En la audiencia con los participantes en el XXVI Coloquio Ecuménico Paulino, el Papa subrayó que la iniciativa, que reúne a estudiosos de diferentes confesiones cristianas y culturas, permite superar las barreras de la desconfianza en el encuentro con el otro, favoreciendo «el diálogo entre puntos de partida diferentes, buscando un terreno común a partir de la Escritura»: que crezca el espíritu de fraternidad entre los creyentes
TIZIANA CAMPISI / VATICAN NEWS
«Si en el curso de la historia las divisiones han sido causa de sufrimiento, hoy debemos comprometernos a invertir el rumbo, avanzando por caminos de unidad y fraternidad, que comienzan precisamente rezando, estudiando y trabajando juntos».
La invitación a los cristianos a caminar juntos y a comprometerse a dar testimonio fue abordada por Francisco al reunirse en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico con los participantes en el XXVI Coloquio Ecuménico Paulino, «una iniciativa, nacida poco después del Concilio Vaticano II por un grupo de estudiosos de una docena de países y de diversas tradiciones cristianas», que ha dado lugar a «un intenso camino de estudio e investigación», contribuyendo «al conocimiento bíblico y espiritual de las Cartas del Apóstol de las gentes».
Un encuentro que se abre a la confrontación con los demás
El encuentro, en el que todavía hoy participan diversas confesiones cristianas y apasionados de San Pablo, que al reunirse comparten su «especificidad de estudios, pero también la originalidad de la cultura de origen y de la vida de fe» de su propia comunidad cristiana, ofrece una gran contribución, dijo el Papa en su discurso, porque abre «el diálogo entre puntos de partida diferentes, que buscan un terreno común a partir de la Escritura» y permite «una comparación exegética rigurosa y científica, que encuentra su lecho vital en un contexto de oración y espiritualidad», permitiendo que emerja «la belleza del epistolario del Apóstol y su importancia para la vida cristiana y eclesial».
Para Francisco, además, en el Coloquio Ecuménico Paulino está también «el valor de superar las barreras de la desconfianza, que a menudo surgen cuando estamos llamados a encontrarnos con el otro, y más aún cuando el otro tiene una tradición diferente» de la propia.
Francisco pronuncia su discurso en el encuentro en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico
Los caminos insospechados de Dios
En cuanto al estudio en profundidad de los capítulos 9-11 de la Carta de San Pablo a los Romanos que el Coloquio propone este año, el Papa precisó que «se trata de una extraordinaria exposición del misterio de la salvación, que pone en relación – y por tanto en diálogo – los dones y la llamada de Dios a Israel» y la «esperanza del Evangelio», a través de la cual el Apóstol de los gentiles «nos entrega un mensaje de fundamental importancia», sobre el que «profundizar los estudios bíblicos» y «cultivar el diálogo ecuménico».
«Dios no falla en sus promesas de salvación, y las lleva a cabo con paciencia, incluso a través de caminos inesperados y sorprendentes. Pero la certeza subyacente es que «los creyentes pueden confiar en la misericordia y las promesas de Dios. Incluso en su debilidad y en las muchas amenazas que ponen en peligro su fe, pueden contar, en el poder de la muerte y resurrección de Cristo, con la promesa eficaz de la gracia de Dios».
Momento de la audiencia del Papa a los participantes del Coloquio ecuménico paulino
«El verdadero ecumenismo se hace camino al andar»
Francisco animó a los participantes en el Coloquio Ecuménico Paulino a continuar el «diálogo académico, bíblico, espiritual y fraterno», a poner «en circulación la riqueza original de la que cada uno es portador», a proseguir la «investigación bíblica con rigor y competencia», pero dejándose «maravillar por los innumerables recursos espirituales contenidos en las Epístolas paulinas», para «ofrecer a las comunidades cristianas «palabras nuevas», capaces de comunicar la bondad misericordiosa del Padre, la actualidad de la salvación de Cristo, la esperanza renovadora del Espíritu». De ahí el deseo de que el trabajo de los estudiosos de San Pablo, «a menudo laborioso y oculto, haga crecer entre los creyentes el espíritu ecuménico, un espíritu de diálogo y de fraternidad que ayude al camino común de búsqueda del Señor». Por último, el Papa exhorta a continuar el camino ecuménico, a «caminar juntos, rezar juntos y trabajar juntos».
«El verdadero ecumenismo se hace caminando: no tengáis miedo de caminar, de caminar con los demás, con confianza en los demás; y en el servicio: servid a los pobres, ayudad a las comunidades cristianas y también a las no cristianas. Caminad y servid: seguid así».