Por Dr. Carlos Figueroa Ibarra
El miércoles 17 de marzo el Dr. Francisco Vélez Pliego rindió su cuarto y último informe de labores con respecto a su actividad de segundo período como Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH-AVP). El hecho llamó la atención dentro y fuera de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla porque el Dr. Vélez Pliego es una personalidad relevante en la BUAP y en la entidad. Finaliza su gestión el actual Director del ICSyH-AVP en el contexto de un nuevo ciclo.
En primer lugar un nuevo ciclo nacional posneoliberal, el cual arrancó el 1 de diciembre de 2018 con la asunción a la Presidencia de la república de Andrés Manuel López Obrador. Además, el estado de Puebla entró también en un nuevo ciclo después de la tragedia del 24 de diciembre de 2018, porque la misma implicó el derrumbe de la poderosa estructura política y económica que construyó el exgobernador Rafael Moreno Valle. Hoy el gobierno de la entidad tiene un nuevo signo y un sentido esencialmente diferente. Finalmente, la BUAP ha entrado también en un nuevo ciclo porque acaso estemos observando el cenit de su época neoliberal la cual arrancó con el rectorado del Mtro. José Doger Corte (1990-1997) y se fue profundizando en las décadas siguientes.
Administrador eficiente y poseedor de un agudo sentido político, Francisco Vélez Pliego, deja muy bien posicionado al Instituto que ha dirigido durante ocho años. Éste se ha consolidado como uno de los mejores centros de ciencias y sociales y humanidades del país, como lo muestra el que ocho de sus nueve Programas de Docencia e Investigación tengan el reconocimiento de CONACYT como Posgrados de Calidad en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad. Cabe resaltar la Maestría en Sociología quien este año refrendó su estatus de Posgrado Consolidado de Calidad Internacional, el máximo nivel que otorga el CONACYT. En el último año en el ICSyH-AVP se impartieron 221 seminarios de Doctorado y 122 de Maestría. EL 70% de sus 90 profesores-investigadores son integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el 80% han sido reconocidos por el Programa para el Desarrollo del Personal Docente (PRODEP) de la SEP. Los profesores-investigadores publicaron en el último año 11 libros, 41 capítulos de libros y 58 artículos entrevistas arbitradas e indexadas. Cabe resaltar que hace unas semanas el Consejo Universitario distinguió a uno de los académicos del ICSyH-AVP, el Dr. Pedro Hernández Ornelas, al reconocerlo como Profesor Emérito. Hacemos votos porque pronto el CU realice el acto protocolario para entregarle la distinción. El Instituto también ha sido exitoso en materia de divulgación: desde mediados de febrero hasta el 17 de marzo, la página del Instituto había recibido 4,393 visitas, sus publicaciones habían alcanzado a 64,968 personas y los videos de los más de 600 eventos que se han realizado alcanzaron 15,345 reproducciones y 8,671 interacciones.
Al evocar los últimos sesenta años de nuestra máxima casa de estudios, de los cuales 41 he sido testigo directo, advierto que la BUAP arrancó siendo cenáculo de lucha contra el oscurantismo ultraderechista que prevalecía dentro y fuera de ella. Luego devino bastión de la lucha contra el autoritarismo del priato que pretendía anular la autonomía universitaria. En 1981, Alfonso Vélez Pliego con su periodo rectoral (1981-1987) abrió un nuevo ciclo que pretendía una nueva época para la autonomía, libre de la tutela de cualquier partido político. Desafortunadamente, ese intento terminó con el advenimiento neoliberal en la universidad: el autoritarismo universitario impuso un modelo de educación e investigación productivista-empresarial y orientado al mercantilismo. La autonomía universitaria se vio notablemente comprometida con el futurismo político que aquejó a casi todos los posteriores rectores. Francisco Vélez Pliego está culminando su gestión como Director del ICSyH-AVP en un momento en que hay una ventana de oportunidades para terminar en la BUAP con esa etapa de la vida universitaria. El descontento académico hacia los estímulos económicos (ESDEPED) como sucedáneos del salario y el papel del propio Francisco Vélez Pliego en la búsqueda de una solución a la inconformidad, evidencia el fin de ciclo y la necesidad de una nueva mentalidad para la gestión universitaria. Está abierta la posibilidad de iniciar una transformación democrática, paulatina, ordenada y ajena a cacerías de brujas, encaminada hacia un nuevo modelo universitario acorde a las exigencias que ha impuesto la pandemia, la crisis del neoliberalismo y el agotamiento de los paradigmas educativos y de investigación que lo acompañaron. He aquí el rumbo que tendrían que emprender los argonautas de la necesaria transformación de la BUAP.