Por Luis Soriano Peregrina
Cerramos el 31 de diciembre del año 2021 en Puebla con el primer lugar con más homicidios en un solo día, seguidos de estados como Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Nuevo León, Estado de México, Sinaloa y Veracruz, entidades que se consideran como los estados más inseguros y violentos en México. Lamentablemente los números nos dicen otra cosa, pero esto no fue una tragedia de un día; la entidad poblana terminó el año con 3 mil 290 homicidios y una tasa de 49.98 por cada cien mil ciudadanos. Este 2022 lo iniciamos con un cuerpo embolsado y un probable homicidio de una mujer transgénero; dirán algunos, que por lo menos no fueron los once del día anterior, comentarios insensibles y carentes de empatía que surgen generalmente desde el pensamiento del privilegiado, que ve desde lejos lo que sucede en la verdadera sociedad.
Cerramos el año 2021 e iniciaron el año 2022 desesperados y violentados por el gusto y satisfacción de Eduardo Rivera Pérez de lastimar intencionalmente a casi mil familias, donde la cabeza de familia laboraba en el Ayuntamiento de Puebla y se les negó el pago de su aguinaldo y derechos irrenunciables, bajo argumentos contrarios al principio pro-persona, sumado a las cien familias que fueron castigadas por este mismo gobierno panista en complicidad con el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla, por lo que hizo la figura patronal en la administración anterior, motivando actos sistemáticos de violaciones a los derechos humanos de los trabajadores que fueron beneficiados con una plaza de base al “suspenderlos” (despedirlos) sin justificación.
Cerramos el año 2021 con un impuesto avalado por el Congreso del Estado de Puebla donde se cobrará en la mayoría de los municipios del estado un impuesto al alumbrado público, el cual que debería estar cubierto por las aportaciones que ya se realizaban al municipio, un impuesto que lo que traduce es la lógica neoliberal de “todos tienen derechos pero todos tienen que pagar por ellos, aquellos que no tengan el dinero para pagarlo, no tendrán el derecho para tenerlo”, es decir, los derechos en Puebla se han vuelto objeto de comercio. Ya tenemos que el derecho al agua y el saneamiento es un derecho que si no lo pagas te lo quitan, ya tenemos un derecho al alumbrado público que si no lo pagas no lo tendrás, y eso traerá como consecuencia no sólo que no tengas derecho al alumbrado público, sino que además sumará intereses, mayores costos y no podrás estar libre de gravámenes en otros derechos, lo cual puede motivar que te suspendan el servicio de la recolección de basura, de agua y saneamiento, etc., porque los Ayuntamientos siguen creyendo que suspendiendo dichos derechos la gente se verá obligada a que paguen derechos que finalmente son legales, pero ilegítimos.
A nivel estatal se seguirá cobrando un impuesto por tener vehículo. Toda vez que “eliminaron” la tenencia, necesitaban los gobiernos neoliberales del pasado seguir cobrando y entonces surge en Puebla desde hace algunos años el llamado Control Vehicular, y que para estar regular, tienes que pagarle a una empresa privada si tuviste fotomultas, porque esto no se lo pagas a Tránsito o a Seguridad Pública, ¡no, señoras y señores!, este es un negocio lucrativo de empresas privadas, todo como parte de modelos de negocios del neoliberalismo entre un gobiernos y privados. Lo anterior es sólo un ejemplo de muchos impuestos más, de muchas acciones, procesos y manuales que están legalmente establecidos para beneficiar el modelo de negocios perverso del neoliberalismo morenovallista, que tiene como cimientos para sus propios beneficios personales y materiales a la pobreza, el hambre, el desempleo, la corrupción y la delincuencia. Extraño lo que pasa a nivel estatal en Puebla, después del lamentable accidente de quienes encabezaban al morenovallato.
