Especialistas advierten que es necesario incluir el tema de la sexualidad desde la educación formal con responsabilidad y que en familia se aborde sin miedo al tema
ÉRIKA FLORES / LA SILLA ROTA
Los niños deben aprender de sexualidad por dos principales vías: en casa con sus padres y la escuela acompañados de sus profesores; ambas partes deben haberse preparado para abordar el tema. A esta conclusión llegaron expertos en educación y sexualidad consultados por La Silla Rota para revisar la polémica que hay alrededor de la enseñanza de sexualidad en niños y adolescentes con o sin libros de texto.
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El tema es relevante porque algunos padres de familia han considerado que la enseñanza del tema debe limitarse a la escuela omitiendo que también es su responsabilidad desde la casa y durante la crianza.
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En el libro de cuarto grado de primaria, Nuestros Saberes, se habla de la madurez biológica en donde se abordan los sistemas y órganos sexuales masculino y femenino, así como el ciclo menstrual y eyaculación.
En Nuestros Saberes, de quinto grado de primaria, se aborda el tema de la Reproducción humana con los tópicos fecundación, parto, embarazo adolescente, semen, óvulos y espermatozoides; además de enfermedades de transmisión sexual y su prevención.
Para sexto grado, en el mismo libro de la serie Nuestros Saberes, se aborda el tema de la salud reproductiva y el embarazo adolescente y su prevención; infecciones y enfermedades de transmisión sexual; métodos anticonceptivos como el condón masculino y femenino, el dispositivo intrauterino, la oclusión tubaria, vasectomía, pastillas anticonceptivas y parche.
Los datos duros
Hace un año en agosto de 2022 la UNESCO informó que solo el 34% de los jóvenes en el mundo sabían, por ejemplo, cómo prevenir la transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH); y precisó que dos de cada tres niñas desconocían que pasaría después de iniciar su ciclo menstrual por primera vez.
Detalló también que, con base en sus estudios, en el mundo pocos estudiantes reciben preparación sobre el tema para asumir el control y las decisiones propias de su sexualidad. Exhortó que la enseñanza sexual cuente con programas integrales y recomendó que la medida debe aplicarse a nivel mundial.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud define que la sexualidad abarca la esfera biológica, social, psicológica, espiritual, religiosa, política, legal, histórica, ética y cultural.
¿Que se enseñe en la escuela o casa?
Roberto Rodríguez, investigador en la UNAM con especialidad en temas de educación, afirmó que se trata de un debate delicado en el que influyen cultura, sociedad e historia, además de familia y amigos quienes principalmente transmiten este tipo de información.
Explicó que la idea de que debe ser la escuela quien aporte esta parte de la educación es reciente; pero que con base en conocimientos científicos y reflexiones profundas, esta enseñanza debe ser complementaria a la educación que niños y niñas reciban en casa. «Asume la forma de un tema tabú cuando sale a relucir qué cosa es la sexualidad, cuándo y cómo se debe transmitir a través de la educación, a qué edades con qué contenidos y propósitos», contextualizó.
Eusebio Rubio, médico con especialidad en sexualidad humana y fundador de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, afirmó que sí es necesario incluir el tema de la sexualidad desde la educación formal.
«Es una necesidad, ni siquiera un asunto de opinión. El tema ya está considerado como parte del proyecto educativo de los países, está ya documentado. Hay evidencia de que la mayoría de los papás y mamás, donde hasta hace unos años había una conspiración del silencio en torno a los temas de sexualidad, no se sienten cómodos con el asunto y prefieren omitirlo; educan con silencio y eso es muy perjudicial».
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Afirmó que en las escuelas el tema debe ser abordado «con mucha responsabilidad, no es un tema simple porque está muy cargado de valores, costumbres, una carga de siglos considerado como un tema tabú; tiene incluso aspectos religiosos. Me parece que debe abordarse con una perspectiva muy amplia de manera que todos aprendamos: los niños en la escuela y los padres de familia en los hogares».
