Este drama, que está arrasando en Netflix, comienza con la historia de una relación aparentemente perfecta, pero pronto se convierte en un thriller psicológico lleno de tensión.
Luis Fernando Galván / Sensacine
Jorge Michel Grau es un cineasta mexicano reconocido por su habilidad para explorar los rincones más oscuros del alma humana a través del lente del horror y el suspenso. Su debut en el cine, Somos lo que hay, lo posicionó como una de las voces más prometedoras del cine de género en México.
Esta película, que narra la historia de una familia caníbal que lucha por sobrevivir tras la muerte del patriarca, recibió elogios por su tratamiento innovador del horror, así como por su crítica social incisiva.
A lo largo de su carrera, Grau ha demostrado una versatilidad notable, incursionando en diferentes géneros y formatos sin perder su esencia autoral. Desde el thriller psicológico hasta el terror sobrenatural, sus obras se caracterizan por una atmósfera inquietante y una profundidad narrativa que desafía las convenciones tradicionales del cine de género.
Con películas como 7:19, que reconstruye el devastador terremoto de México en 1985, Grau ha consolidado su reputación como un narrador audaz que combina el terror visceral con una crítica social profunda.
De drama amoroso a obsesión: la película que no podrás dejar de ver en Netflix
Hay un formidable filme de Jorge Michel Grau que comienza como un drama amoroso y se convierte en un angustiante thriller psicológico, conquistando actualmente a los espectadores de Netflix. Con una duración de menos de dos horas, Perdida se ha convertido en una obsesión para muchos.
Esta película, que explora los límites de la obsesión y el engaño en el contexto de un triángulo amoroso, muestra la maestría de Grau para combinar elementos de suspenso con una narrativa intensa y emocionalmente compleja.
Perdida tiene todos los ingredientes de un buen thriller: personajes atractivos según los estándares de la industria, triángulos amorosos que se enredan en una trama misteriosa, y un juego constante de suposiciones que mantiene al espectador en vilo.
La historia sigue a Eric (José María de Tavira), un director de orquesta cuya esposa, Carolina (Paulina Dávila), desaparece sin dejar rastro, dejando detrás una serie de incógnitas.
La película destaca por su capacidad de crear un juego de espejos entre los eventos que llevaron a la desaparición de Carolina y las consecuencias que enfrenta Eric en el presente.
Si bien la historia arranca con la perspectiva de un hombre infiel y obsesionado con su profesión, pronto queda claro que las verdaderas protagonistas son las mujeres que orbitan su vida.
Es en ellas donde reside el corazón de la trama: su esposa desaparecida, su nueva compañera (Cristina Rodlo), y la sombra de una amante que parece estar siempre cerca.
La película juega con la idea de lo que no se dice, dejando que los silencios y las miradas transmitan más que las palabras. Este enfoque añade una capa adicional de tensión, manteniendo la atención del espectador.
Además, Perdida presenta una dimensión política apenas explorada, reflejada en la casa donde se desarrolla gran parte de la historia, que perteneció a un antiguo estadista. Aunque este elemento podría haber enriquecido aún más la narrativa, finalmente se queda en un segundo plano.
Fuente: Sensacine