Tengo 65 años. Nací en Vizcaya y vivo en una aldea perdida en Zaragoza. Estoy casado y tengo tres hijos. Me licencié en Física en Bilbao y en Telemática y Organización en Bruselas, donde viví 28 años. Estamos frente al colapso del viejo capitalismo liberal. Soy ateo, feminista y marxista.
IMA SANCHIS / LA VANGUARDIA
La era del aire
Este físico, que ha trabajado en la Comisión Europea en Bruselas 25 años en temas relacionados con geopolítica, ha sido paralelamente un astrólogo apasionado de la astrología mundial, la rama que se ocupa de las naciones y de los colectivos humanos. Acaba de publicar Astrología para el nuevo orden mundial: Las claves astrológicas que marcarán el rumbo geopolítico (Planta), donde nos habla de inminentes movimientos migratorios. El cambio climático empujará a una parte significativa de la población mundial a buscar lugares habitables y cambiará la agricultura y los hábitos de consumo. Las viejas fronteras contra el movimiento de personas e ideas ya no serán efectivas. “El cambio de una era de tierra a una de aire va a dar paso a una sociedad basada en la difusión e intercambio de ideas en vez del comercio de bienes y servicios”.
Veinticinco años en la Comisión de la Unión Europea.
Sí, en política y comercio exterior, medio ambiente y ayuda al desarrollo; siempre en un entorno geopolítico; pero ya antes, en paralelo a mis estudios de Física, estudié astrología.
Es curioso, un científico.
Éramos un grupo de Físicas los que estudiábamos astrología. Los físicos somos mayoritariamente ateos, pero no descreídos, porque la física moderna, la cuántica, maneja conceptos muy similares a la astrología, como la sincronicidad entre eventos o el viaje hacia el pasado de ciertas partículas.
Usted centra la interpretación en los grandes movimientos mundiales.
Las claves y ciclos planetarios que marcarán el rumbo geopolítico de los próximos años. Nos espera un cambio de paradigma. Vamos a asistir a un rápido proceso de desmoronamiento y colapso de la vieja pirámide social.
¿Qué la sustituye?
Estructuras horizontales que formarán redes complejas muy interconectadas y con una elevada carga tecnológica y de conciencia. La política de bloques desaparece, dejaremos de depender de la potencia de turno.
Parecen buenos augurios.
Tras dos siglos de concentración progresiva de la riqueza y los recursos en manos de unos pocos, comienzan a abrirse paso tendencias más redistributivas. La idea de que el capitalismo tiene sus días contados se abre camino.
¿Y la tendencia al populismo y a la ultraderecha?
Estamos viviendo el mismo tránsito de Urano por Tauro de finales de los años 30 del siglo pasado con la ascensión de los populismos y el fascismo. El tránsito termina en el 2026, luego la balanza se inclina al otro lado.
¿Habrá tercera guerra mundial?
No, pero sí un estado de agitación global extrema, caos y crisis, y de ahí va a ir emergiendo un nuevo orden en el que no necesitaremos un Estado omnipotente que, además, se irá debilitando por la falta de ingresos debido a las economías paralelas que van a ser muy potentes. Veremos el fin del patriarcado.
¿Pero seguiremos hipercontrolados?
Sí, pero no necesariamente a través de los gigantes actuales como Meta, Google y Amazon. China e India están ya elaborando sus propios sistemas operativos para ser independientes y probablemente Europa siga el mismo camino.
¿Quién nos controlará?
La capacidad de control social será prácticamente total mediante el conocimiento de nuestros movimientos, compras, gustos y preferencias.
Ya lo es.
Con el desembarco de la inteligencia artificial la situación alcanzará un nivel inimaginable, será un control basado en técnicas de condicionamiento indetectables y, por tanto, difícilmente ilegalizables.
¿No nos defenderemos?
Asistiremos a una ola de demandas contra las empresas tecnológicas por fomentar la adicción a sus contenidos y productos.
¿Tendremos subsidio mínimo vital?
Sí, será inevitable: va a haber un desempleo estructural muy fuerte con la incorporación masiva de nuevas tecnologías. Sectores muy intensivos en mano de obra, como la construcción, sustituida por casas prefabricadas, o la hostelería, se van a automatizar.Vamos a vivir una revolución en el campo laboral.
Cuénteme más.
La creación de un nuevo contrato social y la abolición de la neoesclavitud, la del mileurista, camarero, médico residente…, el cuestionamiento de ese trato va a ser fortísimo.
¿Seguiremos poblando el planeta?
Estamos a las puertas del invierno demográfico. En el futuro el gran capital va a ser el humano. Ahora devolvemos a los inmigrantes, dentro de pocos años pagaremos por repoblar Europa y EE.UU.
Y nosotros, ¿cambiaremos?
Asistiremos a una profunda revolución sexual como siempre que hay una conjunción de Urano y Plutón (los locos años 20, los 60). La sexualidad se va a vivir de manera mucho más social, menos íntima y carnal. El sexo va a ser una forma de hacer amigos.
¿Las mujeres conquistarán la igualdad?
Será la tendencia, no solo entre géneros, también entre clases sociales y grupos étnicos.
¿Qué pasará con el planeta?
El cambio climático no tiene marcha atrás, veremos fenómenos catastróficos en los próximos cuatro años y España se desertizará.
¿Y cómo lo viviremos?
Experimentaremos la intensa angustia existencial provocada por el riesgo de desaparición de la especie humana. La conciencia de que una transformación profunda es necesaria comenzará a emerger en la humanidad.
¿Y las guerras actuales?
Serán las últimas guerras territoriales, las fronteras van a dejar de tener importancia, lucharemos por la ocupación de espacios virtuales.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/lacontra/20240116/9498115/veremos-patriarcado.html