Componentes del ADN que se extraen de las gónadas de este pez, los polinucleótidos tienen la capacidad de aumentar la viabilidad y número de fibroblastos, que son las células responsables de la síntesis del colágeno, la elastina y el ácido hialurónico
Gema García Marcos / ZEN
Adiós a los rellenos excesivos, las técnicas invasivas y los resultados antinaturales. Desde que la medicina regenerativa irrumpió en el campo de la estética, el objetivo ya no es rejuvenecer a cualquier precio (aunque este sea tan elevado que suponga no reconocerse frente al espejo), sino «prevenir el envejecimiento de un modo más fisiológico y natural; sin recurrir a sustancias externas que cambien la anatomía de los pacientes, sino estimulando a las propias células del organismo para que sean ellas mismas las que repararen los tejidos y mejoren su calidad», explica la doctora Gema Pérez Sevilla, experta en medicina estética y en cirugía maxilofacial y colaboradora de Croma.
Como su propio nombre indica, «la medicina estética regenerativa se basa en la capacidad natural del cuerpo para regenerar y reparar tejidos. Este enfoque utiliza técnicas para estimular la producción de nuevas células y reparar las dañadas, promoviendo la reparación desde el interior. A diferencia de los tratamientos convencionales, que suelen enfocarse en rellenar arrugas o tensar la piel de forma temporal, la estética regenerativa aborda el envejecimiento desde una perspectiva más profunda y duradera«.
En opinión de la doctora Pérez Sevilla, «el ‘boom’ de este tipo de medicina se debe al gran interés por parte de los pacientes de prevenir el envejecimiento con una terapia segura, cuyos resultados son paulatinos, naturales y conllevan menos riesgos en comparación con otro tipo de tratamientos de medicina estética».
A los pacientes, asegura, «les gusta saber que es su propio organismo el que realiza su propia restauración; es un concepto parecido a la dieta o el ejercicio físico, que entra dentro de los rangos de autocuidado natural«.
No obstante, aclara, «aunque que cada vez tengamos más recursos para restaurar nuestras células es algo maravilloso, todavía no existen suficientes terapias como para abandonar los tratamientos de la medicina estética tradicional -como la toxina botulínica o los rellenos- que son la única opción para controlar determinados signos de envejecimiento por la fuerza muscular o la pérdida de volumen. Por tanto, a pesar de que es estupendo que la tendencia sea esta, debemos ser realistas y saber que estamos en el inicio de su desarrollo y que, por el momento, convivirán ambas medicinas, siendo la regenerativa un apoyo de la tradicional».
¿Para quién está indicada la medicina regenerativa? «Para aquellos que desean ralentizar el deterioro y envejecimiento cutáneo y de las fascias internas del rostro, para preparar la piel antes de las cirugías y mantener resultados después de estas. Y para aquellos que quieren cuidar su rostro sin dar volumen ni usar productos que persistan en el organismo y para la regeneración de pieles maltratadas por el sol, el tabaco, el estrés o la mala alimentación».
¿Qué tratamientos son regenerativos? Gema Pérez Sevilla nos lo explica empezando por la redensificación: «Consiste en la inyección de ácido hialurónico libre no reticulado en alta concentración (no voluminizador) y agentes antioxidantes, aminoácidos minerales y vitaminas, todos ellos presentes en la piel y formulados para su regeneración, revirtiendo los efectos del envejecimiento cronológico y solar.
El plasma rico en factores de crecimiento es «un tratamiento natural que utiliza los factores de crecimiento presentes en la sangre del paciente para estimular la regeneración del tejido. Se realiza extrayendo una pequeña cantidad de sangre al paciente para posteriormente someterla a una centrifugación y separar el plasma rico en plaquetas y factores de crecimiento, que se aplica mediante inyección. Mejora la microcirculación y la producción de sustancia extracelular regenerando la dermis».
Mediante la radiofrecuencia con electroestimulación: «se aporta calor con un sistema térmico multipolar que genera una activación de la musculatura profunda facial, produce una estimulación de la producción de colágeno y favorece el drenaje linfático y la oxigenación muscular. Trata la cara en plano superficial y profundo y, de este modo, rejuvenece la estructura de la dermis y da tonicidad al músculo, aportando tensión, luminosidad y tersura a la piel».
La radiofrecuencia fraccionada «se aplica a través de micro agujas intradérmicas y trabaja contrayendo las capas profundas de la piel y retrayéndola a la vez que estimula la producción de sustancias para obtener más firmeza, tersura y reducción de arrugas. Su aplicación con micro agujas permite que la energía se entregue en la profundidad y con la intensidad adecuada para cada tipo de tejido de manera personalizada».
Con el láser Co2 Light Peel, «se trabaja la piel en parámetros no ablativos (es decir, sin que se pele y no se ponga marrón en el post tratamiento), para conseguir un microrrecambio de la epidermis con regeneración cutánea y una estimulación del colágeno profundo de la dermis. Mejora la calidad de la piel, aporta elasticidad y reduce la flacidez».
El láser ND-YAg y QSwitched se basa «en la aplicación de un sistema de luz láser que interactúa con la piel para provocar un calentamiento que favorece la regeneración del colágeno y la eliminación de toxinas en las capas profundas cutáneas, engrosando la dermis y dándole textura».
Tratamiento no invasivo eindoloro, HIFU (ultrasonido focalizado de alta intensidad) «trabaja aplicando un haz de ultrasonidos de alta frecuencia que trabaja en las capas más profundas de la piel. Estimula la producción de colágeno y elastina favoreciendo la firmeza, textura y elasticidad. Redefine el ovalo facial y reduce líneas finas».
Pero, entre todas estas técnicas, Pérez Sevilla pone el foco en los polinucleótidos, de los que el laboratorio Croma es pionero. Son componentes del ADN altamente purificados que se extraen de las gónadas de la trucha asalmonada (y no del salmón, como se suele decir), mediante un proceso muy estricto que cuenta con la aprobación MDR (nuevo reglamento europeo que garantiza los estándares de calidad, seguridad y eficacia de los producto). Inyectados en la piel, tienen la capacidad de aumentar la viabilidad y número de fibroblastos, que son las células responsables de la síntesis del colágeno, la elastina y el ácido hialurónico. Son antiinflamatorios y antioxidantes, además de tener efecto hidratante y restablecer el equilibrio de los melanocitos (células encargadas del pigmento de la piel)».
Considerados como uno de los secretos de belleza de Jennifer Aniston y Kim Kardashian, según ellas mismas han confesado, los polinucleótidos, prosigue la doctora Pérez Sevilla, «mejoran la calidad de la piel y las pequeñas arrugas, sobre todo, las más finas y superficiales. Se suelen hacer tres sesiones anuales, aunque los tratamientos dependen del deterioro de la piel que queremos tratar y deben ser personalizados. Vienen en jeringas precargadas de 2 ml y se inyectan con técnicas similares a la mesoterapia con agujas extremadamente finas sin causar apenas molestias«, concluye.
Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/09/26/66ed3380e85ece81498b4579.html