‘Edificaciones paganas’ es el último lanzamiento de Fangoria. Hablamos con la cantante de su música, de la vida, en general y en particular, y de las ‘burbujas vitales’
JUANA LÓPEZ / VANITATIS
Olvido Gara, Alaska, es de esas artistas que da igual el número de veces que la hayas entrevistado. La experiencia siempre será diferente. En tiempos en los que impera lo políticamente correcto y de la cultura de la cancelación, verbaliza sus convicciones de manera inequívoca y sin eufemismos. La excusa en esta ocasión para encontrarnos con ella en el hotel Emperador de Madrid es el lanzamiento del EP ‘Edificaciones paganas’, segundo de los tres que habrá lanzado de aquí a final de año.
Nacho Canut y ella, o sea, Fangoria, publicaban este 4 de marzo cinco canciones nuevas y como single estrella ‘Mi burbuja vital’, que apela a la construcción de un «metaverso privado, un mundo virtual donde poder desarrollar una vida más interesante y aventurera que la que nos ofrece la realidad», según la nota promocional de su casa discográfica. Esta entrevista, por cierto, se produce unos días antes de la invasión de Rusia a Ucrania, así que ese asunto sí se nos quedó en el tintero. Sin embargo, ante la previsión de que vería la luz el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, abordamos con la cantante cuestiones como el feminismo, la brecha salarial y la lucha contra la desigualdad. Pasen y lean.
¿A qué edificaciones paganas rendirías tributo si tuvieras que quedarte solo con unas pocas?
No tengo manos para elegir tanto edificio pagano. Me va bien desde la arquitectura del desarrollismo español de periferia, que Nacho y yo tenemos esa filia, que no todo el mundo comparte, a un edificio Chrysler, a Benidorm, a Las Vegas, a México DF. Soy muy de gran metrópoli, no tengo ningún choque con ello.
Como cantaba Madonna en ‘Vogue’, «la belleza está donde la encuentras».
Así es, lo que tú mires es lo fundamental, no la visión de los demás.
Ahora que lo mencionas, este año has presentado el festival, que ha resucitado como Benidorm Fest. ¿Qué tal la experiencia?
¡Qué maravilla! Cuando me llamaron a finales de año, no les podía decir que la portada del disco era Benidorm y que la última canción era ‘Satanismo, arte abstracto y Benidorm’. Pasé diez días allí y no se lo podía decir a nadie, solo se lo comenté por lo bajo al alcalde, porque hubiera sido raro que saliera el disco y no lo supiera. Nacho y yo adoramos Benidorm, y hasta hicimos un documental allí que se puede ver en YouTube. De hecho, hemos grabado solo dos discos en directo y uno consistió en irnos al Benidorm Palace y movilizar a la gente para que fuera allí.
Todos los discos de Fangoria llevan una frase, a veces de ficción, de la Agrado -personaje de Antonia San Juan en ‘Todo sobre mi madre’- o del señor Spock -de la saga de ‘Star Trek’-, y otras de personas que están vivas. En este hay una de Mario Gaviria, que fue un sociólogo muy interesante, a quien conocí en la época en la que estudiaba en la UNED, y defendió siempre el desarrollo vertical en el turismo, como más igualitario. Le caían muy mal los jovencitos progres que buscaban la horizontalidad porque él decía que era menos sostenible. Fue un gran defensor de Benidorm, decía que él la hubiera propuesto como Patrimonio de la Humanidad.
Volviendo a Eurovisión… Era la segunda vez que lo presentaba, pero en este caso además estaba feliz porque fuera en Benidorm. Se me juntaba todo. Las semifinales estuvieron tan bien que hubo muchos favoritos, al menos cuatro o cinco que podrían haber sido ganadores, y eso hacía mucho tiempo que no pasaba. Va a ser un año en el que haber pasado por estas semifinales y la final va a ser bueno para todos los que han participado. No es como otros, que no sabías ni quiénes eran ni cómo era la canción.
¿No da un poco de pena que haya una polémica tan grande rodeando a la elección de Chanel Terrero y su canción, ‘SloMo’?
Sí. La polémica es una lástima porque no hay lugar para ella. Hay unas bases y son así. Que no te gustan, pues tal vez se puedan cambiar. Viví el año en el que votó el público y no fue Guille Milkyway con La Casa Azul. El voto conjunto debe seguir, entre un jurado y el público. No cambiaría eso, porque conozco las consecuencias de que alguien decida cachondearse de Eurovisión, que fue lo que pasó ese año -dice, en alusión a la elección de Rodolfo Chikilicuatre en 2008, que surgió como una iniciativa paródica del programa ‘Buenafuente’ en La Sexta.
