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Opinión | Entre Ruidos y Señales

De retórica y resiliencia: el México del post-debate

Por Ricardo Martínez Martínez

@ricardommz07

Este domingo, una vez terminado el debate, cada frente decidió dar por ganador a su candidato: Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez. Como en el cuento japonés del pintor Notcha, quien para huir del emperador que lo tenía preso, pintó un cuadro, se metió en él y corrió por el paisaje que había pintado; por inverosímil que parezca, así cada uno de los presidenciables optó por pintar el cuadro de su propia realidad, buscando escapar en ella. Una salida, imaginaria, hacia adelante.

Sin embargo, en el México del mirar profundo, en palabras de Chela Sandoval, el lunes ha comenzado en la plaza, el metro, el bullicioso comercio del campo o de la gran ciudad, con esa increíble resiliencia tan característica del mexicano, que busca prosperar pese al gobierno y no gracias a él.

Aguantar. Así definió la cultura mexicana un francés en un libro titulado “El verbo de las culturas”. El mexicano aguanta, porque posee una cultura acogedora y siempre expresa un gozo por vivir, pese a todo.

Y es que, si de una radiografía se tratase, los grandes temas a debate dejaron un sinsabor, en torno a lo que la realidad nos dice sobre economía, empleo, inflación, pobreza, desigualdad, cambio climático y desarrollo sustentable.

En materia de economía, México, de acuerdo con el Banco Mundial, creció 3.2% en 2023, aunque en lo que va del 2024 ha mostrado una desaceleración que implicará cerrar el año a un ritmo del 2.8%.

Así, al cierre de 2023, la tasa de desocupación en el país fue de 2.6%, el menor porcentaje desde que el INEGI tiene registros comparables y también la tasa más baja entre los principales socios comerciales de América del Norte.

En materia de inflación, la fuerte apreciación del peso en los dos últimos años ha contribuido a contenerla, rondando actualmente el 4% y con una previsión de mantenerse hasta el 2025.

Si algo hemos de reconocerle a los tres candidatos, sin embargo, como producto de un espíritu de esta época y crisis capitalista sistémica que algunos refieren como liminal o interregno, es que el lacerante tema de la pobreza y la desigualdad está hoy en el debate permanente.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para el 2016, la cifra de población en pobreza fue de 43.2%; para el 2018, el dato se ubicó en 41.9%; en 2020, subió a 43.9%, mientras que para 2022, el dato más actualizado, la cifra se posicionó en 36.3%.

México, por lo tanto, tiene ante sí un gran reto por desarrollar un verdadero sistema nacional de cuidados, y de establecer líneas de política pública que establezcan realmente una cancha más pareja para todos los mexicanos.

El cambio climático es una realidad ineludible en nuestros tiempos. Ya no hay espacio para negacionistas o terraplanistas climáticos. Actualmente enfrentamos una de sus manifestaciones más críticas: el estrés hídrico. Este fenómeno es un claro indicativo de los desafíos que tenemos por delante, incluyendo el riesgo de nuevas desigualdades si no se actúa con urgencia.

Es crucial mantener y mejorar la infraestructura de agua y saneamiento, así como desarrollar un plan integral para la gestión de los recursos hídricos.

El debate, fue en este sentido algo ya esperado. Pocos mexicanos lo vieron, los equipos de los candidatos se dieron como vencedores, una pléyade de hashtags surgió a raíz de él.

Mientras tanto, a los mexicanos – parafraseando al famoso cuento de Monterroso- cuando despertaron después del debate, el gran desafío de su realidad aún estaba presente.

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