- Medios estadounidenses avanzan que la ambiciosa cinta del director competirá por la Palma de Oro
- El cineasta todavía no tiene distribución para su película autoproducida de 120 millones de dólares
ESTEBAN RAMÓN / RTVE
El Festival de Cannes anuncia oficialmente las películas que competirán por su codiciada Palma de Oro este jueves 11 de abril, pero los medios estadounidenses ya han reventado que Megalópolis, la nueva película de Francis Ford Coppola competirá en la sección oficial, convirtiéndose en uno de los platos fuertes de la edición de 2024.
Megalópolis es el gran proyecto maldito de Coppola, escrito en 1983 y filmado finalmente entre 2022 y 2023. Pero lo cierto es que hasta hace solo 12 días se sabía muy poco o nada de la película, salvo el reparto (que incluye a Adam Driver, Nathalie Emmanuel, Forest Whitaker, Jon Voight o Shia LaBeouf) y una sucinta sinopsis: una metrópolis decadente similar a Nueva York tiene que ser reconstruida. César, un arquitecto idealista, busca una utopía, mientras que el alcalde Cicero se opone y la hija de este busca el sentido de la vida.
El 28 de marzo, Coppola organizó el primer pase para los principales distribuidores, es decir, los grandes estudios y las principales plataformas. Los primeros rumores (ningún medio ha podido verla aún) sobre la película se hacían eco de una euforia por la calidad artística de la película, para rebajar luego a un posible veredicto frío del mercado: no habrá pujas importantes porque de entrada nadie quiere pelearse por los derechos a distribuirla.
¿Por qué era inusual e importante ese pase? Porque Coppola ha financiado enteramente de su bolsillo la película —cuyo presupuesto se estima en más de 120 millones de dólares— a través de la venta de su imperio vinícola. Una información de The Hollywood Reporter apunta a que solo las grandes plataformas, mucho más musculosas y no dependientes de la rentabilidad directa de la película, podrían permitirse la aventura de acoger bajo su paraguas el proyecto.
Las reacciones del mencionado artículo (calificando la película de “experimento indie”) casi amenazan con disparar el hype cinéfilo que parece apuntalarse con la selección (si se confirma) en Cannes. Coppola siempre ha dicho que su película más personal es Tucker, un hombre y su sueño, donde se identificaba con un creador de automóviles visionario e incomprendido. Bien, pues el cineasta ha vuelto a asumir un riesgo personal kamikaze, como ya hizo con Apocalypse Now y, sobre todo, Corazonada, el gran fiasco comercial que marcó su carrera.
Tras las huellas de Apocalypse Now
Antes de que la película quede en tierra de nadie (porque los distribuidores más independientes no pueden llegar a una película de esas dimensiones) Coppola insiste en relacionar Megalópolis con Apocaypse Now, por la ambición desmedida, por el riesgo suicida de la autofinanciación y porque la película de la Guerra de Vietman también fue a Cannes envuelta en misterio, polémicas y filtraciones de prensa tras un rodaje demencial. En enero de este año, Coppola declaraba que los ejecutivos han reaccionado ante Megalópolis de la misma manera que con Apocaypse Now: «Y entonces venía de ganar cinco Oscar y era el director de moda».
EL RUEDO ESCÉNICOApocalipsis nowESCUCHAR AUDIO
En 1979, antes del estreno de Apocalypse Now en Cannes, Coppola había enseñado la película en tres pases para periodistas en Estados Unidos antes del festival, a condición de que los periodistas embargasen la publicación hasta el pase en la ciudad francesa. Coppola declaró que tenía problemas con el final de su película, un hecho insólito de autosabotaje promocional y los periodistas vieron la película “como halcones” en busca de “los planos de los que Coppola dudaba”, según recordaba el crítico Robert Ebert.
En cuanto el primer medio se saltó la veda y se publicó el primer texto sobre Apocalypse Now, el resto consideró ya papel mojado el acuerdo y publicaron sus críticas sobre la cinta. Enfurecido, Coppola aprovechó la rueda de prensa de Cannes para llamar “decadentes, inmorales y mentirosos” a los periodistas estadounidenses. E hizo algo todavía más insólito, que deja claro que su modus operandi para lidiar con sus dudas es abrirse en canal: al margen de la proyección oficial del festival, alquiló una sala en uno de los cines comerciales de Cannes para proyectar por su cuenta la película con otro final.
El verdadero final es que Apocalypse Now fue aclamada, ganó la Palma de Oro (la segunda para Coppola tras La conversación) y comenzó su leyenda como obra maestra. ¿Podrá Megalópolis repetir la jugada?