Los Periodistas

El Papa iba a una psiquiatra | El Mundo

Tan humano es el Papa, que aún hoy se vale del tratamiento psiquiátrico al que se sometió hace cuatro décadas en Argentina: «Me ayudó a ubicarme y a aprender a manejar mi ansiedad y evitar el apresuramiento a la hora de tomar decisiones»

SEBASTIÁN FEST / Buenos Aires / EL MUNDO

El Papa Francisco cuenta así su experiencia en el diván: «El tratamiento con la psiquiatra me ayudó además a ubicarme y a aprender a manejar mi ansiedad y evitar el apresuramiento a la hora de tomar decisiones. El proceso de toma de decisiones es siempre complejo. Y los consejos y observaciones que ella me dio fueron muy útiles. Ella era una profesional muy capaz y, fundamentalmente, una muy buena persona. Le guardo una enorme gratitud. Sus enseñanzas me son aún de mucha utilidad hoy en día».

El diálogo entre el Papa y Nelson Castro, uno de los periodistas más prestigiosos de Argentina, se produjo en febrero de 2019. La idea del segundo era escribir un libro. Y, para sus páginas, Bergoglio le confesó uno de sus grandes secretos: que hace varias décadas recurrió al psiquiatra, y que aquel tratamiento le es útil aún hoy en día. La obra La salud de los Papas (editorial Planeta) acaba de ser publicada en Argentina, y se puede decir que Francisco fue bastante más allá de lo prometido. El autor del libro sigue conmovido hoy al hablar de lo que sucedió…

Se somete a fisioterapia cada dos semanas, le analizan la sangre y la orina y lo estudian para desentrañar la razón de su sobrepeso…

Antes de que el Covid lo cambiara todo, la audiencia pública de los miércoles en el Vaticano era una fiesta, un peregrinar de argentinos. Argentinos de a pie y argentinos de poder: políticos, empresarios, artistas y periodistas. En octubre de 2017, Bergoglio se dirigió a un grupo y, con una amplia sonrisa, les lanzó un: «¿Cómo está la barra?». Luego, clavando la mirada en uno de los integrantes del grupo, un sorprendido Nelson Castro, añadió: «Le recuerdo que usted tiene que escribir un libro sobre la salud de los Papas en el que yo le voy a hablar de mis neurosis». Contaría después lo inconfesable.

«Yo destaco la valentía que tuvo al hablar de su psiquis», señala el periodista en diálogo con Crónica. «Cuando habla de que acudió al psiquiatra, un hecho extraordinario reconocido por un Papa, lo cuenta como algo vigente. Dice que lo que aprendió lo sigue utilizando hoy en día. No da esos problemas como superados. Es de una sinceridad extraordinaria. No era un psicólogo, era una psiquiatra. Y añade que los sacerdotes deberían someterse todos a un análisis psicológico importante. El Papa, además, marca una diferencia muy clara entre el psiquiatra y lo que es la confesión».

EN LA DICTADURA

Que el Papa recurriera a una psiquiatra tiene mucho que ver con la historia argentina. Fue en los oscuros días de la dictadura militar que sometió al país entre 1976 y 1983. «Le cuento cómo fueron las cosas», dice Francisco en el libro. «Nunca me psicoanalicé. Siendo provincial de los jesuitas, en los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar a gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas, tuve que manejar situaciones a las que no sabía cómo encarar. Fui a ver entonces a una señora, una gran mujer, que me había ayudado en la lectura de algunos tests psicológicos de los novicios. Entonces, durante seis meses, la consulté una vez por semana».

-¿Era una psicóloga? -le pregunta Castro.

-No, era una psiquiatra. A lo largo de esos seis meses me ayudó a ubicarme en cuanto a la forma de manejar los miedos de aquel tiempo. Imagínese usted lo que era llevar a una persona oculta en el auto, sólo cubierta por una frazada, y pasar tres controles militares en la zona de [el regimiento militar de] Campo de Mayo. La tensión que se generaba era enorme.

