Gante se vuelca en promocionar la nueva ubicación de la obra maestra de los Van Eyck y un centro de visitantes del políptico con tecnología en 3D
MANUEL MORALES / Madrid / EL PAÍS
Gafas de 3D para ver y comprender en su plenitud el relato del catolicismo que crearon los hermanos Hubert y Jan van Eyck hace casi 600 años, en la catedral de Gante con La adoración del Cordero místico. Ese sería, a modo de tuit, el resumen del esfuerzo de años en la ciudad belga para que, cuando la pandemia lo permita, la obra maestra en forma de políptico se convierta en un icono, como es la Mona Lisa para el Louvre, según sus promotores. El pasado martes, a los pies del gran retablo, de 3,5 metros de alto, por 4,6 de ancho, se presentó en retransmisión telemática su nueva ubicación en la catedral de San Bavón, así como el flamante centro de visitantes, situado en la cripta de la iglesia, que será el inicio de una visita de realidad aumentada que permitirá conocer la ajetreada vida de esta pieza.
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El Altar de Gante, como también se le conoce, ha sido trasladado a la capilla del Sacramento en la catedral. Un espacio más amplio que el que tenía antes, otra capilla junto a la entrada al templo, lo que ocasionaba a veces aglomeraciones. Esto se explica con la cifra de visitas al año que había “antes de la pandemia”: un millón, explicó el coordinador del proyecto para visitantes, Ben de Vriendt. “De estos, el 80% extranjeros. Con las restricciones y sin turistas internacionales, ahora solo pueden entrar 60 personas por hora, aunque vamos a estudiar cuánto tiempo pasan mirando el políptico”. Así se podrá decidir si amplían el cupo.
De Briendt subrayó que “antes no había un centro para los visitantes, el nuevo mantendrá también su función de lugar de culto”. Toda la operación ―trabajos de restauración en la cripta y capillas coronarias, la erección del nuevo volumen de circulación, la nueva vitrina para el retablo y su climatización y la adecuación del centro de visitantes― ha costado 30 millones de euros. Será en esas nuevas instalaciones donde, a partir del 29 de marzo, se pondrán a disposición de los visitantes 150 gafas que permitirán una visión en 3D. Unos anteojos inteligentes, “los HoloLens 2 de Microsoft”, dijo.
La presentación estuvo acompañada de dos vídeos, en uno se promocionó la ciudad, con sus productos artesanales, incluido un queso, de nombre Van Eyck, elaborado como en la época del artista y del que se come hasta la corteza. Todo envuelto en un lema: “¡Oh, Dios mío, Van Eyck estuvo aquí!”. El otro vídeo abordó la restauración del políptico, que se presentó en 2020, no libre de polémica por los nuevos ojos, saltones, y la boca fruncida del cordero, que lo hacían inquietantemente humano. Ello dio pie al historiador Peter Schmidt, autor de un gran estudio sobre el Altar de Gante, para terciar: “Es el que pintaron los Van Eyck cuando se presentó en 1432. Ese rostro es así porque es Jesucristo el que nos mira, es el Cordero de Dios, que ha sufrido por nosotros”. Muy pronto, a mediados del XVI, se repintó la obra “en un 70%, porque pensaban que la anatomía del Cordero no era la correcta”.Los visitantes dispondrán de gafas para ver el retablo en realidad aumentada
Schmidt, que impartió una pequeña lección de historia del arte, afirmó que “los Van Eyck están en la cumbre de la pintura y la primera escuela de los flamencos, del siglo XV, tuvo influencia mundial en el arte”. El retablo, en madera de roble, fue un encargo del concejal de Gante Joos Vijd y su mujer, Elisabeth Borluut, a los Van Eyck. Por ello, los donantes están también representados, de forma realista entre las 18 tablas. Como Hubert murió en 1626, su hermano Jan culminó la obra. “Fue un trabajo en equipo, probablemente con más autores, pertenecientes a su taller”, apuntó Schmidt.
La adoración del Cordero místico, un prodigio en detalles, como la fruta que sostiene Eva o las plantas representadas, se creó en una época en que la mayoría de feligreses eran analfabetos y las misas se oficiaban en latín, así que servía de relato visual de la Biblia. El rector de la catedral de Gante, Ludo Collin, añadió que al principio los paneles estaban casi siempre cerrados y solo se abrían en ocasiones especiales, no como en la actualidad, que se muestran abiertos.
Robado por Napoleón y Hitler
La fascinación que generó esta obra fue inmediata. Durero, que vivió a caballo entre los siglos XV y XVI, “ya lo valoró”, indicó el historiador. Luego se convirtió en un diamante codiciado por las sucesivas hordas invasoras. Los franceses se lo llevaron a París en un carro para Napoleón, hasta que el duque de Wellington lo devolvió a su sitio. El políptico ha sido testigo de incendios, inundaciones y robos, como el de 1934, cuando los cacos se llevaron dos tablas, la de Los jueces justos y Juan Bautista. La segunda se recuperó, la primera sigue desaparecida.
En la II Guerra Mundial, los nazis lo trasladaron hasta Austria, pero la derrota de Alemania lo llevó de vuelta a Gante por The Monuments Men, el comando aliado dedicado a recuperar lo expoliado. “La reputación a nivel mundial del retablo es justo posterior, a partir de 1950”, añadió Schmidt. El rector de la catedral, casi emocionado, subrayó la importancia de que el políptico “esté en su lugar original, no en un museo”. “Es una obra religiosa y tiene que estar en su contexto”.En 1934, unos cacos se llevaron dos tablas, una se recuperó pero la otra sigue hoy desaparecida
Del espectacular armazón que envuelve al políptico, una caja en acero y con cristal antibalas, habló Philippe Depotter, jefe del estudio de arquitectura Bressers. “Esa estructura regula la humedad y temperatura del Altar. Hay que tener en cuenta que en invierno en el interior de la catedral hay 2 grados y no se puede permitir que la pintura esté tan fría”.
Al final del acto se le preguntó a Schmidt si se debe seguir algún orden en la contemplación de los paneles. “Si solo tienes unos minutos, colócate enfrente y déjate sorprender, pero si tienes más tiempo, sigue un orden cronológico: Adán y Eva, los profetas, la liturgia del Cordero…”. En cualquier caso, lo que las autoridades de Gante recomiendan a los turistas es sumar a la visita cultural un buen chocolate o una cerveza. Aunque quizás eso tenga más que ver con la adoración al becerro de oro que al Cordero místico.
Fuente: https://elpais.com/cultura/2021-03-25/del-cordero-mistico-al-turistico.html