¿Alguien se atrevería a considerar a este equipo como uno aliado de las causas de las mujeres luego de tantas y tantas pruebas de lo contrario?
Por Itandehui Rodríguez / Monólogos de Ménade
¿Han visto “The Morning Show”? Si no lo han hecho, se están tardando. Claro, si estas líneas las lee un acosador sexual, le recomiendo no hacerlo, confrontarse con ese espejo puede herir susceptibilidades. Pero si es Usted una persona decente, entonces prosiga con la lectura.
¿Cuales son las similitudes entre la serie de AppleTV y el Ayuntamiento de Puebla?
Aclaro, no me refiero a la administración de Pepe Chedraui, sino a la de Eduardo Rivera y su suplente, Adán Domínguez.
La trama de “The Morning Show”, serie protagonizada por Jennifer Aniston como Alex Levy y Reese Witherspoon como Bradley Jackson inicia con el acoso sexual que ejerce en contra de una subordinada el conductor principal de un noticiero matutino de gran impacto en Estados Unidos y que motiva su despido; éste escándalo afecta a la UBA, cadena por la que se transmite el programa.
La televisora, entonces, tiene que asumir los costos, reconocer el problema y tomar cartas en el asunto.
La similitud entre “The Morning Show” y la administración 2021-2024 del Ayuntamiento de Puebla radica en el costo que genera la comisión de delitos como el acoso sexual y laboral que no afecta sólo al victimario, sino también a la imagen de su centro de trabajo.
Este miércoles nos enteramos gracias al medio “Ni perra idea” de la denuncia que presentó Lucía, víctima de violencia por parte de Víctor N.
Los detalles del caso y lo que haya sucedido no son el centro de este texto y si quieren enterarse, les dejo la entrevista. El punto es que luego de tres años de la administración encabezada por Eduardo Rivera y Adán Domínguez, una constante fue la protección a violentadores sexuales y laborales.
Las denuncias fueron muchas y a lo largo de los tres años de riverismo, lo escandaloso, es que los casos de acoso sexual y laboral se dieron en todos los niveles. Lo mismo se registraron entre los altos mandos como entre el personal operativo.
En mayo de 2024, varias mujeres denunciaron a dos policías municipales, pues, a decir de ellas, fueron víctimas de extorsión, hostigamiento sexual y laboral.
El 17 de abril de este mismo año, Edurne Ochoa, ahora titular de la Unidad de Género del Congreso del Estado y entonces vocera del equipo de Alejandro Armenta, denunció la falta de seguimiento a dos casos de acoso sexual. Por cierto, de uno ellos, se dice que hubo dos negociaciones previas, hasta que el tercer señalamiento por fin motivó que se tomaran cartas en el asunto.
¿Por qué esperaron hasta el tercero? ¿Qué no saben detectar un problema cuando lo tienen enfrente?
¡Queda claro que no!
Y podríamos seguir enumerando y recordando los casos que se han hecho mediáticos. Pero… ¡agárrense! Porque los que no han llegado a las páginas de los medios de comunicación, son muchos más.
¿Ya se olvidaron del caso que se registró en el DIF y la terapeuta a la que acorraló un funcionario? No solo eso, le mostró el pene. ¿Dónde está la sanción? No existió, solo reubicaron al agresor.
Tan solo en junio de 2022, Alejandra Escandón reconoció seis casos entre acoso sexual y laboral y no habían cumplido ni el primer año en funciones.
¿De quién es la culpa que hoy sea público el caso de Lucía? ¡Por favor, no se atrevan a decir que de ella!
La respuesta es sencilla: de quien permitió que un copo de nieve se convirtiera en una avalancha.
En muchas ocasiones, en redes sociales, compañeras de la prensa han cuestionado a las mujeres integrantes del equipo de Eduardo Rivera. Estos reproches han alcanzado a su señora esposa, debido al silencio que guardaron y que siguen guardando ante estos casos.
Hace dos días escribí una columna titulada “¿Por qué sufre el mundo?” y en ella planteé:
“La presencia de mujeres en grupos o equipos de trabajo en los que se normaliza el maltrato, valida sus prácticas, aunque no sean partícipes activas de esto”.
Seguramente muchos dicen que soy “la loca de la vecindad”, pero no, no lo soy y les digo por qué, en mi columna del lunes también les compartí:
“¿Se imaginan a Domínguez presentándose en un evento, digamos… panista y dando declaraciones sobre su rechazo al acoso sexual? Por citar un ejemplo, cuando hipotéticamente (¿o no?) protegió a un acosador que trabajó en su oficina y a un par más en otras”.
Soy respetuosa de los tiempos de las víctimas pues es muy sencillo para la gente exigir que se denuncie inmediatamente despúes de ser víctimas de violencia.
Las víctimas están ahí, sobreviendo, luchando para que la vergüenza, el dolor, la impotencia y todo lo que produce la agresión de otra persona, se conviertan en coraje. Y entonces llega el día en el que, al hacer acopio de valor, surge la motivación para presentar una denuncia.
Hoy, seguramente el equipo de Eduardo Rivera y Adán Domínguez argüirá que hay una operación política en su contra y “guerra sucia”. Que es porque se encuentran a punto de elegir al nuevo dirigente de su partido en Puebla.
Asumir el costo de los errores que cometemos es alto, pero necesario. Aunque intenten hacerse pasar por víctimas, en realidad son victimarios, porque ser cómplices de estos personajes es callar; es creer que reubicar significa actura; es negociar por ellos. Eso es tan deleznable como el cometer el delito mismo.
Dice el director de noticias de la UBA, Cory Ellison:
“La naturaleza humana es sorprendentemente universal y universalmente decepcionante”.
¡Ya, dejen de decepcionar a Puebla, por favor!
Y antes de que se me olvide: ¡LA CULPA NO ES DE LAS VÍCTIMAS!
P.D. No se pierdan “The Morning Show”. Este comercial no está patrocinado.