Los Periodistas

Cambio de régimen: hacia una nueva perspectiva de género

Por Fernando Manzanilla Prieto

En México, la pandemia ha evidenciado la gravedad y la magnitud del problema que tenemos en materia de respeto a los derechos humanos de las mujeres. Durante el confinamiento, no solo hubo una explosión de la violencia doméstica contra las mujeres y un incremento inusitado de llamadas de auxilio; también se hicieron visibles los altos niveles de desigualdad y discriminación laboral y educativa, así como de acceso a la salud y a la justicia que padecen las mujeres.

Es cierto que la pandemia ha exacerbado la discriminación, el abuso y la violencia que ya se observaban desde antes. Pero también ha evidenciado como nunca antes, la necesidad de un cambio solidario y fraterno en favor de las mujeres. De una visión de pleno respeto a sus derechos humanos en todos los órdenes de la vida social y productiva. De una visión de inclusión que garantice la participación paritaria de la mujer en la economía, mediante la igualdad salarial, laboral, crediticia y financiera. En fin, de una nueva cultura de equidad e igualdad que garantice la paridad en todos los órganos de representación, llámese empresa, congreso, organización vecinal o institución pública y de gobierno.

Pero para lograr todo esto, como sociedad es urgente garantizar la protección plena de las mujeres. Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a abril se ha registrado un total de 933 homicidios dolosos contra mujeres, 311 feminicidios y 1,062 víctimas de homicidio culposo. Asimismo, 20,154 mujeres han sido víctimas de lesiones dolosas, 5,212 de lesiones culposas, 6,661 de violación y 82,702 de violencia familiar.

Al observar las gráficas oficiales, se puede apreciar que estos primeros cuatro meses de 2021 han sido, por mucho, los más letales y violentos para las mujeres desde que se comenzó a llevar la estadística en 2015. En estos cuatro meses de 2021 se ha acumulado un total de 87 mil llamadas de emergencia al 911 relacionadas con incidentes de violencia contra las mujeres, una cifra similar a la del año pasado, solo que ahora con una clara tendencia positiva. En otras palabras, este año amenaza con ser el más trágico para las mujeres en toda nuestra historia.

¡Esto tiene que parar! Cada vez que una mujer sufre alguna forma de violencia, no sólo se atenta contra su persona, sino contra los valores y los derechos de todos. Se atenta contra la familia, contra la pareja, contra la paz y la felicidad. Se atenta contra la base misma de la convivencia social. Nadie debe ser cómplice de la violencia ni de la discriminación contra las mujeres. Es claro que no vamos a poder construir un país próspero e incluyente si somos incapaces de erradicar toda forma de violencia contra las mujeres. Y cuando digo toda, es toda: violencia psicológica, física, patrimonial, familiar, comunitaria, laboral o sexual.

Como sociedad y como gobierno, nos tenemos que plantear el objetivo de incorporar la perspectiva de género en todos los ámbitos del quehacer público y social. Ello implica garantizar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la prevención de la violencia de género y la garantía de una vida libre de discriminación y violencia para mujeres y niñas. Para ello, tenemos que realizar diagnósticos participativos a nivel territorial y conformar una Red de Protección de Mujeres a partir de un modelo de autonomía física (vida libre de violencia), económica (cuidado y tiempo) y política (ciudadanía y politización). Asimismo, tenemos que contruir un Atlas de Riesgo, un Observatorio Ciudadano de Violencia y articular esquemas de participación comunitaria de autodefensa.

Frente al fenómeno de la violencia de género, no puede haber espacio para la indiferencia. Ha llegado el momento de combatir de manera eficaz la violencia contra las mujeres y generar los mecanismos institucionales de seguridad, justicia y protección social necesarios para brindarles a todas, una vida digna, libre de violencia. Si realmente aspiramos a construir un México diferente, tenemos que generar una nueva visión de igualdad plena en materia de derechos de las mujeres.

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