#PorSoleares | Candidatos tienen dos cuartos, uno de guerra, el que realmente decide y muestra preocupaciones, y otro de entretenimiento donde hay optimismo y reparten cargos
Por Jesús Manuel Hernández
Semana triste para la sociedad poblana, la desaparición de dos personajes relacionados con los medios de comunicación, el querido Gabriel Sánchez Andraca, de oficio periodista, de tiempo completo, notable por sus crónicas y memoria política, quien falleció el 22 de diciembre.
Y al día siguiente, el 23, la muerte del querido Julián Abed Cesín, todo un personaje en el medio empresarial e íntimamente relacionado con la comunicación, precursor de la introducción de equipos de cómputo, viajero incansable, registró como reportero muchos videos que eran transmitidos en la televisión local.
Julián fue colaborador de este reportero en varias etapas, en la radio principalmente, con sus comentarios sobre tecnología y sus aportaciones cuando la nacionalización de la banca el 1 de septiembre de 1982. Al día siguiente Julián se presentó en el programa que yo conducía a respaldar la decisión de López Portillo.
En fin, dos amigos que se adelantan y que ya no verán el desenlace del 2024, un año que se abrirá en unos días más colmado de especulaciones, interpretaciones y adivinanzas.
Los asesores trabajan día y noche preparando los lanzamientos poblanos, se adivinan respaldos y rechazos, se anuncian encuestas donde el favorito sigue siendo el mismo y otras donde se aconseja no cantar victoria, y estas últimas no sólo asoman por la oposición, también al interior de Morena Puebla donde algunas voces piden “no confiarse”.
Y así se van acomodando asesores, planeadores, operadores, financieros, vaya sector más importante “los financieros” de la campaña, los recaudadores de las aportaciones, los conductos para los amarres, los vendedores de ilusiones, bueno, en estos últimos, los vendedores de ilusiones también caben los miembros de los “cuartos”.
Sí, porque no hay un cuarto de guerra solamente, hay otro, el “cuarto del entretenimiento”. Históricamente así ha funcionado siempre. Unos son los llamados a donde se toman las decisiones y otros al espacio donde les hacen creer que “ellos toman las decisiones” y son el grupo que forma la cúpula en el entorno del candidato.
Así las cosas, los priistas sumados a uno y otro bando llevan consigo el ADN del fraude electoral, de la operación tradicional, lo mismo han trabajado para el tricolor, para el PAN y ahora para MORENA.
En el Cuarto de Guerra de Armenta se reciben informes delicados, se anuncian tropezones en espacios importantes de electores, se dedica tiempo para inventar una estrategia que sume a los jóvenes y le quite votos a Eduardo Rivera en la zona metropolitana, y se intenta apaciguar a los morenistas inconformes con la llegada de los neomorenistas que traen consigo el agente maligno.
También en el PAN sucede lo mismo, la llegada de Marco Antonio Adame podría ser bienvenida o rechazada, dependiendo de a quién sume; por lo pronto, el exgobernador de Morelos se topa con un panorama recientemente levantado donde los números le son contrarios, los más pesimistas le dan una ventaja de 22 puntos a Armenta, lo que supone un reto de subir cada semana un punto para igualar al senador.
Adame es un panista experimentado, querido en puebla, pero con una asignatura pendiente sobre el conocimiento de los grupos de poder reales, solo recibe la información de los panistas. En cambio al lado de Alejandro Armenta hay asesores experimentados en esos temas, como Javier Sánchez Galicia o Paloma Guillén, o Juan Carlos Lastiri o Chucho Morales, padre e hijo.
En fin, mientras los cuartos de guerra salpican tormentas de ideas, los de entretenimiento empiezan a repartirse los negocios, hacen listas de recomendados y se atreven incluso a ofrecer posiciones, se sienten muy cercanos a los candidatos, presumen de los mensajes recibidos cada día y no se cansan de enseñarlos a quien puedan.
Los cuartos de entretenimiento son optimistas, sienten que por fin les llegó el “poder”, que ahora sí, gobernar por seis años o quizá más, pues entre sus planes está colocar al sucesor del ganador.
Y quizá ahí, en los cuartos de entretenimiento se encuentre el peligro más cercano para el candidato, esos favores, esos regalos, esas brillantes ideas, como la impresión y reparto de “Regeneración Puebla” autoproclamado “el periódico de las causas justas y el pueblo organizado”, donde no cabe ni una línea ágata más al elogio de la persona.
En fin el peso de la prensa impresa ha bajado mucho, la propaganda política requiere de más cuartos de guerra y menos de cuartos de entretenimiento.
O por lo menos, así me lo parece.