Por Luis Soriano Peregrina
En esta ocasión, me gustaría iniciar agradeciendo a Jesús Manuel Hernández, titular del medio por permitirnos a Voz Ciudadana por los Derechos Humanos poder publicar y hacer visibles diversos temas vinculados a los derechos humanos. A dos días de las elecciones más importantes en la historia de Puebla y de México es necesario hablar de la violencia política de género que ha sido realmente grave en el Estado y en el País, pudiendo traer como resultado mayor violencia no solo entre las y los políticos sino entre toda la población, por lo mismo ahora no se trata de porque partido o persona pretenden votar, sino que es lo que tú quieres en el futuro, siendo fundamental que lleves este articulo en tu mente al momento que emitas tu voto este seis de junio 2021 y en esta ocasión, me corresponde cederle el espacio del día de hoy a nuestra compañera del colectivo Angelica Trujeque mujer empoderada, activista, de lucha, feminista, defensora de derechos humanos, para que nos platique de este tema tan importante y necesario en estos tiempos tan complicados.
¿A quién le importa la violencia política de género?
Por Angelica Trujeque
Porque, este tema no se toca y cuando se llega a tocar sucede que muchos dicen “es que se escudan en que son mujeres», “ya cualquier cosa que digas es violencia de género”, y la clásica “que se aguanten, ¿no que querían igualdad?».
Como una mujer que ha participado en política, partidista y no partidista, desde los 15 años, he sufrido muchísimas formas de violencia de genero, no solo de parte de los adversarios que han tenido varias formas y no tan variados colores (azul y blanco mayormente), sino también de mis propios compañeros de partido y colectivo.
Históricamente hemos sido juzgadas por todo, por saber mucho hemos sido llamadas brujas, por mostrar mucho putas, por mostrar poco mojigatas, y por ahí podríamos seguir hoja tras hoja, gorda, flaca, mandona, débil, manipuladora, títere, bla bla bla.
La verdad es que la gente que ha hablado o escrito cosas de este tipo sobre compañeras de izquierda, aguerridas, con un enorme don de mando y una enorme claridad para dirigir movimientos, siempre han sido hombres que se hacían chiquitos al ver a una mujer al mando, situación que les hería el ego y les obligaba a sacar a relucir su machismo y misoginia, buscando de cualquier forma recuperar su privilegio de genero.
*no voy a negar que hay mujeres que se prestan a los juegos patriarcales en los que únicamente sirven a los interés de hombres ávidos de poder mediante las formas más sucias, por ejemplo, poner de candidatas a sus esposas para retener el poder. Y aunque no venga al caso que descansen en paz los Moreno Valle.
Lo anterior, fue para contextualizarles, porque quizá si usted es un hombre que cree que ya alcanzamos todo los derechos que necesitábamos y que la equidad de género existe, baje unos minutos al plano de la realidad en el que existen menos mujeres reconocidas y respetadas en la política que feminicidios diarios.
Entonces, en esta época electoral vemos crecer estas conductas, entre compañeros de militancia y entre contendientes por espacios, también contra las mujeres activistas que luchan por impulsar agendas que promueven la conquista de condiciones dignas de vida para sus congéneres y otros grupos vulnerados, como la comunidad LGBTTTIQ+.
Personalmente me siento harta de escuchar, ver y leer campañas en las que se denosta a las mujeres, por ejemplo a Liz Mejorado que en días pasados tuvo que realizar una transmisión para hablar sobre el odio que ha visto vertido en su contra a raíz de su candidatura, o Claudia Rivera, a quien se le ha juzgado por su apariencia física, por usar tenis, por su juventud, por no estar casada, y que esas “notas» tengan mayor cobertura y mediaticidad que cuando se pagó la deuda del municipio. A estas mujeres no sólo les ha tocado cubrirse de los golpes del PRIANRD, también de los de sus compañeros de militancia, y ya entrados en ese tema, no crean que se trata de una defensa a las militantes de Morena, pues también estas ejercen la violencia de genero.
Desde noviembre de 2019, colectivas feministas presentaron la iniciativa de ley para la Interrupción Legal del Embarazo, sin embargo, primero Gabriel Biestro y luego Nora Escamilla en su calidad de presidentes de junta de gobierno impidieron la llegada de la iniciativa al pleno, violando el derecho de las miles de poblanas que apoyan esta iniciativa a participar en la vida política de nuestro estado y además el derecho de petición consagrado en el artículo octavo constitucional, pues jamás dieron una sola respuesta. Lo peor, quieren seguir participando del erario, asegurando la continuidad de una legislatura que lo está interesada en escuchar a las mujeres.
¿A quién le importa entonces la violencia política de género?
A nosotras, a las que la sufrimos, y las que luchamos cada día por terminar con ella.