La imagen de un paciente en el suelo del Hospital La Margarita del IMSS en Puebla evidenció el colapso de sus servicios. Relatos de pacientes y familiares denuncian desabasto
Por NATALIA MORA / La Silla Rota
El nombre del Hospital General IMSS de Zona 20 La Margarita, ubicado en la ciudad de Puebla, se volvió tendencia luego de que se viralizara la imagen de un paciente en bata tirado en el piso. En tres meses, el hospital ha sido popular mediáticamente por su desabasto de insulina y por sufrir inundaciones o desperfectos en sus instalaciones tras las lluvias. Incluso hoy, cuatro personas quedaron atrapadas en el elevador del nosocomio.
Aunque después el IMSS desplegó una tarjeta informativa en la que aclaró que el paciente de la fotografía viral “decidió” acostarse en el piso y negó el uso de una silla o colchoneta mientras esperaba en el área de preparación de pacientes de primer contacto, La Silla Rota realizó un recorrido para averiguar la situación que viven día a día los pacientes atendidos en el citado lugar.
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Desde la entrada del hospital se apreciaba una multitud de familiares que visitaban a sus pacientes. Ahí se entrevistó a dos señoras que estaban de luto, pues acababan de perder a un ser querido en el hospital. Una de ellas negó declarar, pero la otra, Maritza, contó que ingresó a su familiar por insuficiencia renal crónica el 11 de octubre y que, dos días después, murió.
“Desgraciadamente aquí, en el caso de mi familiar, sí anduvo de servicio en servicio con interconsultas. Nadie se quiso hacer responsable ya por la gravedad del caso, y desembocó en esto, que igual lo sabíamos, se lo repito, igual lo sabíamos. No esperábamos, a lo mejor, una curación, pero sí esperábamos una mejor calidad de vida en el tránsito. La verdad, nunca pensé que esto se agravara tanto como para que mi familiar no saliera, nada más por una histerectomía”, comentó en entrevista con La Silla Rota. Su familiar falleció a los 39 años.
¿Qué ocurre en el Hospital La Margarita de Puebla?
Maritza explicó que buscaban un trasplante de riñón, pero los procesos fueron muy lentos desde el registro en la página en línea del IMSS. Luego, al buscar un donador de sangre, las reglas para seleccionarlos fueron estrictas: rechazaron a dos candidatos, uno por tener una caries en una muela y otro por usar vapeador.
Esta situación hizo que la familia de Maritza levantara una queja, pues el trato fue deficiente y, debido a la gran demanda de pacientes, faltaba personal.
“Mi familiar metió un oficio para que se le dijera qué era lo que estaba pasando, porque, francamente, nosotros, en el tiempo que estuvimos acá, sí hemos visto que la atención es deficiente.
«Yo he visto que, de repente, no hay tantos médicos residentes. Si los hay, a lo mejor la cantidad de pacientes es tanta que no es suficiente la cantidad de médicos para todo lo que tienen que hacer. Entonces, pues sí, nosotros estamos así como un poquito decepcionados de la atención. No sé, no sé, la verdad”, explicó Maritza.
Después, en el recorrido, se ingresó al área de Urgencias, donde se encontraron al menos unas 40 personas esperando ser atendidas. Los baños no tenían agua, jabón ni papel higiénico. Una silla de la sala de espera estaba prácticamente inservible y el techo se encontraba en muy mal estado. Había gente durmiendo mientras esperaba ser atendida.
Ahí, Rebeca, de 24 años, fue entrevistada. Estaba esperando a que su madre, María, de 56 años, fuera atendida debidamente por su problema de salud, pero los doctores aún no se ponían de acuerdo sobre el diagnóstico. María llevaba tres días en el hospital La Margarita y, en un día, apenas le habían dado un sándwich de comer a las dos de la tarde y, el resto del día, solo agua.
“El doctor de la mañana dice una cosa, el de la tarde otra y el de la noche otra. Entonces nos traen con que si es el diagnóstico o no es. Nos dicen que le está fallando algo y el de la tarde dice que eso no es, que es otra cosa. Mi mamá, dijeron que tiene pancreatitis aguda con necrosis. Y el doctor de la noche dijo que no quería la vesícula. El de la mañana dijo que sí tenía ambas cosas, pero que también el riñón”, señaló Rebeca en entrevista con La Silla Rota.
No solo ha habido retrasos, como en el caso del familiar de Maritza, sino que, además, Rebeca ha sufrido malos tratos por parte del personal de vigilancia y enfermeras.
“Pues las enfermeras siempre nos hablan horrible. Los vigilantes también. Por ejemplo, yo sé que hay horarios y a las cinco y media tenemos que salir de Urgencias. Pero, en lugar de que nos digan bien que hagamos el favor de salir, nos gritan y no nos dejan meter cosas. Nos sacan todo o nos quitan todo”, dijo Rebeca.
Sobrecupo dificulta una buena atención: personal médico
De manera anónima, personal médico del Hospital La Margarita explicó cómo es el otro lado de la moneda: guardias con más de 100 pacientes y casos graves todos los días.
“Desde mi experiencia, el personal del área de Urgencias (médicos, residentes e internos) siempre trata de brindar la mejor atención a los pacientes. Yo también solía escuchar muchas quejas del hospital La Margarita, pero no te das cuenta hasta que formas parte de él, que es un hospital con una demanda impresionante de atención médica y que, si en verdad se respetara el número de camillas que al menos el área de Urgencias es capaz de manejar, la atención sería aún mejor.
«Sin embargo, es el área que siempre trabaja a más del 100 % de su capacidad, donde se han llegado a censar hasta más de 100 pacientes, cuando su límite es de 45 camas”, comentó la fuente.
La Silla Rota consultó a autoridades del hospital vía WhatsApp para solicitar su postura frente a estas denuncias y quejas de los pacientes y sus familiares y la respuesta, por la misma vía fue solicitar el nombre y teléfono de la corresponsal, indicando que verificarían el caso.