La incursión del presidente en medios internacionales es tan oportuna como inusual: desde su investidura y hasta hace un mes, solo había concedido dos entrevistas
Mientras los mexicanos centramos nuestra atención en el duelo entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, Andrés Manuel decidió extender sus fronteras. Con las elecciones nacionales del 2 de junio prácticamente resueltas, el presidente apuntó el dedo hacia las orillas, resaltando los comicios a vigilar: la elección presidencial de Estados Unidos.
Consciente de los peligros que la elección del próximo 5 de noviembre supondrá para México, Obrador ha traicionado sus costumbres localistas otorgando una entrevista a Sharyn Alfonsi, periodista del programa 60 Minutes de CBS, uno de los titanes televisivos del mundo.
En el diálogo, AMLO abordó temas escabrosos que tanto Biden como Trump —presumibles contendientes en las venideras elecciones— han utilizado como estandarte de campaña. Entre otros, la crisis migratoria y fronteriza.
En relación con los retos migratorios, Andrés Manuel negó que México simplemente acatará las directrices de Estados Unidos. En cambio, sugirió que aquel país debería destinar 20.000 millones de dólares anuales a los países de América Latina y el Caribe, levantar las sanciones a Venezuela, poner fin al embargo a Cuba y conceder la ciudadanía a los mexicanos que viven ilegalmente en aquel territorio y cumplen con la ley.
En lo que concierne a los riesgos de seguridad de ambos países, el mandatario repudió con vehemencia cualquier insinuación de intervencionismo. Por el contrario, manifestó su disposición para continuar llevando a cabo acciones colaborativas con pleno respeto a nuestra independencia.
Frente a la propuesta de construir el mentado muro fronterizo —perpetua promesa de campaña de Donald Trump—, Obrador la desestimó como mera propaganda y recordó por qué es una idea poco realista. En primer lugar, señaló el tratado económico vigente que ha favorecido a ambas naciones. En segundo lugar, destacó que Trump es consciente de la existencia de túneles que conectan Tijuana con San Diego y que pasan por debajo de las aduanas estadounidenses. La edificación del muro sería tan costosa como inútil.
Te digo Juan para que me escuches, Pedro. El mensaje de Obrador está destinado a los mexicanos en Estados Unidos: la segunda minoría detrás de la comunidad afroamericana en el país. Aquellos que, a pesar de haber respaldado históricamente al partido demócrata, han comenzado a modificar su intención de voto hacia los republicanos.
AMLO, legalmente impedido de entablar diálogo con los electores en suelo mexicano durante el periodo de campaña y consciente de su legitimidad y extraordinario nivel de aprobación, ha dirigido su megáfono al electorado en Estados Unidos. La propia entrevistadora lo reconoció así al señalar que el presidente capaz de influir decisivamente en las elecciones estadounidenses reside en México y se apellida López Obrador: un reconocimiento sin precedentes del impacto de un líder mexicano en el ámbito político internacional.
La incursión del presidente en medios internacionales es tan oportuna como inusual. Desde que asumió la presidencia, ha mantenido una posición distante y desconfiada hacia los medios de comunicación. Ha permanecido pasivo ante los medios —a los que él caracteriza como instrumentos de manipulación— a excepción de su conferencia matutina. Desde su investidura y hasta hace un mes, no había concedido más de dos entrevistas: la última a un medio internacional fue a Telemundo durante su visita al entonces presidente Trump en julio 2020. La última aceptada a un medio nacional data de septiembre del mismo año y fue para La Jornada.
Cuatro años después y a pocos meses de concluir su mandato, el presidente ha abandonado su habitual comportamiento al aceptar dos nuevas entrevistas de medios internacionales. La primera fue concedida a Inna Afinogenova de Canal Red, de Pablo Iglesias: ex vicepresidente de España. Un guiño a la izquierda. La segunda fue asignada a 60 Minutes en un formato más tradicional. Un espaldarazo migrante.
Andrés Manuel comienza a preparar su salida ocupándose de lo que considera imprescindible y de largo alcance. A un semestre de terminar su mandato, López Obrador se hace indispensable no solo en la elección mexicana, sino también en la estadounidense. Es una inesperada jugada a cuatro bandas de quien jugó siempre a ser candil de su casa.
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