La aparición de una sucursal provoca el cierre de al menos 10 negocios familiares
MARTÍN HERNÁNDEZ ALCANTARA / LA JORNADA DE ORIENTE
Se estima que al menos 5 mil 500 changarros o negocios familiares habrían cerrado en Puebla como consecuencia de la instalación de tiendas Oxxo, lo que implicaría la desaparición de un local independiente por cada uno de los de la cadena propiedad de Femsa.
El paisaje urbano de nuestro país, y también el de los pueblos, está contaminado. En una u otra esquina de México, los letreros de Oxxo aparecen coronando cada sucursal que emerge con novedosa naturalidad, sin que nos percatemos de los changarros ahogados por el tsunami en amarillo, rojo y blanco que despoja a miles de familias de su negocio propio e independencia económica, arrojándolos al desempleo, la informalidad o la precariedad laboral.
Oxxo es la estrella del consorcio Fomento Económico Mexicano (Femsa), propiedad de la familia regiomontana Garza Lagüera, la cual ostenta otros negocios boyantes, como el embotellamiento de los productos de la trasnacional refresquera Coca-Cola.
En un informe presentado por Femsa sobre el tercer trimestre de 2023 se reveló que las tiendas Oxxo han experimentado un notable incremento en sus ventas mensuales promedio, alcanzando la cifra de un millón 47 mil pesos, lo que representa un aumento de 16.1 por ciento en comparación con el mismo trimestre del año anterior. De manera global la empresa reportó una utilidad neta de 12 mil 758 millones de pesos.
Hasta finales de febrero de 2024 existían 554 sucursales de Oxxo en territorio de Puebla, según datos del geolocalizador de tiendas del portal de la propia cadena.
Aunque estudiosos del mercado y organizaciones admiten y lamentan que no se conocen estudios económicos sobre el impacto real que tiene la instalación de dichos expendios de conveniencia en la desaparición de las tiendas familiares, coinciden en que se puede calcular que la cadena habría extinguido al menos 5 mil 500 de esos changarros en la entidad poblana.
Adriana Villanueva Palacios, investigadora del Centro de Estudios sobre la Pobreza “Rubén Jaramillo Ménez”, señala que, si se toman en cuenta las cifras de crecimiento que Oxxo ha publicado, las cuales indican que desde el primer local abierto en 1978 hasta septiembre de 2023 en México había 22 mil 352 locales –su expansión abarca también en el extranjero: más de 2 mil 50 tiendas en Brasil, Perú, Colombia y Chile–; Puebla contiene a 2.47 por ciento del total de tiendas de la cadena.
“A pesar de la carencia de documentos estadísticos que den certidumbre sobre los efectos nocivos que la multiplicación exponencial de Oxxo tiene para la economía local, sobre todo en el cierre de los llamados changarros o tienditas familiares, hay asociaciones gremiales de pequeños y nano comerciantes que han calculado que por cada tienda Oxxo que aparece cierran entre ocho y 10 changarros”, indicó la economista.
“No es difícil inferir así, que si la propia cadena reconoce que tiene 554 tiendas en Puebla, más de 550 changarros, tienditas de esquina, de barrio o negocitos familiares fueron condenados a cerrar”, aseveró Villanueva Palacios.
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Las organizaciones a las que se refiere Villanueva Palacios son la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Don Ástor –que representa a tenderos de Jalisco, Torreón, Nayarit, Durango, Guanajuato y Michoacán–, la Asociación de Comerciantes y Prestadores de Servicios de la Zona Centro de Aguascalientes AC, y Euromonitor Internacional, empresa de investigación mundial de mercados.
Euromonitor International se destaca como una firma líder en investigación de mercados a nivel global. Esta empresa se posiciona en la cima en cuanto a la provisión de inteligencia de negocios en el mundo, análisis estratégico de mercados y estudios sobre el comportamiento del consumidor.
De acuerdo con análisis realizados por Euromonitor Internacional, la apertura de una tienda Oxxo en México conlleva la desaparición de aproximadamente ocho a 10 comercios tradicionales. Este dato contrasta con las afirmaciones hechas en 2014 por Peter Homberg Lehman, presidente del Consejo Coordinador Empresarial Mexiquense, quien sostenía que la inauguración de cada establecimiento de conveniencia implicaba el cierre de al menos 35 pequeñas tiendas locales.
A decir de Gerardo Íñiguez, representante de Don Ástor, la apertura de una tienda Oxxo, 7-Eleven, Círculo K, Tiendas 3B o de cadenas similares, supone la desaparición de 38 comercios pequeños.
“El modelo que impone Femsa a través de Oxxo es, primeramente, pernicioso para la economía familiar por la desaparición de tiendas, lo cual implica un primer impacto de personas que son orilladas a emplearse en otros giros, a meterse a la informalidad o a quedar en el completo desempleo”, apunta Miguel Ángel León Torres, de la Asociación de Pequeños Consumidores de México.
El abogado y economista abundó: “Sin embargo, el modelo de negoció también expone que, como sucede en otros rubros, no hay verdadera libertad de mercado en México, porque aunque no se impida la apertura de nuevos negocios, desde changarritos muy humildes hasta establecimientos de la cadena internacional 7-Eleven, en los hechos todas las tiendas distintas a Oxxo son una notable minoría frente a la cadena de Femsa, que se encuentra, en los hechos, en calidad de monopolio”.
