En casi todas las elecciones presidenciales, en México siempre ha existido una candidatura que se convierte en el vehículo de salida de las personas incapaces de asumir una postura política firme. Estas candidaturas terminan captando el voto de aquellas que se dejan llevar por las emociones, las ocurrencias o la indolencia política. Les dicen cachavotos.
Pasó en 2018 con Jaime Rodríguez «El Bronco» quien, como candidato independiente, quiso llamar la atención repitiendo el mismo patrón de comportamiento que en Nuevo León, le diera popularidad. Desenfadado, dicharachero y frontal, se colocaría como la «Cuarta vía» entre el hoy Presidente Andrés Manuel López Obrador, y sus adversarios de entonces Ricardo Anaya del PAN y Antonio Meade.
El mismo patrón se dio en 2012 con Gabriel Quadri del Partido Nueva Alianza, quien, en medio de una cerrada disputa entre Josefina Vázquez Mota del PAN, Andrés Manuel López Obrador de la alianza PRD, MC, PT y Enrique Peña Nieto del PRI-Verde, buscó destacar con algunas ocurrencias, incluyendo una combi en la que recorrió el país.
En el doloroso fraude de 2006, ahí también estuvo una gris Patricia Mercado que, desde el Partido Alianza Social, se dedicó a cachar los votos, con algunas declaraciones polémicas en prensa.
Fundado por expriistas y panistas, en 1997, bajo el nombre de Partido Convergencia, desde una supuesta socialdemócrata, el partido de Dante Delgado ha utilizado el oportunismo como bandera política (algo así como el Partido Verde). aliándose con quien le garantice su supervivencia y los espacios de poder suficientes para ir avanzando y mantener sus privilegios partidistas. Luego de la salida de Andrés Manuel López Obrador del PRD y la consolidación de Morena, se alió a la derecha para participar en las elecciones de 2018, impulsando al panista Ricardo Anaya.
En los últimos años, luego de fortalecerse en Nuevo León y Jalisco tras capitalizar al debilidad de la derecha en estas zonas, logrando permear en las clases medias y altas mediante campañas y narrativas inofensivas y «apapachadoras» del estilo de vida cómodo y la cultura del esfuerzo.
Mediante una agresiva y costosa campaña de mercadotecnia política, lograron también penetrar en las juventudes y estudiantes de clase media alta quienes adoptaron a personajes como Mariana Rodríguez y Samuel García quienes desde la banalidad construyeron una posición política.
Luego de la desastrosa campaña de Xóchitl Gálvez quien terminó asumiendo el rol de candidata patiño cachavotos, el fenómeno de Jorge Álvarez Máynez fue tomando relevancia, no por sus propuestas o firmeza de sus posturas, sino porque ante la infantiloide campaña de Gálvez, MC terminó tomándose en serio.
Después del fatal accidente en Nuevo León durante un mitin de Movimiento Ciudadano donde murieron 9 personas, la campaña festiva de Máynez se tornó a un posicionamiento más serio en el que incluso rechazó frontalmente a personajes que desde la derecha quisieron hacer leña de un acto lamentable. «Con ustedes ni a la esquina”, dijo.
Esta situación y lo que apuntan las encuestas parece consolidar a Movimiento Ciudadano como una tercera alternativa, que si bien no ganará las elecciones, y tampoco puede ser tomado en serio como un proyecto útil, la realidad es que ha conquistado a un segmento, mayoritariamente joven, que en los próximos años podría consolidarse.
Un descuido y en 6 años, el 3er piso de la Transformación se podría terminar disputando con un partido populista, sintético e histriónico que nos arriesgue a repetir a un Bukele.
Hasta la próxima.