En Puebla votamos por desterrar al morenovallismo, votamos por no tener un gobierno neoliberal, que los funcionarios públicos que acompañaran a este gobierno fueran ajenos a ese modelo neoliberal y morenovallista perverso, corrupto y asesino; sin embargo, al parecer está siendo más difícil de lo que pensaban quienes hoy gobiernan, pues no están logrando desterrar esos modelos hechos para lastimar a quienes más lo necesitan, pues a pesar de que ya ha pasado la curva de aprendizaje hace ya un buen rato, nada han logrado ni avanzado, y pareciera desde afuera que en lugar de debilitarse, en realidad se está fortaleciendo este modelo que se encuentra incrustado aún muchos procesos, normativas, directrices, personas e intereses directamente vinculados al modelo neoliberal morenovallista, lo cual no solo está haciendo imposible que se logre instaurar un modelo distinto al que existe, sino que la tendencia no es favorable para los que vivimos en el estado de Puebla.
No se trata de las personas, sino se trata de los modelos, ideologías, acciones y políticas que se realizan. Tampoco es pensar que un partido político u otro es el ideal, sino en realidad lo que debemos de buscar es un gobierno para la gente, para la mayoría y no como siempre ha sido para unos pocos, para los cuates, para los socios. Está mucho en juego y no me refiero a la alternancia de políticos o partidos, me refiero a la pérdida de vidas, a la privación de derechos, a que el derecho a ser feliz es un derecho que se está volviendo inalcanzable; en romper con los falsos líderes de opinión privados y públicos que no están viendo por las mayorías sino por sí mismos; donde la simulación o la fotografía que revictimiza la pobreza sean la prioridad y no las acciones reales y de fondo.
Aún faltan tres años, pero es urgente en todos los niveles, que en Puebla tanto en los tres poderes del Estado, como en los 217 municipios, así como en las cámaras empresariales, las colonias y familias, un cambio de rumbo para que abandonemos el camino del mercenario, del perverso, del mentiroso, del violento, del corrupto, del delincuente con piel de virtuoso. Urge tomar una ruta distinta, una ruta de prevención de los derechos humanos, del combate a la corrupción, de hacer comunidad, de socializar, de fortalecerse desde lo más básico que es en casa.
Tal vez hoy que estamos en esta posición de privados y sin mucha o nada de influencia, nos veamos o sintamos ansiosos de no poder hacer nada, pero la realidad es otra. Los mayores y mejores cambios en el mundo se inician desde nuestro entorno más básico. Iniciemos con que todo lo que fuimos e hicimos ya fue, bueno, regular o malo. Hoy debemos damos la oportunidad de poder hacer las cosas distintas; por qué no a partir de hoy intentamos y luchamos por pagarle a la persona lo que te prestó antes de que te lo pida, respeta la opinión distinta a ti, aprendamos a no interrumpir a la gente cuando habla aunque pienses que está diciendo un disparate, porque tal vez el disparate está en lo que tu piensas, da las gracias cuando te ayudan y pide ayuda cuando lo necesites, aprende a tratar a todos de manera respetuosa, sean empresarios o personas sin hogar, pero también date tu lugar, y ante los malos entendidos, da el espacio suficiente para reflexionar si fuiste tú; se mal entendió o te han injuriado, habla del tema, respétate respetando a los demás al poner atención con quien te habla y no veas tu teléfono, se empático con quien la está pasando mal y aprende a escuchar y evita presumir tu riqueza, tus viajes o tus logros personales.
Este año 2022 no dependamos sólo de lo que haga un gobernante. El romper con las consecuencias del cambio climático, por ejemplo, en mucho dependerá también de nosotros, en lo que se pueda participemos, como no tirar basura en la calle, ahorrar el agua, etc.; pero debemos de exigir al poder publico y al poder económico ser empáticos y realizar tantas acciones de prevención y de reacción como sean necesarias para quienes están sufriendo por pobreza, por la discriminación, el desempleo, la violencia.
El camino no es en el asistencialismo clientelar, sino una reconstrucción de asistencia social con perspectiva de derechos humanos. Urge hacer de la Ley de Asistencia Pública y de la Ley de Derechos Humanos una sola ley que nos permita caminar en la ruta de no ver a las personas como objetos de comercio. Exijamos a las autoridades que asuman las agendas de derechos humanos, cumplan con los protocolos de dignidad y respeto para todas y todos.