En efecto, hay muchas ciudades de México en las que se pueden encontrar hasta dos Oxxo en un crucero de cuatro esquinas y ninguna tienda de la competencia a muchas calles de distancia.
Modelo depredador
Adriana Villanueva Palacios y Miguel Ángel León Torres coinciden en que el modelo de negocio de Oxxo resulta a todas luces ventajoso frente a la competencia que le supondrían los changarros.
Las sucursales de Femsa se han posicionado estratégicamente para competir directamente con otros establecimientos del mismo giro gracias a su horario extendido y ubicaciones privilegiadas, lo cual les permite captar eficazmente la atención de los consumidores.
La cadena, además, es capaz de abastecerse con compras de almacén que sobrepasan por mucho la capacidad adquisitiva de un negocio familiar, los cuales suelen ir al día y, al hacer adquisiciones minoristas no logran los descuentos que obtiene Oxxo de sus proveedores.
Otra ventaja que Oxxo tiene sobre los changarros es la posibilidad de que los clientes paguen servicios como la energía eléctrica, hagan retiros y depósitos bancarios, amén de la recarga de datos para teléfonos celulares, entre otros. Dichas transacciones, aunque solo constituyen 5 por ciento de sus ventas totales, representan un segmento crucial que sobrepasa ampliamente las capacidades de los negocios locales más pequeños en todas las categorías, consolidando aún más su imperio en el mercado de conveniencia.
Chipilo le gana
Chipilo de Francisco Javier Mina es, hasta ahora, la única comunidad poblana cuyo gremio de pequeños comerciantes ha luchado abiertamente contra la depredación que genera Oxxo. En agosto de 2023, en varios inmuebles de esa colonia de italianos fundada en 1882 y que hoy es junta auxiliar del municipio de San Gregorio Atzompa –a 16.3 kilómetros de la Angelópolis– aparecieron lonas con los colores de la cadena –amarillo, rojo y negro– expresando su repudio a esas tiendas de conveniencia.
El más grande y vistoso de esos mensajes clamaba: “No más tiendas Oxxo, sólo perjudican al comercio local. No más injusticias al pequeño comerciante. Pedimos a las autoridades locales, estatales y federales la no apertura de este nuevo Oxxo”.
Los expendedores manifestaban así su absoluta reprobación a la instalación de una sucursal de la cadena Femsa en su territorio, que ya de por sí estaba cercado por otros cuatro locales de la franquicia que habían sido abiertos a velocidad meteórica en los cuatro puntos cardinales de los pueblos vecinos, lo que había repercutido drásticamente en la caída de ventas de los changarros, tiendidas, vinaterías y hasta en las casas que comercian los productos lácteos que le han dado fama nacional a la comunidad.
Fueron meses de jaloneos intensos entre los pequeños comerciantes, apoyados por el pueblo y las autoridades municipales, hasta que estas cedieron y Oxxo perdió, pues el terreno que iba ocupar en Chipilo es hoy usado para otros fines.
Esta casa editorial buscó a los protagonistas de la victoria sobre la poderosa cadena, pero amablemente declinaron a hacer comentarios públicos.
Sonora se pone en guardia
Pero, a pesar de la evidente depredación comercial que supone cada inauguración de un Oxxo, solo en una entidad federativa, Sonora, parece atisbarse la obligación que tiene el gobierno de proteger la economía local y los pequeños negocios familiares.
En abril de 2023 el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, propuso prohibir en 40 municipios ubicados en la sierra de ese estado norteño la apertura de tiendas de conveniencia a fin de dignificar la economía de las familias en dicha zona y que los changarros sigan generando ingresos locales.
La nueva política, conocida popularmente como “anti–Oxxos”, incluye a otras cadenas de tiendas de conveniencia, entre ellas 7-Eleven y Extra. La razón detrás de esta decisión, según explicó el mandatario sonorense, radica en el impacto significativo que estos establecimientos tienen sobre las economías locales, particularmente en regiones de la sierra donde numerosas familias dependen de la venta de abarrotes como medio de sustento. Esta medida surge en respuesta a la escasez de mercados y supermercados en dichas áreas, poniendo en evidencia la preocupación por preservar el tejido económico y social de estas comunidades.
En aquella ocasión, el titular del Poder Ejecutivo de Sonora, emanado del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), expresó: “En el caso de Sonora puede haber veintitantos negocios de abarrotes, changarritos que desaparecen con la presencia de una tienda de conveniencia y queremos que esos changarritos continúen como sustento económico de las familias que históricamente han vivido de ellos; esa es la razón fundamental”.
Sin embargo, a casi un año del anuncio hecho por Durazo Montaño, no se han dado a conocer los resultados de la restricción de la apertura de Oxxo y otras tiendas de conveniencia pertenecientes a cadenas.
En Puebla no hay organizaciones de propietarios de changarros que protesten por la depredación del mercado que practica la cadena Oxxo y las autoridades no parecen ver siquiera el problema que implica la extinción de esos negocios familiares.
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