El multimillonario Pierre Chen vende 25 mil botellas de vino, entre ellas borgoñas valoradas en 156 mil libras (3 millones 357 mil pesos) y un rarísimo Pétrus de 1982.
JON HENLEY / THE GUARDIAN
No se trata de un vino cualquiera. Cuando salga al mercado la mayor y más valiosa colección de vinos raros jamás vendida, los aficionados van a necesitar grandes billeteras: algunos podrían llegar a costar casi 200 mil dólares (3 millones 500 mil pesos) cada uno.
Las 25 mil botellas de vino, entre las que figuran muchas míticas añadas y nombres, forman parte de la colección del multimillonario taiwanés Pierre Chen. Se espera que alcancen los 50 millones de dólares (886 millones 750 mil pesos) en subastas separadas en París, Londres, Nueva York, Hong Kong y Beaune, considerada la capital del vino de la región de Borgoña.
“Se trata de la colección suprema de vinos, que llega al mercado en un momento en el que el interés mundial por el buen vino posiblemente nunca haya sido tan grande”, declaró Nick Pegna, responsable mundial de vinos y licores de Sotheby’s, que organiza la venta. “Se trata de una bodega en la que cada botella tiene una historia, y en la que cada vino es el mejor que se podría desear poseer y disfrutar”.
La casa de subastas dijo que la colección de Chen, adquirida a lo largo de 40 años, era “la bodega más amplia y valiosa jamás formada”.
Entre las piezas más destacadas se encuentran dos Methuselahs de 6 litros de Domaine de la Romaneé-Conti La Tâche 1985 estimados en hasta 190 mil dólares (3 millones 369 mil 650 pesos) cada uno, 1 de 1999 (2 millones 305 mil 550 pesos), y un Jeroboam de 3 litros de 1971 del mismo “icónico” borgoña rojo (2 millones 482 mil 900 pesos).
Se espera que 2 magnums de Domaine Armand Rousseau Chambertin de 1985 alcancen los 32 mil dólares cada uno (567 mil 520 pesos), y 6 magnums de Vosne-Romanée Cros Parantoux 1er Cru de 2001 producido por Henri Jayer, conocido como el “Padrino de la Borgoña”, hasta 70 mil dólares (1 millón 241 mil 450 pesos) cada uno.
Entre los borgoñas blancos, 12 botellas de Bâtard-Montrachet de 2014 se estiman en hasta 22 mil dólares (390 mil pesos) cada una, mientras que entre los Burdeos rojos en oferta figuran un Château Lafite Rothschild de 1959, un Château Latour de 1961 y el “seminal” Château Cheval Blanc de 1947.
Un ejemplar imperial de 6 litros de Pétrus 1982, considerado uno de los mejores vinos de Burdeos, se venderá por 65 mil dólares (1 millón 152 mil 775 pesos), y varios champanes Krug y Dom Pernigón por entre 5 mil y 7 mil dólares la botella (88 mil 675 y 124 mil 145 pesos).
Chen, de 66 años, fundador y presidente de Yageo Corporation, fabricante de componentes electrónicos para automóviles, computadoras y teléfonos móviles, ocupa el puesto 466 de la lista de los hombres más ricos de Forbes, con una fortuna estimada en 5 mil 500 millones de dólares.
También es un reputado coleccionista de arte moderno, y ha descrito el vino como “para mí, el noveno arte. Es la única forma de arte que se puede consumir, utilizando sentidos que otras formas de arte no suelen implicar, como el gusto y el olfato, y requiere creatividad por parte del propietario”.
Por elevadas que puedan ser algunas de las estimaciones para las ventas, que comienzan en noviembre en Hong Kong y continuarán hasta otoño de 2024, son significativamente inferiores a algunos de los precios récord pagados por botellas sueltas de vino.
En julio de 2022, un magnum de champán Avenue Foch 2017 se convirtió, con 2.5 millones de dólares (44 millones 337 mil 500 pesos), en la botella de vino más cara jamás vendida, pero venía en una botella con ilustraciones originales de Bored Ape y con un NFT (token no fungible) entonces codiciado que otorgaba al propietario los derechos sobre las imágenes.
Fuera de las subastas benéficas, se cree que la suma más alta pagada por una botella “normal” de vino en una subasta comercial es de 558 mil dólares (9 millones 897 mil pesos), desembolsados por un coleccionista asiático en 2018 por una botella extremadamente rara de Romanée-Conti de 1945.