‘Mi burbuja vital’ es el primer single de este EP y tú ya decías en una entrevista hace tiempo que tú te montabas la tuya propia con 12 años, con David Bowie…
¡Qué fuerte! Lo dije cuando lanzamos el disco anterior y no existía ni esta canción… La burbuja vital a estas alturas de nuestra vida no es más que la reafirmación en algo que llevamos diciendo desde que empezamos, que nosotros nos hicimos un mundo aparte, nosotros no vinimos a cambiar el mundo ni a imponer nada. Nosotros nos montamos un mundo paralelo, que cuando eres adolescente tiene mucho sentido, porque yo creo que todos lo hacen, pero ahora que somos viejos seguimos en ese mundo paralelo. Lo conseguimos.
Esto no significa que uno no se comprometa con lo que rodea…
No tiene nada que ver. El compromiso es personal, va con el carácter y las pequeñas acciones de cada día. Me quedo más con eso. Otra cosa es que a ti te interesa lo que te interesa. Yo no tengo ningún interés en cambiarte a ti ni en que tú me cambies a mí. Volvemos a ‘A quién le importa’, es una línea editorial de Nacho y mía desde que teníamos 14 años hasta ahora.
A veces hay que buscar el término medio para entenderte con los demás.
No necesariamente. Es que ni siquiera hace falta. Para empezar con tus padres, si tuvieras solo que encontrar lo que te une, no son tantas cosas como las que te desunen, o incluso con tus mejores amigos. Cuando eres adolescente, todo eso tiene muchísima importancia, los tuyos, los que se visten como tú, a los que les gusta el mismo cine y la misma música que a ti. Según vas creciendo, te vas dando cuenta de que es una chorrada porque hay gente a la que le gusta lo mismo que a ti que es una hija de puta integral y no por eso tienes que tenerles cariño. Y gente que no tiene nada que ver contigo, pero que es buena, que son amigos gratificantes.
En el videoclip de ‘Mi burbuja vital’ hacéis un homenaje a una época y una manera de hacer televisión, desde el ballet Zoom a Valerio Lazarov… Por cierto, que con tu look rubio pareces un híbrido entre Bárbara Rey y Raffaella Carrà.
¡Muchas gracias! Yo lo veo un poco Patty Pravo -la mítica intérprete de ‘Bambola’- y si lo traemos a ahora, un poco Ava Max. No entiendo a la gente que dice: «Es que eso me gustaba cuando yo era pequeño». Cuando eres pequeño se forja tu educación emocional y me doy cuenta de que no es la primera vez que usamos esto. En Dinarama, cuando presentamos ‘A quién le importa’ en ‘La bola de cristal’, decidimos hacer un pequeño ‘Señoras y señores’ -espacio de TVE que presentaron, entre otras, María José Cantudo, Victoria Vera y Pilar Velázquez- y tuvimos la suerte en ese momento de que la realizadora, Matilde Fernández Jarrín, encontró la maletita de Valerio Lazarov donde tenía todos los cristales que se proyectaban delante de la máquina para hacer esos efectos y los usamos. Hicimos como ocho canciones, un especial para el programa. Cuando (Juan) Gatti nos lo propuso, que fue idea suya, dijimos que claro y que cómo no lo habíamos hecho antes, coger directamente al ballet Zoom, incorporar sus imágenes.
En la segunda canción, ‘La pregunta del millón’, afirmáis que no hay que confundir el tedio con la pena. A veces nos pasa, ¿no?
A veces lo confundimos porque tenemos tedio con nosotros mismos, hay que reconocer que estamos hartos de nosotros mismos, y ese tedio te lleva a la pena, a una especie de pena que no sabes de dónde viene. Esa es la peligrosa, porque la que sabes de dónde viene es más fácil de manejar. ¿Yo qué soy, más de tedio o de pena? De ninguna de las dos… Igual soy más penosa que tediosa. ¡No sé! -dice, entre risas.
En tu caso has tenido la suerte de no aburrirte en tu trabajo y cuando vinieron las vacas flacas aceptaste trabajos que otros artistas quizás hubieran rechazado porque les parecían poca cosa…
A ver cómo lo explico… Si tú eres Spielberg y necesitas mil millones para hacer una película, es muy difícil que si no tienes financiación te pongas a hacer un super-8 con tus amigas. Lo entiendo. Pero si tú vienes del underground, como nosotros, estamos acostumbrados a que sin medios se hacen las cosas. Como lo que hacemos nos gusta, si no me llamas para dar un concierto, voy a la sala que en ese momento me pueda permitir y lo organizo. Y como eso, todo. Y más no porque no te da el día, porque se te ocurren mil cosas por hacer. Esto tiene que ver con no vivirlo solo como una profesión, sino como una afición por la que a veces te pagan mucho dinero y otras tienes que invertir para seguir haciéndolo. Y lo seguimos viviendo así.
