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Kate Winslet, ni vieja ni gorda: planta cara a Hollywood y prohíbe que le retoquen arrugas y michelines | LOC

Kate Winslet, en ‘Mare of Easttown’.

LUIS FERNANDO ROMO / LOC / EL MUNDO

En la recurrente lucha entre David (estrellas de cine) y Goliat (Hollywood) siempre hay que tener un as bajo la manga para que la victoria sea del participante más débil. Si en la época dorada del cine Olivia de Havilland fue la primera en desencadenarse de los contratos draconianos de los estudios, actualmente es Kate Winslet (45) quien se ha rebelado contra los estereotipados cánones de belleza de una industria poblada de bótox, silicona, ácido hialurónico y cirugías que producen en cadena nuevas versiones de la muñeca Barbie.

Antes de alcanzar el clímax cinematográfico como Rose DeWitt, el amor de Leonardo DiCaprio (Jack Dawson) en Titanic (1997), la intérprete ya era pasto de las críticas sobre su cuerpo. Se hacían quinielas por ver qué dieta seguiría, cuál era su peso real, qué tallaba usaba… Fue el blanco perfecto para el ‘body shaming’ (avergonzar a alguien por su cuerpo) dentro de un negocio en el que la perfección ha de ser un mito alcanzable. Dar vida a la detective Mare Sheehan en la serie ‘Mare of Easttown’ de la plataforma HBO ha provocado que Winslet lance un grito al cielo a favor de la belleza natural.

En una entrevista con The New York Times, la ganadora de un Oscar por El lector (2008) y con un total de siete nominaciones a la estatuilla se negó a que retocaran el cartel promocional: «Sé cuántas arrugas tienen mis ojos, por favor, ponedlas de nuevo», y evitó que el director modificara digitalmente su cuerpo porque en una escena de cama se le veían los michelines de la tripa. Kate Winslet aboga por la belleza natural y un cuerpo voluptuoso. Al igual que su colega Olivia de Havilland, la inglesa tiene la suficiente influencia en la fábrica de sueños como para poder elegir cómo transmite su propia imagen.

Quererse por dentro y por fuera, independientemente de lo que refleje el espejo y contradiga los prejuicios, es el secreto para seguir evolucionando en el cine y la televisión. Es por ello que L’Oréal Paris le acaba de nombrar su portavoz a nivel mundial para transmitir la idea de que las mujeres han de creer en sí mismas. «La confianza en una misma es el poder. Nunca dudes de ti porque todas lo valemos», es el contundente mensaje que la estrella (imperfecta) que hasta la fecha se ha casado en tres ocasiones: con el asistente de dirección Jim Threapleton (1998-2001) con quien tuvo a su hija Mia Honey (20); el director Sam Mendes (2003-2010), fruto de cuya relación nació su hijo Joe Alfie (17) y en 2012 con Edward Abel Smith -sobrino del multimillonario Richard Branson- con quien ha tenido a su último hijo, Bear Blaze (7). Toda la familia vive en una suntuosa mansión del siglo XVII en West Sussex, uno de condados más conocidos de Inglaterra donde tiene por vecino al periodista Piers Morgan, que dimitió recientemente de la cadena ITV por sus comentarios sobre Meghan Markle.

Fuente: https://www.elmundo.es/loc/celebrities/2021/06/09/60be6cd8fc6c83e6448b4673.html

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