Daniel Craig, que sigue muy cotizado en el cine internacional, a pesar de renunciar a no volver a interpretar a James Bond
Manuel Román / Libertad Digital
El actor británico Daniel Craig, de cincuenta y seis años, ha sido el último en personificar en el cine al héroe de las novelas de Ian Fleming. Desde su renuncia a continuar interpretándolo después de su quinta película, «Sin tiempo para morir», de 2021, (aunque le ofrecieron cincuenta millones de dólares si aceptaba dos filmes más), su intención siempre fue elegir guiones con papeles totalmente diferentes. Tuvo ocasión de hacerlo meses atrás con «Queer«, que acaba de estrenarse en España, donde incorpora a un tipo misterioso que, huyendo de la justicia, se marcha a México, donde da rienda suelta a su homosexualidad y se enamora de un joven con el que en la pantalla sostiene apasionadas relaciones íntimas.
Para Daniel Craig lo importante no es el sexo que transcurre en esta historia, basada en una novela de William S. Burroughs, que en realidad contenía muchos aspectos autobiográficos. Hay en ella secuencias muy explícitas del galán con Drew Starkey, coprotagonista de mucha menor edad. Muy vinculado a la promoción de «Queer», ha sostenido Craig muchas entrevistas semanas atrás en las que insiste en que un actor ha de enfrentarse a situaciones que nada tienen que ver con su vida personal, que es su caso. De aparecer como gay drogadicto, Daniel Craig confiesa que en la vida real no es ninguna de las dos cosas. Si dice que no es adicto a la cocaína o a la peligrosa ayahuasca, podemos creerlo. En cuanto a que le gustan las mujeres, ya lo ha demostrado, al sostener unos cuantos romances y haber contraído matrimonio dos veces, la segunda con la mujer que sigue siendo su compañera.
Nacido en la localidad inglesa de Chester, en el seno de una familia tradicional, el padre propietario de una cadena de «pubs» y la madre profesora de arte, fue desde pequeño atraído por el teatro y ya con seis años debutó en una función infantil del clásico «Oliver Twist». En su juventud tuvo ocasiones de trabajar en teatros ingleses, aunque ello no le aportó sino confianza cuando ya dio el salto al cine con pequeños papeles. En realidad, hasta que no cumplió treinta y ocho años no fue un actor conocido. Y eso fue gracias a la primera de sus cinco películas como protagonista de la saga James Bond.
Hasta que le propusieron tan goloso papel, Daniel Craig no había sido sino un actor secundario. Salvo cuando Steven Spielberg le proporcionó ser uno de los personajes de «Berlín», cuyo guion reflejó en 2005 lo que sucedió en la capital germana durante los Juegos Olímpicos de 1972 en uno de los atentados terroristas más siniestros de la historia del deporte. Un filme de acción que le permitió a Craig demostrar su capacidad para interpretar a un tipo vinculado a tan terrible suceso. Y en él se fijaron los productores de la serie «James Bond» para proponerle ser el sustituto de Pierre Brosnan, quien ya por su edad, no era el adecuado para continuar siendo «el agente 007 con licencia para matar».
Daniel Craig, en principio, no se creía capaz de hacer de James Bond. Spielberg lo animó a serlo. Y también Brosnan. Con cierto miedo, aceptó el reto. De tal manera, aunque seguía sin convencerse del todo de cuanto debía interpretar ante las cámaras, con espectaculares secuencias de acción, llegó, como decíamos, a encabezar el reparto de cinco películas, a partir de «Casino Royal», en 2006, continuando hasta 2021, ya cansado, con «Quantum of Solace», que fue un medio fracaso, «Skyfell», la más taquillera, «Spectra» y «Sin tiempo para morir».
Puede resultar desconcertante, o paradójico, que pese al incuestionable éxito taquillero en casi todas las películas en las que «hizo de James Bond», hubo cantidad de espectadores que desaprobaron el modo con el que encaró ese personaje. Es posible que los productores recibieran muchas quejas al respecto, pero es que Daniel Craig tuvo amenazas de muerte, lo que como es natural le preocuparon. ¿Por qué esa inquina de cuantos acordándose de otros actores que encarnaron al personaje, como Sean Connery, la tomaron con Daniel Craig? Les caía «gordo», como se dice. O «no daba el tipo».
