Tecnologías de escaneo Lidar muestran una densa red de centros urbanos interconectados, mil años más antiguos que descubrimientos anteriores
Si alguna vez se creyó que la antigua selva amazónica era un lugar inhóspito, escasamente poblado por bandas de cazadores-recolectores, los rastreos arqueológicos realizados en los últimos veinte años con tecnología Lidar han revelado restos de edificaciones, pirámides y caminos desde Bolivia a Brasil, demostrándose así que la Amazonia albergaba grandes y complejas sociedades antes de la llegada de los europeos.
La última la ha descubierto un equipo internacional de investigadores bajo la densa vegetación del valle de Upano en Ecuador. La tecnología de mapeo láser muestra una densa red de ciudades interconectadas que tienen al menos 2.500 años de antigüedad, más de 1.000 años más que cualquier otra sociedad amazónica conocida, según el estudio de nueve autores, pertenecientes a instituciones de Alemania, Ecuador, Francia o Puerto Rico, publicado este jueves en la revista ‘Science’.
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Según relata a la agencia SINC uno de los autores del estudio, Fernando Mejía, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE), el sacerdote y arqueólogo Pedro Porras fue el primero que en su viaje a lomos de mulas por el valle de Upano descubrió en los años 70 del siglo pasado el sitio arqueológico de Wapula, un poblado prehispánico con varios montículos o ‘tolas’.
Años después, hace casi tres décadas, Stéphen Rostain, arqueólogo del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés), comenzó a excavar con su equipo en dos grandes asentamientos (Sangay y Kilamope) del valle de Upano, donde encontraron montículos organizados alrededor de plazas centrales, cerámica decorada con pintura y líneas incisas, y grandes jarras que contenían los restos de la tradicional chicha de cerveza de maíz. Análisis de radiocarbono indicaron que los sitios de Upano estuvieron ocupados desde alrededor del 500 a. C. hasta entre el 300 y el 600 d. C. «Sabía que teníamos muchos montículos, muchas estructuras, pero no tenía una visión completa de la región», dice Rostain en una nota de Science.
También por la misma época, Ernesto Salazar, de la PUCE, había encontrado otros sitios arqueológicos que evidenciaban que este tipo de construcciones se extendía mucho más allá de Wapula. «El problema en aquel momento es que, tanto el arqueólogo francés como Salazar (que al principio llegaron a colaborar), tenían que ir buscando posibles nuevos emplazamientos caminando a través de la selva, y aun así, llevaron a cabo y publicaron relevantes estudios», apunta Mejía a SINC.
En 2015, gracias a la financiación del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Ecuador, se realizó un estudio Lidar del valle. Desde aviones especialmente equipados se emitieron pulsos láser hacia la selva amazónica y midieron su regreso, revelando características topográficas que de otro modo serían invisibles bajo los árboles. Así, el equipo identificó cinco grandes asentamientos y otros diez más pequeños en 300 kilómetros cuadrados en el valle de Upano, cada uno de ellos densamente poblado de estructuras residenciales y ceremoniales, con calles que discurrían entre casas y barrios.
«Estamos hablando de urbanismo», subraya Mejía.
Semejante a los mayas
Situadas entre campos agrícolas rectangulares, las ciudades están rodeadas de terrazas en las laderas donde se cultivaba maíz, mandioca y batata y conectadas entre sí por una red de caminos anchos y rectos que se extiende a lo largo de decenas de kilómetros, conectando los diferentes núcleos urbanos, creando así una red a escala regional. Para los autores del estudio, un desarrollo temprano tan extenso en el Alto Amazonas es comparable a sistemas urbanos mayas similares recientemente destacados en México y Guatemala.
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Este complejo sistema viario es un milenio más antiguo que el de otras sociedades amazónicas complejas, incluidos los Llanos de Mojos, un antiguo sistema urbano recientemente descubierto en Bolivia. Las ciudades ahora descubiertas eran, además, más densas y estaban más interconectadas que los sitios de los Llanos de Mojos, según Rostain.
«Apenas estamos empezando a entender cómo funcionaban estas ciudades», incluyendo cuántas personas vivían en ellas, con quién comerciaban y cómo eran gobernadas, dice en Science Carla Jaimes Betancourt, quien estudia Llanos de Mojos.
Para Thomas Garrison, arqueólogo y geógrafo de la Universidad de Texas en Austin especializado en Lidar y que no estaba involucrado en el trabajo, cree que es demasiado pronto para comparar las ciudades de Upano con sociedades como las mayas clásicas y Teotihuacan, que eran «mucho más complejas y más extensas», pero señala a Science que «es sorprendente que todavía podamos hacer este tipo de descubrimientos en nuestro planeta y encontrar nuevas culturas complejas en el siglo XXI».
A juicio de Mejía, lo descubierto hasta ahora «es sólo la punta del iceberg» de lo que se podría encontrar en la Amazonia. «Decimos ‘Amazonia’, pero deberíamos decir ‘Amazonias’», para captar la antigua diversidad cultural de la región, afirma por su parte Rostain.