Los miedos
Ambos especialistas expusieron que en muchos casos los padres evitan hablar de sexualidad con sus hijos y viceversa por miedo al tema.
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Rubio, experto en temas sexuales, explicó que por definición, sexualidad implica interacción y convivencia entre los seres humanos y que como tal requiere de un proceso de socialización “para adoptar reglas claras que incluyan el respeto a la otra persona, con la finalidad de evitar que la violencia sexual y de género sean la excepción y no la norma».
Y añadió «hay que comprender el temor de papás y mamás, la mayor parte de los argumentos que escucho son en realidad resultado de no tener información precisa del tema. En el debate que hoy se ha generado lo que más genera preocupación es por ejemplo hablarles de diversidad sexual a los niños de cuarto, quinto y sexto de primaria. El error está en pensar que esto puede inducirlos a tener formas de sexualidad que no les son propias; sabemos que eso no ocurre. Pero existe ese temor y creer que evitar hablar de las cosas se protege a los niños y niñas. Y el resultado es totalmente al revés».
Rodríguez, como experto de la UNAM en temas educativos, estimó poco probable que la mayoría de las familias estén suficientemente familiarizadas con todos los aspectos que abarca la sexualidad «y más la sexualidad contemporánea que está cambiando como se sabe».
Consideró que por esa razón los padres de familia deben informarse sobre sexualidad para poder hablar con sus hijos. «Esa sería la primera recomendación, no dejar todo a los agentes externos, llámese escuela, internet donde así como hay contenidos adecuados hay otros que solo desinforman; o grupos de amigos. Hay que tomar la responsabilidad desde la perspectiva que los propios valores de la familia consideren más adecuada».
¿Y los libros de texto?
La enseñanza de la sexualidad ha generado también un debate sobre cómo debe ser abordada desde los libros de texto en primaria y secundaria.
Rodríguez expuso que este debate abre la puerta a una coyuntura relevante. “El tema sí debe ser abordado en los libros de texto siempre y cuando su contenido sea de calidad. Debe pasar por la prueba de especialistas y que las propias familias e incluso otras representaciones sociales hasta las religiosas, puedan externar una opinión si el contenido es adecuado o no desde el punto de vista científico y del nivel educativo en que se busca transmitir esta información».
Por su parte, Rubio planteó «es muy importante que la persona que aborde las temáticas sobre sexualidad en las escuelas tenga la noción de cómo abordarlas con respeto, liberándose de las angustias personales y eso requiere de un proceso de entrenamiento. Muchos profesores del magisterio nacional han tenido ya oportunidad de tener algún tipo de entrenamiento y formación; es una estrategia que permite generar conocimiento con base a la interacción del grupo y solución de problemas específicos».
Resaltó que esta medida reduce y también evita que los profesores puedan sentirse incómodos con el tema y que, como una salida fácil, eviten abordarlo.
Los resultados
El presidente de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual recomendó que el primer paso es que padres e hijos dediquen tiempo a hablar de la sexualidad, perdiendo el miedo.
«Hablar de sexualidad no produce ningún mal y si no se tiene la certeza de algún tema, hay fuentes buenas en internet. La única recomendación es no creer cualquier cosa que se tope uno en la web o en el TikTok, sino tratar que tenga sustento formal. Eso es fácil de identificar en las publicaciones cuando son de un medio respetable, una entidad académica seria. Leer solo las opiniones que uno se encuentra no es confiable porque muchas veces son falsas».
Afirmó que los menores que cuentan con una sólida educación sexual formal, tienen mucho menos conductas de riesgo sexual. “Se enferman menos de enfermedades de transmisión sexual, se cuidan más y se embarazan menos», dijo.
Y resaltó que “la desinformación y el silencio producen que los jóvenes que inician ya su desarrollo sexual buscan conocer la sexualidad explorando y corriendo riesgos, en lugar de pedir la información directamente en los lugares adecuados. No es lo más deseable”.