Daniel siempre había cuidado su físico, desde sus años juveniles cuando jugaba al rugby. Como en todas las secuelas de «James Bond» estaba obligado a mantener continuas peleas, recordaba que siendo camarero en un bar, antes de dedicarse profesionalmente al teatro, al cine y la televisión, presenciaba no pocas broncas tras la barra, lo habitual en las tabernas. Pero hubo de practicar muchas escenas violentas con adecuados entrenadores y mantenerse siempre físicamente en forma por exigencias de su personaje. Procuraba que no lo doblaran siempre en secuencias arriesgadas, y así resultó que en uno de esos rodajes sufriera un percance que lo obligó a ser intervenido quirúrgicamente.
Durante esos quince años interpretando al agente 007, Daniel Craig unas veces detestaba ese papel pero otras reconocía que gracias al cuál era conocido en todo el mundo y ganaba por película en dólares veinte millones. Y ya hemos contado que en moneda norteamericana le llegaron a ofrecer ocho veces más si accedía a rodar un par de secuelas. Por cierto, de los otros cinco actores que fueron James Bond, Daniel siempre sostiene que el mejor de todos era Sean Connery. Como anécdota, de esos seis, el de menor estatura fue él, Craig, que mide un metro y setenta y ocho centímetros.
«Héroe – reflexionaba – no era para mí James Bond, sino mis dos abuelos que combatieron en la II Guerra Mundial. Y hay cosas del personaje que no van conmigo, porque es un machista, y yo no lo soy. Además, siempre está con lo del Martini no mezclado sino agitado, y a mí lo que me gusta es un buen vaso de vino».
Seductor lo ha sido Daniel Craig, sin llegar a las conquistas «jamesbondianas». Y así tuvo ligues con llamativas bellezas, caso de las actrices Heike Makatsch, alemana, Sienna Miller, la conocida modelo Kate Moss, la productora de cine Satsuki Mitchell… Se casó por primera vez con la actriz Fiona London, en 1992, a la que conoció durante el rodaje de «Dream House», tuvieron una hija, divorciándose en 1994. Su segunda y última esposa ha sido Rachel Weisz, cuyo enlace tuvo lugar en 2011, padres de una hija. Con ella continúa casado.
Daniel Craig tuvo una época en la que la prensa lo calificaba como «símbolo sexual». Él nunca he hecho caso de tales comentarios, pues aun aceptando ser un hombre atractivo cree con toda la razón del mundo que un actor no puede siempre vivir de su físico. Lo que sí cuida mucho es mantener la fama de elegante. Es tranquilo de carácter, justo lo contrario que en el cine. Donde, por cierto, siendo James Bond, sonríe poco, da la sensación de ser un tipo frío, seguro de sí mismo, calculador. Y que en sus aventuras en la pantalla figuraba siempre ser un vencedor inmune a la muerte mientras él se cargaba a cientos de enemigos, en pro de la paz y la justicia según los guiones que le tocaban en suerte, a veces sin que el espectador acabara por comprender a quiénes de verdad se enfrentaba un hombre solo, impasible ante los riesgos que corría.
De esas experiencias cinematográficas, hay una que sin necesariamente tener que asociarla al agente 007 pertenece por supuesto a la condición de héroe británico aclamado en Gran Bretaña. Por ello, como promoción de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, Daniel Craig fue elegido para compartir una escena de ficción nada menos que junto a la reina Isabel II, quien aceptó complacida ese papel. Imágenes que dieron la vuelta al mundo en las televisiones.
Daniel Craig, que sigue muy cotizado en el cine internacional, afronta en la actualidad papeles de otro cariz. En este año que empieza ya tiene otro cometido, el del detective Benoit Blanc en un filme de largo título: «Wake Up Dead Man A Knives Out Mystery», donde ya no será tan violento como en su pasado en la pantalla.