Amarraron a la mujer y a su hija, mientras les exigían que dijeran «a qué hora llegaba su marido»
CARLOS ROCHA / e-consulta
La declaración de la vecina de Eduardo Rivera Pérez ante la Fiscalía General del Estado (FGE) da cuenta de que el objetivo del allanamiento al domicilio, en el fraccionamiento La Cañada, era asesinar al candidato a la gubernatura de Puebla.
Se trató de tres hombres que por la noche del sábado entraron a una casa; tenían pleno conocimiento de que en el domicilio estaba una mujer con sus hijos y que entrada la noche llegaría el candidato, como todos los días.
Se trataba de sujetos extranjeros que buscaban a una mujer con dos jóvenes y así lo encontraron, pero confundieron la casa. De eso se dio cuenta la propietaria del lugar allanado y al mismo tiempo ello le dio seguridad de que viviría para contarlo.
Los responsables, tres sujetos con acento extranjero
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De acuerdo con la declaración oficial a la que tuvo acceso e-consulta, la vecina del fraccionamiento La Cañada llevaba su rutina el sábado por la noche cuando escuchó pasos en las escaleras del interior de su casa, se asomó y notó la presencia de tres hombres con acento extranjero, colombiano o venezolano. Tenían entre 29 y 30 años, calculó la mujer.
“El primer masculino se dirigió hacia mí y me dio un puñetazo en mi cara, que hizo que cayera al piso. Me pusieron boca abajo y uno colocó su rodilla en mi espalda diciéndome: ‘ya valiste verga pinche perra’. Le dijo al segundo sujeto ‘pásame la cuerda’ y de reojo pude ver que el segundo sujeto aventó una cuerda de color gris oscuro, con la cual amarró mis manos hacia atrás, así como mis pies”.
“Insistente me seguía preguntando por mi marido, y dijo: ‘sabemos que llega por las noches muy tarde, en cuando entre le volamos la cabeza’. Al mismo tiempo que me daba de patadas y me decía ‘maldita perra, ya dime a qué hora llega el presi. Que le vamos a volar la cabeza’”, relató la mujer a las autoridades.
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Al escuchar esto, prosiguió, entendió que se habían equivocado de casa, puesto que el expresidente municipal Eduardo Rivera es su vecino y vive en el domicilio de enfrente.
“Luego me preguntó dónde están tus dos hijos y yo le dije que no tengo hijos. En ese momento me volvió a pegar de puñetazos en mis costillas, ‘no mientas maldita perra o te va a cargar la chingada’, dijo”.
“El segundo sujeto aventó a mi hija en la cama y la puso boca abajo y también la amarró de manos y pies y dijo que no se moviera y no gritara porque la iban a matar, le aplastaba su cara con un cojín para asfixiarla y le decía ‘maldita perra, te vas a morir’”, narró la mujer.
En tanto, el primer sujeto le seguía pegando.
“’Ya sabemos que pariste tres hijos’ y yo le volví a decir no tengo hijos y el sujeto me decía ‘deja de mentir maldita o te voy a matar si no me dices a qué hora llega el presi’”, le insistieron.
En su narración la mujer escuchó que cortaron cartucho y le dieron un golpe con la cacha de una pistola para que respondiera.
“En ese momento escucho como el sujeto que sometía a mi hija le dijo al sujeto que me estaba pegando, ‘presiónala para que te diga dónde está el presi’”. También ordenó al tercero que se metiera a los cuartos a ver si estaba en algún lugar.
“Escuché que abrían los cajones del buro de mi hija y revoloteaban las cosas, minutos después escuché que alguien entró a la casa, ya que sonó la alarma digital que suena cada vez que se abre la puerta y me preocupé, porque sabía que era mi segunda hija”.
“De inmediato los dos sujetos que me estaban sometiendo a mí y a mi hija salieron del cuarto corriendo diciendo ‘ya llegó ese hijo de su puta madre‘ y uno de ellos me dijo: ‘¿no que no?, maldita puta de mierda’”.
Minutos después el primero y segundo sujeto ya traían a la segunda hija, relató, vio que la aventaron a la cama junto a la otra hija. Y la amarraron de manos y pies con otros calcetines y también trataron de asfixiarla, le dijeron que la iban a matar.
“Momento en el que le dije a mi hija que se tranquilizara ya que no nos iban a hacer nada. Minutos después salen del cuarto y mi hija logró gritar pidiendo ayuda”, termina la parte del relato que e-consulta pudo conseguir. (MCJ)