‘No me da pena’, el tercer corte, tiene unas letras que me recuerdan un poco a las canciones de Paquita la del Barrio (‘Rata de dos patas’) o las más guerreras de Rocío Jurado (‘Ese hombre’).
¡Qué bueno! No lo habíamos pensado así, pero son grandes influencias en nuestra forma de entender las letras. Nosotros la canción la llevamos como Lou Reed en ‘Goodnight Ladies’, un poco de funeral de Nueva Orleans, esa cadencia. Pasa una cosa con ese tipo de letras, en el momento que las escribes y las cantas ya estás viendo, ya estás proyectando, pero es menos hiriente que Paquita. La puedes extrapolar a cualquier cosa, porque inicialmente puedes pensar que esa mujer le está hablando a una pareja, pero igual le está hablando a su entorno, al momento.
Iba a decir que son canciones de empoderamiento femenino, pero igual esta palabra ya está un poco manoseada por el uso excesivo.
Me temo que sí.
¿Por qué no se llega a consensos cuando se trata de definir el término ‘feminismo’ y acabamos muchas veces llevándonos las manos a la cabeza?
A mí me parece que feminismo como definición es muy sencillo, es creer en la igualdad de derechos y obligaciones, punto. Dentro de nuestra desigualdad, somos diferentes, a veces por suerte. Incluso somos diferentes entre nosotras y los hombres sois diferentes entre vosotros. Me parecen a veces más interesantes las diferencias que las cosas que te unen, como hablábamos al principio. ¿Por qué nos llevamos las manos a la cabeza? Por la idea de imposición. Porque tú me quieras imponer tu idea de lo que es ser feminista y yo te quiero imponer la mía.
Tengo la edad suficiente, lo cuento siempre, para haber vivido en México las quemas de sujetadores en el 68 y 69 con mi madre y mi abuela, que lo veíamos por la tele. Después llegó Madonna y se puso el sujetador por fuera y no solo se lo puso por fuera, sino que Gaultier se lo puso picudo y enorme. ¿Es Madonna menos feminista que Jane Fonda? No lo sé. Creo que el mensaje es el mismo, hago lo que quiero, como quiero, y en cuanto a las desigualdades, la brecha salarial, todas esas cosas… Yo no lo puedo hablar porque nunca he tenido un salario, nunca me han quitado un trabajo por ser mujer, ni por ser maricón ni por ser mexicana.
Vivo una realidad, que es la que me he buscado también, todo hay que decirlo, que es muy distinta a la de una determinada realidad. Las cosas no son para llegar al enfrentamiento, pero está muy bien que alguien que lo haya vivido me diga «yo trabajaba igual que Pepe López y cobraba la mitad» o «el puesto se lo dieron a él en vez de a mí». A mí me resulta raro, como muchas cosas, pero el mundo es raro y las cosas son cíclicas, vienen y van. Cuestionar que una mujer, como concepto, está más o menos capacitada para las cosas que un hombre como concepto no viene a cuento. Lo que viene a cuento es la individualidad. ¿Esa mujer está capacitada? Porque si está capacitada, adelante. Si no es así, no me la pongas delante por ser mujer. No, no, no.
Hace un tiempo Amaia Romero dijo que no había conocido más que directivos en su discográfica y que en los estudios de grabación las mujeres también brillaban por su ausencia. ¿Te ha pasado a ti?
Vamos a otro mundo, ahora voy al discográfico… Como te decía, la realizadora de ‘La bola de cristal’, Matilde Fernández Jarrín; la directora, Lolo Rico. Paloma Chamorro, directora de ‘La edad de oro’. Siempre he trabajado con mujeres y no lo he buscado. En el mundo discográfico, es verdad que no hemos tenido directoras hasta ahora, pero tampoco hemos tenido muchos heterosexuales o muchos homosexuales. ¿De qué vamos? ¿Porque un hombre esté en una discográfica ficha más chicas que estén buenas? Pues yo te diría que no, visto lo visto, porque a lo mejor fichan más tíos aburridos que hacen rock aburrido y visten de forma aburrida. Quizás una tía aburrida también va a seguir fichando a esos tíos aburridos que llevan ropa aburrida y hacen música aburrida. No sé si habría mucha diferencia.
