Esta festividad rinde homenaje al dios Saturno, patrón de la agricultura y la cosecha
MARCO CHAVARRÍA / LA RAZÓN
La ciudad de Chester, en el noroeste de Inglaterra, se sumerge anualmente en las Saturnales, una antigua festividad romana que ha perdurado por más de 2.000 años. Mientras la Navidad y Hanukkah marcan las celebraciones de diciembre, las Saturnales emergen como un recordatorio del pasado imperial romano, conectando a los habitantes de Chester con su historia de una manera única.
Chester, orgullosa portadora de su legado romano, se convierte en el epicentro de estas festividades, rindiendo homenaje al dios Saturno, patrón de la agricultura y la cosecha. Las calles de Chester, impregnadas de la historia de Deva Victrix, una urbe romana en tiempos antiguos, se transforman en un espectáculo visual y sensorial que captura la esencia de las Saturnales a lo largo de los siglos.
Lo excepcional de estas festividades radica en su capacidad para desafiar las rígidas normas sociales romanas. Durante las Saturnales, incluso los esclavos eran libres de participar, desafiando la estructura social establecida. Prácticas como el intercambio de regalos y los excesos en comida y bebida, arraigadas en las Saturnales, han perdurado en el tiempo y se asocian, en parte, con las festividades contemporáneas de la Navidad.
La procesión anual, caracterizada por el encendido de antorchas y la distribución de «regalos de luces», se convierte en un medio para reflexionar sobre el pasado de la ciudad y proyectar su futuro.
A pesar de su trasfondo romano, las Saturnales en Chester incorporan elementos medievales, creando una fusión única de tradiciones a lo largo de los siglos. La procesión incluye un emotivo discurso del emperador Domiciano, simbolizando la conexión de la festividad con la época de Deva Victrix y subrayando la continuidad de Roma en la historia y el espíritu de la ciudad.