Las bodas, amantes y fotos intimas que acabaron con Marta Chávarri
Marta Chávarri ha muerto en su domicilio madrileño. Deja una vida de escándalos que decidió dejar atrás hace mucho.
CHIC
Marta Chávarri ha fallecido en Madrid la madrugada del jueves al viernes. La exmujer de Alberto Cortina fue hallada muerta en su domicilio de Madrid. Tal y como confirmó la periodista Paloma Barrientos a Es la mañana de Federico, la que fue «it girl» de la España de los noventa ha muerto por causas de momento desconocidas.
Ha sido a las 5.40 horas de este viernes cuando una asistenta de Chávarri ha comprobado que se encontraba inconsciente y no respiraba, por lo que ha llamado al 112. Hasta el lugar, situado en la calle Núñez de Balboa, han acudido en ambulancia los sanitarios del Samur-Protección Civil, que han comprobado que la mujer había fallecido hacía un tiempo y no había posibilidad de reanimación cardiopulmonar, por lo que el cuerpo ha pasado ya a manos del juez de guardia.
Agentes de la Policía Nacional han constatado que el cadáver no presentaba signos de violencia, por lo que tratan el caso en principio como una muerte natural, han indicado a Europa Press fuentes policiales. No obstante, los forenses le practicará la autopsia en el Instituto de Medicina Legal, donde se determinará la causa concreta de la muerte.
Tal y como relató Barrientos, «no estaba en su mejor momento. Superó una depresión, y la última ocasión que la vimos fue en la boda de su Álvaro Falcó con Isabelle Junot, y en la fiesta posterior», así como en el reciente nacimiento de su nieta.
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En el año 2020 Chávarri tuvo que afrontar la muerte de su exmarido, Fernando Falcó. También tuvo que recuperarse de unas graves lesiones en la cara tras una caída en casa en la que se rompió la mandíbula en 2013.
Chávarri, en los últimos años, siempre quiso mantener un perfil mediático bajo tras los escándalos protagonizados en los noventa. En todo momento, incluso en los más difíciles, su mayor apoyo fueron sus hermanas Isabel y María.
Bisnieta del Conde de Romanones y sobrina de Natalia Figueroa, la mujer del cantante Raphael, Chávarri tenía 22 años cuando se convirtió en marquesa al casarse con Fernando Falcó, marqués de Cubas, en 1982. Con él tuvo un hijo, Álvaro Falcó. Protagonizó grandes portadas de la prensa rosa al destaparse su relación con Alberto Cortina, consejero delegado de Construcciones y Contratas y esposo de la empresaria Alicia Koplowitz.
Fue una persona muy conocida en la alta sociedad de la década de los 90 del siglo pasado, con muchas actividades filantrópicas, pero en la actualidad mantenía un perfil mediático muy bajo.
Fuente: https://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2023-07-21/muere-marta-chavarri-a-los-63-anos-7036030/
Las bodas, amantes y fotos intimas que acabaron con Marta Chávarri
Marta Chávarri ha muerto en su domicilio madrileño. Deja una vida de escándalos que decidió dejar atrás hace mucho.
MANUEL ROMÁN / CHIC
Hay vidas que superan con creces otras de ficción, novelas como Madame Bovary, y tantas otras de mujeres que buscaron incesantemente el amor dejando por el camino a sus parejas, sin hallar nunca el equilibrio sentimental. Así en gran parte fue la existencia de Marta Chávarri, envuelta en dos escándalos aireados incluso en la prensa internacional, uno de ellos relacionado con una fusión bancaria, con muchos millones en juego. Y ambos causantes de las desdichas familiares. A la protagonista de esta complicada historia, que vivía últimamente alejada de los focos mediáticos, se la pudo ver apenas hace menos de un mes cuando acudió a la clínica donde había nacido su nieta. La muerte de Marta Chávarri, en principio dictaminada como de causa natural, se la ha relacionado con un infarto cerebral.
Había nacido en Madrid en 1960, hija del diplomático Tomás Chávarri y de Matilde Figueroa (que murió de un derrame a los treinta y siete años), hermana de Natalia. Descendiente del conde de Romanones, su bisabuelo. Marta, por la profesión paterna, vivió su infancia y adolescencia en distintos países. No se distinguió por ser una buena estudiante. Cursó estudios de decoración en la academia Iade. Veinteañera, entró en relación con un declarado «donjuán», Fernando Falcó, marqués de Cubas. Ella quiso superar una decepción amorosa: Beba Longoria «le quitó» el primer novio serio que había tenido, un arquitecto, aun siendo buenas amigas, en tanto el marqués también trataba de olvidar su gran amor por Mónica Prado, que había concluido inesperadamente.
A sus veintiún años, Marta Chávarri se convertía en marquesa de Cubas tras casarse con Fernando Falcó, que le doblaba exactamente la edad, con cuarenta y dos años. Ceremonia por todo lo alto. Padres de un único hijo al que bautizaron con el nombre de Álvaro, como así se llamaba el antes mentado jefe de gobierno de Alfonso XIII, conde de Romanones.