En la canción ‘Del uno al diez’ dices que ‘solo te doy un tres’. ¿Qué le pides a una persona para que forme parte de tu entorno?
Que sea buena persona, que no tenga dobleces, que no sea demasiado vehemente con sus cosas, que si le pregunto ‘¿cómo estás?’ sepa que solo es un formalismo, que no hace falta que me cuente cómo está. Y que si me pregunta ‘¿cómo estoy?’ y digo ‘bien’ es suficiente. Respeto al espacio, a esa burbuja de la que forma parte.
Tú nunca has tenido problemas con la fama y eres muy ‘warholiana’ en ese sentido. Sin embargo, hay artistas que lo llevan regular, porque no entienden que igual hay un peaje que pagar por ser un personaje público.
Cuando las cosas las tienes sostenidas con un concepto es fácil porque puedes explicarlo. La fama la tengo sostenida por un concepto warholiano: no tengo conflicto con la fama desde antes de ser famosa. Me parecía lo más normal del mundo. Y cuando empecé a ser famosa, yo, que soy una tímida, imagínate… Es verdad que tiene inconvenientes y que es una invasión de un espacio vital, que si te estoy diciendo que se lo pongo a los demás… Pero no pasa absolutamente nada. No tengo conflicto, sí con la mala educación. Si la gente fuera educada, no habría ningún conflicto.
La última canción, ‘Satanismo, arte abstracto y Benidorm’, tiene unos arreglos que a mí me remiten a Augusto Algueró y Alfonso Santisteban.
¡Hombre, claro! Alfonso es el autor de la banda sonora de ‘El turismo es un gran invento’, película que, sin mencionarlo, porque se desarrolla en la Costa del Sol, hace homenaje al desarrollismo turístico de ese momento. Y tiene mucho del Julio Iglesias de las Trillizas, que es un momento muy concreto de Julio. Esta es una canción que en estos discos, que son tres, el tercero saldrá antes de que termine el año, el hilo conductor se ha convertido en ‘Satanismo, artes abstracto y…’. Primero fue rock and roll, ahora Benidorm y el siguiente ya se verá. La exposición en la que nos basamos para ese título hablaba de las relaciones entre satanismo y rock and roll en los 50, sobre cómo se demoniza lo que no se conoce: el arte abstracto, el rock and roll, el desarrollo vertical turístico… Esta canción será el intermedio musical para que yo me pueda cambiar de ropa en los conciertos.
Un claro ejemplo de ‘Cine de barrio’…
¡Es otro regalo!
Concha Velasco me dijo que estaba encantada de que fueras tú quien ocupara su lugar.
A mí me llamó, me pasó Mario el teléfono y me dijo: «Ponte, que es Concha». ¡Te mueres! Me alegro de que me haya caído esta lotería porque la gente que no te conoce… Si la gente se fuera a mi época de Los Pegamoides y leyera nuestras entrevistas… Si nos hubieran dado este programa a Los Pegamoides, lo hubiéramos hecho igual. Nosotros hemos sampleado películas del cine español, tenemos canciones y títulos de discos que son de ese cine español. Lo hemos defendido siempre. Lo conozco, lo defiendo, me gusta. Cada vez que tengo que revisar una película porque es la siguiente que vamos a poner, me divierte mortalmente. Conozco a los secundarios, sé quién ha hecho los decorados. Lo vivo, me encanta.
Este año has grabado tu primer dúo con tu marido, Mario Vaquerizo, la canción oficial de la Copa del Rey.
¡Sí! Nos falta ir a cantarla en directo a la final. Fue una sorpresa, no es un proyecto nuestro. Nos llamó la Federación Española y, como era por Navidades, pensamos que igual era una inocentada, como ha contado Mario. Luego nos explicaron que les gustaba que fuéramos nosotros porque no somos el prototipo de persona que todo el mundo asimile con el fútbol. Nos dijeron que querían dos personas que siendo futboleras no se asimilan con el fútbol y dan cabida a lo que es la Copa del Rey, la pluralidad desde los más grandes a los más pequeños. Así que la compusimos y la grabamos.
Pareces ‘la mujer que lo hace todo en España’. ¿Qué te queda?
¡Como la canción de Astrud! No me da más, no es porque no tenga ideas…
Fuente: https://www.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/2022-03-08/alaska-feminismo-fangoria-ep-edificios-paganos_3384656/