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El patinazo histórico de la presidenta de México en su ataque al Rey con la fundación de Tenochtitlan | El Español

Claudia Sheinbaum señaló que la capital del Imperio mexica, conquistada por Hernán Cortés en 1521, se fundó hace «dos siglos». Esta es la verdadera historia.

Cuadro sobre la conquista de México que representa la caída de Tenochtitlan. Wikimedia Commons

Septiembre 27 2024

La salida de Andrés Manuel López Obrador del Gobierno mexicano no ha frenado la marea de reclamaciones históricas y peticiones de perdón a España por los «agravios causados» por la conquista liderada por Hernán Cortés. Su sucesora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, ha confesado en un comunicado que la decisión de no invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión se basa en su negativa a responder una misiva en la que se le exigía al monarca una disculpa por los «abusos» de unos hechos ocurridos hace cinco siglos. Un pulso renovado que ha generado una crisis diplomática entre ambos países: ni Pedro Sánchez ni ninguno de los miembros de su Ejecutivo participarán en la ceremonia «en señal de protesta» ante una decisión «inaceptable e inexplicable».

Lo que ha pasado más desapercibido es el patinazo histórico, más allá de debates sobre la pertinencia de las reclamaciones o su halo de presentismo, en el que ha incurrido Sheinbaum sobre la fundación de Tenochtitlan. Según su escrito, los orígenes de la ciudad, la capital del Imperio mexica que cayó en manos de Cortés y sus aliados indígenas el 13 de agosto de 1521, se encuentran hace «dos siglos», tratando de enlazarlos con la independencia de México.

Sin embargo, la historia de Tenochtilan se remonta a varias centurias antes de la llegada de los conquistadores españoles. En el llamado periodo Posclásico inicial (900-1200 d.C.), la inestabilidad política y militar gobernó esta zona de Mesoamérica. Los toltecas de Tula, que implantaron las macanas cortas curvas de madera como arma ligera y efectiva, lograron expandirse por el sur hasta la actual Costa Rica y por el norte hasta los desiertos. Su cultura declinó tras el abandono de la capital en el año 1179 d.C. por la llegada de grupos nómadas procedentes de las regiones septentrionales más áridas, los chichimecas o bárbaros en lengua náhuatl, que fueron claves en la expansión del arco y las flechas.

La entrada de Hernán Cortés en México. Augusto Ferrer-Dalmau

Su poder sería sustituido en el siglo XIII por los tepanecas, con epicentro en la ciudad de Azcapotzalco, que sometieron a los principales asentamientos vecinos y les impusieron gobernadores militares propios, que eran hijos del líder del momento, y la obligación del pago de tributos. Para entonces, los mexicas ya había emprendido una odisea migratoria desde la legendaria ciudad de Aztlan, donde ya adoraban a Huitzilopochtli, el dios del sol y de la guerra.

«Como en el caso de otros muchos pueblos mesoamericanos, el origen de los mexicas se encuentra a caballo entre lo mítico y lo incierto, o lo inciertamente mítico«, explica Antonio Espino López, catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los grandes expertos en la conquista española de América, en su imprescindible obra Vencer o morir (Desperta Ferro).

La consagración de los templos paganos y la primera misa en México-Tenochtitlan.

La consagración de los templos paganos y la primera misa en México-Tenochtitlan. Wikimedia Commons

«Tras vagar por el territorio en busca de un asentamiento, es más que factible que los mexicas se dedicaran a las labores propias de los mercenarios y obtuvieran el rechazo de algunos, pero también el reconocimiento de otros, como el señor de Culhuacan, quien les permitió asentarse en un lugar insalubre, Tizapan, para, más tarde, permitirles acudir a los mercados de la urbe central. Al poco, los mexicas habían emparentado con los culhuas y surgieron los mexicas-culhuas, los llamados aztecas«, añade el historiador.

Hacia 1323, los mexicas partieron de nuevo en dirección a los lagos del valle central de México, donde se asentaron en un lugar estratégico, aunque aparentemente inhóspito, sobre un conjunto de islas ubicado entre las urbes rivales de Azcapotzalco y Tetzoco. Tenochtitlan se erigió en el año 1325, según los relatos tradicionales, como la Crónica Méxicana (1598) de Hernando de Alvarado Tezozómoc. Los relatos míticos indican que el designio de Huitzilopochtli les permitía tener su propia ciudad, cuyo nombre respondía a un presagio del cabeza del panteón azteca: Tenochtitlan significa «el lugar del nopal sobre la piedra» o «el lugar del nopal silvestre».

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La urbe se enfrentó a diferentes desafíos, tanto logísticos como políticos, y lo hizo con un éxito considerable. Un siglo más tarde, en 1427, los mexicas-culhuas de Tenochtitlan se rebelaron contra sus señores aprovechando el fallecimiento del caudillo tepaneca y la guerra interna abierta entre sus descendientes e iniciaron una primera expansión. Liderada por Izcoatltlatoani que logró centralizar el poder político, religioso y militar en su persona, Tenochtitlan integró la Tripe Alianza junto a sus vecinos de Tetzcoco y Tlacopan, a quienes acabaría imponiendo su preeminencia en el campo de batalla.

La victoria de los mexicas dio paso al surgimiento y hegemonía del Imperio mexica sobre la Cuenca de México, que en el momento de la llegada de Hernán Cortés se habría extendido por unos 200.000 kilómetros cuadrados y estaría habitado por entre 5 y 6 millones de personas. Su capital era más grande que cualquiera de las que existían entonces en la Península Ibérica —más de 150.000 habitantes— y disponía de decenas de canales que conectaban las distintas islas.

'Biombo de la conquista de México y de la muy nombre y leal Cuidad de México'.

‘Biombo de la conquista de México y de la muy nombre y leal Cuidad de México’. Museo del Prado

Las casas, de piedra o pintadas de blanco, tenían dos alturas y una terraza superior. En el centro de la ciudad se hallaban pirámides ceremoniales —la principal, de 35 metros de altura, estaba coronada por dos templos gemelos dedicados a Tláloc, dios de la lluvia y la fertilidad, y Huitzilopochtli— y el Templo Mayor, integrado por 78 edificios entre oratorios, escuelas y otras dependencias. Había también estampas tétricas, como el tzompantli o enorme estrado construido con 136.000 cráneos humanos, según los cálculos de dos conquistadores, producto de los sacrificios realizados.

En 1519, el tlatoani era el más conocido Moctezuma, que tenía en su corte un zoológico para todo tipo de aves con estanques para las acuáticas y miradores para observarlas. Otras estancias escondían jaulas con pumas, jaguares o lobos y tinajas scon serpientes venenosas que se alimentaban de las vísceras de los sacrificados. Fue tal el esplendor y crecimiento de la ciudad que, como recuerda Espino López, «Tenochtitlan acabó por unirse a su urbe gemela, Tlatelolco, para conformar la gran metrópoli mexica tal y como la conoció Cortés: México-Tenochtitlan».

Fuente: https://www.elespanol.com/historia/20240927/patinazo-historico-presidenta-mexico-ataque-rey-fundacion-tenochtitlan/888911406_0.html

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