Los residentes de Gumiel de Izán están encantados con el efecto del artículo de ‘National Geographic’ que señala su similitud.
SAM JONES / THE GUARDIAN
A pesar de su parecido con el esplendoroso Tesoro de piedra arenisca de la antigua ciudad jordana de Petra, la iglesia de Santa María, situada en la pequeña ciudad de Gumiel de Izán, en el norte de España, envuelta en niebla, carece de camellos, reliquias nabateas y amplias vistas del desierto.
Lo que sí tiene son las proporciones perfectas de una minicatedral, un espectacular retablo policromado, seis siglos de historia y una nueva fama gracias a su semejante arquitectónico más célebre.
En los dos meses transcurridos desde que se hizo viral un artículo del National Geographic en el que se señalaba la similitud entre ambos monumentos, Gumiel de Izán (600 habitantes) se ha visto inundada por unos 10 mil visitantes. Antes de que las comparaciones con Petra pusieran a Gumiel en el mapa, la Semana Santa atraía a unos 400 visitantes, y un ajetreado julio y agosto a otros mil 450. Pero sólo los tres días de vacaciones de la semana pasada atrajeron a más de 3 mil personas a sus viejas y estrechas calles, para alegría de residentes y comerciantes.
Para algunos turistas, el atractivo reside en el improbable hermanamiento; para otros, en el descubrimiento de una joya medieval oculta a plena vista junto a la autopista, a hora y media en coche al norte de Madrid.
El alcalde de Gumiel, Jesús Briones, que fue monaguillo en Santa María antes de convertirse en futbolista profesional y luego en político local, aún está asimilando el repentino cambio de estatus de su ciudad natal.
“Sabíamos que teníamos una bonita parroquia, con un retablo impresionante, pero nunca imaginamos nada de esto, nunca”, dice en un descanso entre las visitas a la iglesia, construida entre principios del siglo XV y el XVII.
“Todo ha explotado: las calles están llenas de gente que toma un café o compra una barra de pan o unos pastelitos”.
A mediodía de un frío jueves de diciembre, una docena de personas de lugares tan lejanos como Barcelona, Valladolid, Navarra y Guadalajara hacían cola para la primera visita del día. Briones y otros nueve voluntarios, entre ellos el párroco, se turnan como guías. Si la cosa sigue así, dice el alcalde, tendrán que contratar a un guía permanente. La iglesia ya ha empezado a pedir a los visitantes un donativo voluntario de 2 euros (38 pesos).
“La cantidad de gente que viene desde que salió el artículo y lo difundieron otros medios es una locura”, dice Briones. “Estamos atónitos de que se hable tanto de nuestra propia Petra”.
Aunque está encantado con el tardío reconocimiento de la iglesia, y admite con gusto el parecido con Petra, el alcalde desea que la gente mire más allá de la fachada barroca de Santa María y explore su interior gótico.
Además del alto techo abovedado, varias capillas, un imponente órgano centenario que necesita una restauración de 100 mil euros (1 millon718 mil pesos), un coro y una estatua articulada de Cristo crucificado, la iglesia alberga un gran retablo del siglo XVI bellamente decorado, cuyos paneles narran la historia de Jesús desde su nacimiento hasta la Pasión.
Según la leyenda local, la figura con turbante y gafas que aparece en una escena del templo es un autorretrato del aún desconocido creador del retablo.
Manuel Rivera, que viajó desde Guadalajara, quedó encantado al comprobar que Santa María estaba a la altura de las circunstancias.
“Vi todo el asunto de Petra en los medios de comunicación, pero no tenía ni idea de lo que había dentro”, dijo. “Es un auténtico tesoro y es todo original”.
Felisa Hernández, que vino desde Valladolid con su marido y dos amigos, había estado planeando una visita incluso antes de que las cosas se hicieran virales. Estaban ansiosos por llegar a la iglesia antes de que la cosa se complicara.
“Íbamos a venir de todas formas, pero es realmente preciosa”, dice. “Es increíble la de cosas que puedes encontrar que están escondidas”.
Aunque Gumiel sigue disfrutando de su inesperada celebridad, y se está debatiendo la posibilidad de abrir un restaurante para atender a los visitantes y mostrar la comida y el vino de la región, Briones no da nada por sentado. Como gran parte de la España rural, este rincón del noreste de Castilla y León ha sido presa del éxodo de sus pobladores, ya que los cambios demográficos y los retos económicos han hecho que pueblos enteros se marchiten y mueran. El fantasma de la España vaciada nunca está demasiado lejos.
“Gumiel aún tiene 600 habitantes, pero hay pueblos cercanos que están desapareciendo porque sólo tienen 10”, dice el alcalde. “Tienen que venir aquí a comprar o a tomarse un vaso de vino”.
Aunque gran parte de la supervivencia del pueblo se debe al poder duradero de la industria vinícola regional, incluida la bodega diseñada por Norman Foster a las afueras de Gumiel, y a la presencia de las grandes fábricas locales, todo el bullicio entusiasta sobre “la Petra española” sólo puede ayudar a mejorar las cosas.
“La escasez de población es algo muy triste y estaríamos encantados si esto ayudara a revertirla”, dice Briones. “Esperamos que esto siga así y que no sea sólo un auge pasajero”.
Mientras el sol de primera hora de la tarde calentaba lo que quedaba de niebla y los turistas posaban para hacerse selfies delante de la ya famosa fachada, una vecina se detuvo en la plaza de la iglesia para resumir la bienvenida a la locura de los últimos dos meses.
“Esa iglesia siempre ha estado aquí y siempre ha sido un tesoro”, dijo. “Siempre lo hemos sabido, pero es estupendo que otras personas también se den cuenta”.