El arquitecto mexicano, homenajedo por el premio Noldi Shreck, destaca la importancia de la cultura y la familia dentro de su vida y de Legorreta+Legorreta.
Néstor Ramírez Vega / La-Lista
La trayectoria de Víctor Legorreta fue reconocida por los expertos del premio Noldi Shreck, una carrera que en su momento se preocupó sobre legado de don Ricardo Legorreta, pero que hoy, gracias a la calidad del equipo, lleva la cultura mexicana hasta Egipto y Uganda.
Su casa llena de libros de arquitectura y juegos dominicales entre su familia lo incitaron a decantarse por el arte de los edificios, pero su experiencia juvenil en el departamento de maquetas de Legorreta+Legorreta aclararon su duda sobre su pasión.
Las experiencia de vida, los viajes, la familia, la cultura y por supuesto su preocupación por el medio ambiente formaron su profesionalismo, pero sobre todo los objetivos y filosofía del despacho que fundó don Ricardo Legorreta, quien enseñó a su hijo a siempre dar lo mejor de sí mismo.
¿Qué significa para usted este homenaje a su trayectoria por parte del Premio Noldi Schreck?
Aunque decimos que no trabajamos para los premios, lo cual es cierto, pero cuando te dan un reconocimiento sí te da mucho orgullo y es un incentivo para poder seguir trabajando y echar todo el ánimo para adelante.
También lo tomo como un reconocimiento no nada más a mí, también creo que es a todo el equipo del despacho y los arquitectos que han trabajado en Legorreta+Legorreta. Es un incentivo para hacer las cosas lo mejor que podamos porque es un premio que se lo han dado a varios de los arquitectos que siempre he admirado.
¿Qué fue lo que lo llevó a decantarse por la arquitectura más allá del legado familiar?
Como bien dicen mi papá fue arquitecto y crecí alrededor de la arquitectura desde chico. Mi casa estaba llena de libros de arquitectura, mi papá iba a las comidas y las cenas y se la pasaba hablando de sus proyectos y lo que hacía.
En los viajes familiares siempre acabábamos viendo obras de arquitectura históricas y contemporáneas, entonces siempre fue parte de la vida familiar.
Las fotos de Santiago Arau reabren el Museo Nacional de Arquitectura
Dentro de la familia hacíamos la broma cada domingo por la noche de que ya era tradición mover los muebles y cuadros de la casa y ver cómo podíamos volver a hacer la casa.
Siempre tuve la arquitectura a mi alrededor, pero siempre tuve esa duda de que me fueran a comparar con mi papá qué tanto sería esa presión, pero después trabajé unos veranos en la preparatoria en el departamento de maquetas y ahí me dediqué a lo que me gustaba.
México cuenta con una gran cantidad de obra arquitectónica. ¿Cuál fue la primera que le maravilló y que nutrió su trabajo?
México es un país de arquitectos. Desde la época prehispánica, pasando por la Nueva España y hasta la arquitectura popular, son ejemplos a nivel mundial y sin duda la contemporánea tiene grandes arquitectos al igual que el siglo XX.
Siempre me han gustado los pueblos tradicionales. Me acuerdo que íbamos mucho a Pátzcuaro, Cuetzalan, Zacatecas, San Miguel Allende, Oaxaca y siempre me emocionaba ver grandes obras de arquitectura y por supuesto las obras más contemporáneas como Ciudad Universitaria, cada vez que voy me sigue emocionando; el Museo Nacional de Antropología me parece una de las obras maestras a nivel mundial.
¿Fue difícil para usted encontrar su propio estilo tras sintetizar estas costumbres con el diseño ecosostenible?
Creo que la arquitectura es producto de una cultura. Creo que entre más conozcamos nuestras raíces, más ricas vamos a poder hacer las propuestas que hagamos.
Además cuando crees que ya conoces la arquitectura mexicana le vas encontrando cosas nuevas, pero como bien dices el reto es cómo tomas esas inspiraciones y la haces contemporánea y logras que sea una expresión nueva. No es nada más copiar lo que se ha hecho antes sino ver cómo dar ese pasito, cómo poner tu granito de arena rumbo al futuro.
La parte sustentable me parece cada vez más importante.Es un hecho que como arquitectos no estamos haciendo lo suficiente por el planeta porque tenemos que hacer las cosas mejores para nuestras ciudades para hacer nuestra vida más sustentable.
Creo que ahí la inspiración en la arquitectura popular es muy importante porque ves que muchas veces era lo que se hacía antes con ventilación cruzada, materiales locales y no dependías tanto del automóvil. Creo que siempre es una inspiración de una arquitectura que va adaptada al clima. Es una inspiración para buscar soluciones sustentables.
¿Qué problemas debe atender la arquitectura mexicana en los próximos años?
Creo que la arquitectura mexicana tiene grandes ejemplos. Hay grandes ejemplos de diferentes generaciones; sin embargo ya en conjunto digamos que a nivel urbano nos falta mucho qué hacer.
Como en los deportes, tenemos grandes deportistas en lo individual, pero en las disciplinas en conjunto todavía tenemos que dar un paso adelante y lo que tenemos que hacer es trabajar más en equipo con los urbanistas, autoridades locales y desarrolladores para hacer no solo buenas obras de arquitectura, sino ciudades más humanas.
Estoy convencido de que un entorno urbano bueno promueve una sociedad más sana. Hablar por ejemplo de ciudades en las que el espacio público sea importante y haya esa convivencia entre diferentes generaciones y clases sociales de manera natural. Creo ese es el reto de los arquitectos, tenemos una deuda con la sociedad para poder ver entornos urbanos más agradables.
¿Cuál ha sido la experiencia más grata y que les ha dado más orgullo dentro de Legorreta+Legorreta?
Creo que estamos orgullosos de que el despacho pudo continuar y trascender la labor de una sola persona. Por supuesto mi papá fue el fundador, le debemos todo el legado del despacho, pero siempre existía la duda de si el despacho seguiría o no y ya se ha acomodado y seguido.
No solo es labor mía, sino del equipo. Es una gran satisfacción y habla de que el despacho tiene valores, principios y una filosofía que pueden trascender.
Otro motivo de orgullo es que pudimos hacer trabajos fuera de México. Empezamos al sur de EU por la afinidad de clima y cultural, pero también trabajamos en Centroamérica, Europa y Medio Oriente.
Ahorita hacemos unos proyectos en Egipto y Uganda, entonces creo que el llevar la arquitectura mexicana fuera de las fronteras nos da mucho orgullo.
¿Cuál fue la lección de vida que le dejó don Ricardo Legorreta?
Creo que la principal es que tienes que dedicar tu mayor esfuerzo y pasión en cualquier cosa que hagas. Me llamaba mucho la atención que mi papá le podía poner el mismo entusiasmo a cuando hacía el plan maestro de una universidad que cuando estaba haciendo una obra en el extranjero.
Hay veces que las cosas no funcionan al 100% como tú quieres. En ocasiones una obra, por razones económicas o políticas no se hizo como tú planeabas, pero creo que lo más importante es que tú estés tranquilo si hiciste el mejor esfuerzo porque diste lo mejor de ti.
¿Actualmente cuál es su sueño profesional?
Mi sueño es poder continuar con ese legado que mi papá hizo. Actualmente somos cuatro socios, ahí está Paloma Legorreta, que es sobrina mía, y está empezando Iván, mi hijo, junto a otros jóvenes. Mi sueño es lograr que el despacho continúe con una generación a futuro.