrategia probada de enmascaramiento universal, fumigación generalizada, pruebas selectivas y cuarentenas. Sin embargo, el crecimiento exponencial sugiere que las políticas existentes pueden ser inadecuadas para combatir una transmisión comunitaria».

El ansia de buenas noticias y las ganas de contar lo bien que lo hacen unos para retratar la mala gestión de otros, apresuró historias de éxito durante la pandemia que luego demostraron ser demasiado prematuras.

Ocurrió en India. Empezó muy bien y ahora está luchando contra la más devastadora ola de coronavirus que el mundo ha visto. Algunas de las efectivas recetas asiáticas que se exponían a finales del año pasado han caído en la recta final por el déficit de vacunas. Sin severos bloqueos ni grandes confinamientos, hay ejemplos como el de Japón, que ha tenido que decretar el tercer estado de alarma en más de una decena de prefecturas para que la situación no se descontrole a dos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio.

Singapur, señalado en las listas mensuales de Bloomberg como el mejor país para vivir durante la pandemia, está en un nuevo confinamiento porque los contagios se han duplicado. En Malasia los hospitales están desbordados. Y en Nepal, donde se están quedando sin oxígeno por el aumento de casos, hasta han tenido que cerrar las excursiones al Everest porque ha habido brotes en el techo del mundo. En toda la región, sin contar las islas del Pacífico, sólo China resiste y mantiene un ritmo de vida similar al que había antes de la pandemia.

Mientras que en Occidente están arrinconando al Covid, en Asia van a la inversa, rezagada en las campañas de vacunación y con una gran crisis en el suministro de estos sueros. En India e Indonesia, por ejemplo, sólo el 3% de su población está inmunizada. En Filipinas la cifra baja al 0,6%. En Taiwan, apenas supera el 1%. Esta nación a 130 kilómetros de la costa de China continental vivía una situación tan calmada que los taiwaneses eran reticentes a vacunarse. Sin destacados contagios locales y sin poder salir de sus fronteras porque luego debían cumplir una cuarentena al volver, la población no tenía ninguna prisa por inocularse las dosis. Una encuesta de YouGov, una compañía internacional de análisis de datos, encontró a principios de mayo que sólo el 40% de los taiwaneses iban a acudir a recibir las dosis.

El brote se ha disparado tan rápido en Taiwan porque ha encontrado un territorio prácticamente virgen en inmunidad. La isla había recibió sólo 300.000 dosis de la vacuna AstraZeneca antes de mayo. El pasado miércoles llegaron otras 400.000 dosis enviadas por COVAX, el mecanismo creado por la OMS para que las naciones con ingresos más bajos puedan recibir vacunas de manera gratuita.

Desde Pekín, que consideran a Taiwan una más de sus provincias, han ofrecido a Taipei las vacunas de cosecha propia. Pero Taipei acusa a China de ensuciar la situación en la isla con noticias falsas sobre el brote. El sábado, el viceministro del Interior de Taiwan, Chen Tsung-yen, dijo que habían «sentido claramente» el peligro que representa la propaganda y la desinformación de su vecino. Chen enumeró varios ejemplos de lo que dijo que eran noticias falsas que circulaban en línea, incluido que la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, se había infectado y su contagio estaba siendo encubierto por las autoridades.

Taiwan ha reportado este lunes 334 nuevos casos locales y seis fallecidos. En total, suma 4.322 contagios y 23 muertos. El Gobierno de Tsai subió el pasado fin de semana el nivel de alerta en las ciudades de Taipei y Nuevo Taipei, aunque sin llegar al bloqueo. Las nuevas medidas requirieron la vuelta al uso obligatorio de mascarillas en el espacio público, límites de no más de 10 personas reunidas al aire libre y no más de cuatro en espacios cerrados. Se cerraron restaurantes y bares. Las universidades volvieron a impartir clases online como ya hicieron a principios del año pasado y se suspendió la entrada de ciudadanos extranjeros (salvo que tengan permiso de residencia en vigor) y el tránsito de pasajeros.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2021/05/25/60ab5be9fc6c83cd388b4659.html

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