Bergoglio no dio el nombre de la psiquiatra, y el propio Castro no sabe si aún está viva. Lo que queda claro a lo largo de la entrevista es que será el representante de Dios en la Tierra, pero el Papa es tan de carne y hueso como cualquiera de nosotros. Se somete a fisioterapia cada dos semanas, le analizan la sangre y la orina y lo estudian para desentrañar la razón de su sobrepeso.

Que un Papa hable en detalle de sus enfermedades, sus operaciones y su neurosis es algo sin precedentes, tanto como lo fue en 2013 el ascenso de un latinoamericano al trono de San Pedro.

«En los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar a gente escondida para sacarla del país, tuve que manejar situaciones que no sabía cómo encarar. Fui a ver entonces a una señora, una gran mujer. La consulté una vez por semana durante seis meses»

EL PAPA FRANCISCO

Además de concederle la entrevista, capítulo final de un libro que enfoca la salud de cada Papa comenzando por León XIII (1878-1903), Francisco le habilitó la entrada al Archivo Secreto Vaticano, algo fundamental para que Castro pudiera dar densidad y volumen al libro.

«Las biografías de Papas mencionan el tema de su salud en forma muy breve, algo que es llamativo», destaca el periodista. «Por eso este libro es algo realmente nuevo y fue todo un desafío. Lo más difícil fue la búsqueda de material, un trabajo enorme que llevó dos años y medio. Y la entrevista, que fue un hito. Lo que encontrábamos en el Archivo Vaticano daba pie a buscar más cosas. Fue una búsqueda sorprendente».

EN EL ARCHIVO VATICANO

«Hubo aspectos muy valiosos que encontramos en archivos de diarios españoles, como uno que ya no existe, El Imparcial. Ese diario tenía detalles de la enfermedad del Papa y accesos que no tenía ningún otro. O contaba con un muy buen corresponsal o tenía a alguien adentro del Vaticano. Ese diario reprodujo diálogos en la habitación del Papa. Un nivel de llegada impresionante. La descripción de las últimas horas de León XIII son novelescas. Mi propósito era recrear los momentos finales de esas agonías, pero para mi sorpresa hasta teníamos los diálogos de esos momentos».

Castro destaca que el tramo final del papado de Juan Pablo II, con su salud notablemente deteriorada, terminó influyendo en la histórica abdicación de Joseph Ratzinger y la llegada del primer latinoamericano.

«Y lo de Ratzinger es muy interesante, porque su papado emérito es más largo ya que su papado, y él abdica por razones de salud. Tengo la impresión de que Ratzinger quedó muy impactado al ver el desgobierno que se generó ante el grave deterioro de salud de Juan Pablo II y evitó exponerse a una situación similar a los 83 años. Tuvo muy presente lo que ocurrió a partir del diagnóstico de párkinson a Juan Pablo II». La salud pasó a ser clave entre las siempre abundantes intrigas vaticanas. «La leyenda de que a Francisco le faltaba un pulmón fue un tema que usaron sus adversarios en el cónclave que lo eligió en 2013. La necesidad de un Papa sano era muy fuerte».

Francisco Bergoglio, llegando el 6 de marzo a Najaf (Irak), cubierto con una mascarilla. Según Nelson Castro, el Papa fue muy reacio a usarla al inicio de la pandemia. Eso sí, redujo su actividad al mínimo. «Su médico murió en enero, precisamente de Covid», añade.
Francisco Bergoglio, llegando el 6 de marzo a Najaf (Irak), cubierto con una mascarilla. Según Nelson Castro, el Papa fue muy reacio a usarla al inicio de la pandemia. Eso sí, redujo su actividad al mínimo. «Su médico murió en enero, precisamente de Covid», añade.VATICAN NEWS / AFP

El relato de lo sucedido entre el 12 y el 13 de marzo en el Vaticano es novelesco. Los rivales de Bergoglio, el ala más conservadora de la Iglesia católica, echaron a correr la versión de que al argentino le faltaba un pulmón. «Fue en ese punto que yo tomé coraje», recuerda el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa, que buscó a Bergoglio para hacerle cara a cara una pregunta.

