La personalización de productos es una tendencia que viene pisando fuerte desde hace tiempo. Ahora ha llegado al mundo de las fragancias.
ESTRELLA ARIZA / VANITY FAIR
Es común la necesidad de encajar en un grupo con el que nos identificamos, sentirnos integrados. Paradójicamente, también queremos destacar entre la multitud y ser únicos y diferentes. De este pensamiento cada vez más generalizado surge la tendencia de la personalización, que va desde sudaderas con las iniciales de nuestro nombre bordadas hasta una crema facial que cubra las necesidades específicas de nuestra piel. ¿Cómo es esto posible? Gracias a la Inteligencia Artificial (IA).
Un ejemplo: a principios de este año L’Oréal presentó Perso, un sistema de inteligencia artificial que representa lo último en personalización de belleza. Se trata de un dispositivo que analiza la piel del usuario, realiza una evaluación ambiental, permite introducir preferencias respecto a la textura de la crema o los problemas que más les interesa tratar (manchas, arrugas…) y a partir de estos datos crea un producto totalmente personalizado.
Aunque suene a ciencia ficción, la IA forma ya parte de nuestras vidas y ha llegado también al sector de la perfumería con herramientas como Carto, del diseñador suizo Givaudan Fragrances, que ayuda a los perfumistas a crear fragancias proponiendo posibles combinaciones a través de aprendizaje automático. Obviamente, esto agiliza el proceso de elaboración de perfumes, ahorrándole una cantidad valiosísima de tiempo al nariz.
El universo del perfume, ya fascinante en sí mismo, permite a sus creadores y a sus usuarios experimentar con las aromas de forma casi ilimitada, hasta dar con una que encaje con su idea, su personalidad o su estado de ánimo. Y si tenemos en cuenta que el olfato es el sentido a través del cual más momentos recordamos, ¿qué mejor forma de hacerlos inolvidables del todo que creando un aroma propio?
Otros que han entendido las ventajas son Symrise, casa de fragancias alemana que ha ido un paso más allá al asociarse con IBM Research para crear su propia herramienta de IA: Philyra. Estas máquinas no pueden oler, por lo que los olores son codificados, junto con requisitos que deben cumplir como producto de belleza, tomando como ejemplo champús o cremas para la piel, además de añadir cuáles son las proporciones adecuadas de cada ingrediente. La ventaja es que la máquina aprende como lo hace un perfumista, pero no olvida nada, con lo que va creando una base de datos prácticamente ilimitada.
En España, esta asombrosa tecnología ha llegado de la mano de la start-up catalana Noustique y su proyecto The Alchemist Atelier, que trae a nuestras casas la posibilidad de crear nuestro propio perfume personalizado. Este proyecto es el resultado de la colaboración entre Álvaro Suárez y Hugo Lasala y la multinacional de electrodomésticos BSH, con el apoyo y la experiencia de perfumistas de talla mundial como Fanny Bal, Juliette Karagueuzoglou y Nicolas Beaulieu. En su caso, el diseño de un perfume personalizado se hace con una app.
CORTESÍA DE THE ALCHEMIST ATELIER
Como cuentan a Vanity Fair, su aplicación permite al usuario combinar esencias con extrema precisión, pero siempre enfocado al lado creativo del proceso de creación del perfume, que es, al fin y al cabo, lo más divertido. Lo bueno de este tipo de proyectos (¿es que tienen algo malo?) es que da lugar a que la imaginación del cliente se expanda sin límites, con posibilidad de probar una y otra vez hasta dar con la fragancia que desee.
Además, según explican desde The Alchemist Atelier, se pueden elaborar las fragancias en formatos muy pequeños, como de 5 ml o 20 ml. Hasta ahora, nos veíamos obligados a consumir perfumes de una manera preestablecida, en frascos demasiado grandes o demasiado pequeños para nuestro gusto, que no nos permitían cambiar de fragancia con la asiduidad que nos gustaría. De esta forma, podemos encontrar el perfume perfecto para cada ocasión: para una determinada estación del año, para un tipo de cita o para crear un aroma que nos suba el ánimo cuando nos sintamos tristes.
CORTESÍA DE THE ALCHEMIST ATELIER
Pero esta tecnología no está pensada solo para el usuario final y su divertimento. También ha sido concebida para apoyar el trabajo de los perfumistas y facilitarles el trabajo. Desde The Alchemist Atelier cuentan que, de hecho, pretenden recuperar el concepto de “hecho a medida” con el que nació la perfumería, en la que era el cliente el que encargaba un perfume particular que un perfumista realizaba.
Pero no hay duda de que uno de los grandes atractivos de este avance tienen que ver con el cliente final, a quien permite convertirse en una especie de Jean Baptiste Grenouille, protagonista de la novela y su película homónima El perfume (sin su faceta de asesino en serie) que hacía fragancias de lo que quería debido a un olfato superdesarrollado. De ese modo, esas frases que alguna vez nos han dicho (“Esta camiseta huele a ti” o “Tu casa huele a ti”) adquirirán con estas herramientas muchísimo más sentido.
Fuente: https://www.revistavanityfair.es/lujo/belleza/articulos/asi-se-utiliza-la-inteligencia-artificial-en-el-mundo-del-perfume/49073