El Führer la recibió en Alemania pero Magda Goebbles advirtió: «Tiene un balazo en uno de sus genitales. No habría continuidad en la estirpe»
CONSUELO FONT
Este miércoles, 17 de marzo, se cumplen 30 años de la muerte de Pilar Primo de Rivera, la icónica mandamás de la Sección Femenina de Falange, «brazo beligerante » del franquismo para adoctrinar a la mujer en el estricto ideario del Movimiento. Un rol que haría arder al feminismo actual, ya que su modelo propagandístico era el de un ángel del hogar, madre y esposa sometida al varón. Llegó a afirmar en algunos de sus discursos: «A las mujeres les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles».
Su existencia nada tuvo que ver con el modelo que pregonaba, pues jamás se casó ni tuvo hijos, consagrándose en cuerpo y alma a la política, a la que llegó influida por sus circunstancias familiares. Era la cuarta de los seis hijos del general Miguel Primo de Rivera, artífice del golpe de Estado de 1923 que propició siete años de dictadura, y de Casilda Sainz de Heredia, fallecida en el parto de su hijo menor, Fernando.
La muerte de su madre siendo muy pequeña y las ausencias de su padre, enfrascado en su ascendente carrera militar, la unieron estrechamente a su hermano, José Antonio, el fundador de Falange, al que idolatraba, fusilado en 1936 por los republicanos. Cuando en 1934 se creó la sección femenina de Falange, Pilar se dedicó a organizarla. Durante la Guerra Civil se instaló en Salamanca, capital de los sublevados, liderando un grupo de mujeres que ejercían de correos para facilitar el tráfico de armas, apoyar a activistas encarcelados o propiciar a través de auxilio azul la evasión de rebeldes de zonas republicanas. Instaurada la dictadura, fue nombrada por Franco delegada nacional de la Sección Femenina, y a diferencia de otros falangistas que cuestionaron el abandono del ideario joseantoniano, permaneció leal al régimen, donde ejerció además de procuradora en Cortes y fue artífice del servicio social, especie de mili femenina obligatoria en forma de prestación social.
Su otro papel menos conocido fue ejercer como una especie de embajadora de la Alemania de Hitler, por el que profesaba una admiración sin límites, hasta el punto de que en uno de sus viajes a Berlín, el FÜhrer la recibió personalmente y le dedicó inusuales atenciones, obsequiándola con un jarrón de flores rojas y amarillas y un retrato suyo con efusiva dedicatoria de su puño y letra.
Algo que inspiró un plan totalmente surrealista, llevado a cabo por uno de los teóricos del fascismo español, el diplomático Ernesto Giménez Caballero: nada menos que casar a Pilar Primo de Rivera con el Führer. El objetivo era, con los parabienes del Vaticano y de Franco, lograr la transformación católica del nazismo, y para ello Giménez Caballero viajó a la ciudad de Weimar en 1941, siendo invitado a cenar por Goebbels, uno de los mayores capitostes nazis.
En un momento de la velada, se sinceró con Magda, la esposa de Goebbels y según relata en sus memorias, le desveló el nombre de Pilar Primo de Rivera como candidata a «emperatriz del Reich». La respuesta de Magda Goebbels fue sorprendente. «Su misión es extraordinaria, gran amigo. Yo ya he hablado a mi marido y al Führer de esto que ahora vuelve a proponerme. Y sería posible…si Hitler no tuviera un balazo en un genital que desde la Primera Guerra Mundial le invalidó para siempre. Es imposible, pues no habría continuidad en la estirpe.» Cuatro años después, en abril de 1945, Adolf Hitler, tras caer Berlín, se suicidó junto a su amante Eva Braun en su bunker de la capital alemana.
Pilar Primo de Rivera se convirtió en una de las mujeres mas poderosas del régimen, y en premio a su lealtad Franco le otorgó el titulo de condesa del Castillo de La Mota. Permaneció activa hasta que, muerto Franco, el Gobierno de Adolfo Suárez la cesó en 1977 como delegada de la Sección Femenina, con un escueto «gracias Pilar».
Retirada de la vida publica, dedicó sus últimos años a escribir sus memorias y a presidir honoríficamente Nueva Andadura, una asociación de veteranas de la Sección Femenina, hasta que en 1991 falleció en Madrid con 84 años. Sus restos están enterrados en el cementerio de San Isidro.
Fuente: https://www.elmundo.es/loc/famosos/2021/03/17/6050bfcbfdddff9e598b4640.html