«Le pedí perdón por la pregunta que estaba a punto de formularle. El cardenal Bergoglio se sorprendió mucho, pero confirmó que, aparte de un poco de ciática y de una pequeña operación en su pulmón derecho para la remoción de un quiste cuando era joven, él no tenía ningún problema de salud de importancia. Su respuesta fue un verdadero alivio: el Espíritu Santo, a pesar de los obstáculos de las camarillas, estaba soplando sobre la persona correcta».

Otro cardenal, el español Abril Santos y Casteló, le hizo esa misma pregunta a Bergoglio horas antes de su elección: «¿Es verdad que usted tiene un solo pulmón?». Y obtuvo la misma respuesta.

Hablamos con Nelson Castro, autor del libro ‘La salud de los Papas’, que ha entrado en los Archivos Secretos del Vaticano. También cuenta su aversión inicial a la mascarilla

El diálogo de Bergoglio con Castro incluye detalles de una operación de urgencia en su juventud ante una vesícula gangrenada, un preinfarto en 2004 y los problemas que le genera el pie plano. La entrevista con Francisco se celebró en febrero de 2019. Un año después, el mundo se enfrentaba a la pandemia del Covid. Y, para asombro de muchos, el Papa era sumamente reacio a usar mascarilla. «Sí, sí, fue así», admite Castro. «Pero su actividad se redujo al mínimo, y en eso fue obediente. Su médico, Fabrizio Soccorsi, murió en enero, precisamente de Covid».

Castro cree que su libro, que será presentado en septiembre en España y que está por ser publicado en italiano, marca un antes y un después. «El tema de la salud del Papa va a tener a partir de ahora una dimensión política de enorme peso. Los Papas son personas mayores que mueren siendo Papas, así que la salud en algún momento es un tema. Que el Papa quisiera hacer este libro para hablar de la salud marca un hito. El tema deja de ser tabú, queda instalado como tema oficial de la agenda vaticana».

¿Hay Francisco para rato? «Sí, sí. Salvo que ocurra un imponderable, tenemos Papa por largo rato. Lo de Juan Pablo II es un elemento que él tiene en cuenta, porque dice que va a morir como Papa o Papa emérito. Y que a la Argentina no vuelve a vivir. Lo dice porque había un rumor de que el Papa, si renunciaba, podía volver a la Argentina. Cosa realmente imposible. Ratzinger no volvió a Alemania. Es imposible la figura de un Papa fuera del Vaticano. Es inmanejable».

El enigma de la muerte de Juan Pablo I

No se hizo autopsia ni examen toxicológicoUn papado de apenas 33 días es algo insólito. Albino Luciani, conocido como Juan Pablo I, fue el protagonista de aquella asombrosa historia entre el 26 de agosto y el 29 de septiembre de 1978. Murió, según la información oficial, un infarto mientras descansaba en su habitación, pero las intrigas y sospechas prosiguen hasta hoy. ¿Qué cree el autor del libro? «El capítulo de Luciani nos llevó entre nueve y diez meses de trabajo. Abarca todas las posturas. Las vaticanistas, como la de Stefania Falasca, pero también la de gente como el sicario que se atribuye haberlo matado. Con él también hablamos, aunque lo que cuenta sea absolutamente inverosímil. Ese capítulo del libro tiene ese valor, están todas las voces y posibilidades muy bien documentadas. Fue un trabajo casi obsesivo. Pero hay dos aspectos en la muerte de Juan Pablo I que permiten dudar de la versión oficial: no se hizo autopsia ni examen toxicológico, y está la mentira de la hermana que lo descubre, porque pone en duda todo lo que se dijo oficialmente». ¿Y su conclusión cuál es? «Mi impresión es que tuvo una muerte natural, pero no puedo afirmarlo al cien por cien, porque no está la evidencia que hubiera dado la autopsia y un examen toxicológico», responde Castro.

Fuente: https://www.elmundo.es/cronica/2021/03/21/605702fbfdddffd4378b459b.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio