De acuerdo con el mapa de la felicidad, los estados menos felices son: Sonora, Sinaloa y Coahuila, y en contraste los estados donde la gente es feliz son Nayarit y Oaxaca
KARLA ALVA / LA SILLA ROTA
Desde 2013, cada año la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publica su Informe Mundial de la Felicidad, donde evaluar la calidad de vida en 137 países, el cual considera el Producto Interno Bruto per cápita; la esperanza de vida; datos del apoyo social a los ciudadanos y de la observancia de las libertades civiles; el nivel de la percepción de la corrupción; y la participación de la población en la filantropía.
En esta ocasión las naciones más felices hasta 2023 fueron:
- Finlandia
- Dinamarca
- Islandia
- Israel
- Países Bajos
- Suecia
- Noruega
- Suiza
- Luxemburgo
- Nueva Zelanda
Mientras que México se ubica en el sitio 46 del ranking de naciones felices y al final del listado se encuentra Afganistán.
En medio de estos datos, se piensa que la mayoría de los países industrializados del hemisferio norte se pretende imponer un enfoque de lo que se denomina felicidad “vinculada al individualismo y no como una construcción colectiva”, revelan estudios realizados por Alice Poma, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
La académica por ejemplo menciona que las jornadas conocidas como blue monday y yellow day (el día más triste y el día más feliz del año, respectivamente) “son construcciones del capitalismo que no tienen rigurosidad científica alguna”. En contraste, la felicidad se construye a partir de un enfoque sociocultural.
De acuerdo con investigadora, lo que están haciendo desde la psicología positiva (la cual estudia cómo alcanzar un funcionamiento humano óptimo y cuáles son las herramientas y estrategias para lograr una vida feliz), es una imposición: trabajar la felicidad, sus índices, formas, mediciones, al grado que hay quienes le denominan “la tiranía de la felicidad”, debido a que la gente tiene que asumirse feliz y de no hacerlo, debe sentirse culpable.
En palabras de Poma, la felicidad es el resultado de algo individual y un producto colectivo.
“Tiene que ser una construcción social y agrupada, podemos y tenemos que serlo, pero considerando que para ser feliz hay que disminuir la desigualdad”, señala la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores.
La imposición de un concepto de felicidad ha sido registrada por algunas autoras a partir de los años 70 del siglo pasado, la cual, en opinión de Alice Poma, crea en la población demasiada culpa, agobio, ansiedad, por no ser felices como quieren que lo seamos.
La universitaria hace mención al libro “Happycratie” (Happycracia), de los autores Edgar Cabanas y Eva Illouz, en el cual explica claramente “cómo la felicidad neoliberal está vinculada al individualismo, al narcisismo de la cultura occidental capitalista y cómo se ha impuesto a toda la población mundial”.
Por ello, “creo que una de las cosas que se hace desde la sociología de las emociones es apuntar a la reflexión alrededor de lo que sentimos, de volver a ser conscientes y dueñas y dueños de nuestras emociones, y pensar por qué nos sentimos de cierta manera, hacia quién, cómo lo hemos construido y, sobre todo, no asumirnos culpables por no percibir lo que nos dicen que deberíamos de sentir”, dice Poma.