Desde aquel 1982 de su enlace, Marta era habitualmente centro de la atención de la llamada «jet set»: aparecía regularmente en la prensa del corazón: atractiva, muy elegante, desenvuelta, con aires de modenidad. En el verano de 1988 fue elegida Lady España, un concurso no exactamente de belleza como tantos otros de misses; su responsable, mediante firmas publicitarias, se encargaba cada año de contactar con alguna dama de prestigio, o popular si pertenecía al mundo artístico, como antes habían sido la duquesa de Alba y Rocío Jurado). Marta Chávarri quedó muy halagada tras aquel evento, que le reportó más reportajes.
Por entonces algo iba mal en su matrimonio. Y pudo saberse que en el invierno de aquel 1988 Marta Chávarri se encontraba con su amante en un apartamento sito en la madrileña calle de Alberto Bosch, a espaldas de los Jerónimos y del Museo del Prado. Discretamente, ambos llegaban en sus respectivos coches, por separado, intentando burlar a posibles reporteros. No pudieron evitarlo. Y así, pudo saberse que aquel amante de Marta Chávarri era un conocido banquero, Alberto Cortina, socio con uno de sus primos y a su vez cuñado, a quienes llamaban «los Albertos», fotografiados a menudo con elegantes gabardinas. Alberto estaba casado con Alicia Koplowitz. Enterado Cortina de que en el mercado de las agencias de prensa circulaban unas fotos de él y Marta, consiguió comprarlas por un importe de seis millones de pesetas, impidiendo así su publicación.
A principios de 1989 ya no había duda de que la pareja Chávarri-Cortina le ponía los cuernos a sus respectivos cónyuges (el marqués de Cubas, por un lado, y la mentada Alicia). Eso quedó reflejado cuando aquellos se fueron de viaje fin de semana a Viena, siendo captados por las cámaras de dos o tres reporteros a la salida del Palais Swarzenberg, donde habían dormitado. Aquellas imágenes publicadas en Diez Minutos que Cortina y su entorno no lograron adquirir, (la revista pagó veinte millones de pesetas) supusieron un terremoto financiero y familiar. Porque en esa época se iba a tramitar la fusión de dos entidades bancarias en la que estaba interesado Cortina, el Banesto y el Central. Su esposa, Alicia Koplowitz, millonaria, no era ajena con su entramado empresarial, a tal movimiento. Y cuanto sucedió después dio por resultado una crisis en el mundo empresarial y bancario, y por otro la ruptura matrimonial de Alberto Cortina y Marta Chávarri. Hubo sospechas de que ésta pudo estar en combinación con algunos de aquellos «paparazzi» por el deseo de romper su matrimonio con el marqués de Cubas y propiciar el divorcio de Alberto y su esposa.
Aquel viaje de Marta Chávarri a la capital austriaca lo realizó cuando ya su matrimonio con el marqués de Cubas estaba prácticamente roto y ella se había marchado a París con la excusa de estudiar francés. Alquiló un apartamento y esperó la llamada de Alberto para entonces reencontrarse en el hotel vienés ya mencionado.Lo chusco fue que enterada Alicia Koplowitz de la infidelidad de su esposo, telefoneó al marqués de Cubas para intercambiar opiniones, al verse ambos engañados. Y aquella recordó cómo en el verano de 1998 los dos matrimonios se habían visto de vacaciones en Palma de Mallorca. Y allí, las miradas de Alberto Cortina a Marta Chávarri parecían «decirlo todo».
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Pero en esta historia de cuernos y millones faltaba algo más, la guinda por así decirlo que precipitaría ya el final de dos parejas. En su número del 14 de febrero de 1989 la revista Interviú publicaba en su portada este titular: «Lo nunca visto de Marta Chávarri«. Y en su interior fotografías de la susodicha sentada junto al marqués de Cubas en la que podía advertirse que llevaba «pantys», sí, pero no bragas.
Aquellas imágenes se obtuvieron durante una velada en la madrileña discoteca «Mau Mau» por un fotógrafo de la sala, durante la celebración de unos premios. Había gente popular entre los invitados. Nadie parece que se diera cuenta de esa ausencia de ropa íntima de Marta, ni siquiera tal fotógrafo, hasta que luego en su laboratorio, tiempo más tarde de esa noche del 15 de junio de 1988, advirtió tal «tesoro». Lo ofertó a Diez Minutos por ochocientas mil pesetas, según contaba su entonces director, el gran periodista Basilio Rogado. No se atrevió éste a darlas a la curiosidad pública, pero sí lo hizo meses más tarde el responsable de Interviú. Al parecer satisfizo al fotógrafo una elevada cifra, alrededor de dos millones de pesetas. Marta Chávarri demandó a la publicación y por sentencia del Tribunal Supremo, la empresa de Interviú hubo de indemnizarla con treinta y seis millones de pesetas. Debió ésta pensar lo lucrativo que puede resultar a veces «olvidarse» de llevar ropa interior en público.
Y, a todo esto, Alicia Koplowitz dejó naturalmente a Alberto Cortina. Y éste se casó con Marta Chávarri en diciembre de 1991, en la finca que el novio poseía en la provincia de Ciudad Real. Cuatro años les duró la pasión. Y también se divorciaron.
Poco después, Marta Chávarri no dejó de proporcionar historias para las publicaciones rosas, cuando mantuvo un idilio con Philippe Junot, el ex de Carolina de Mónaco. En lo sucesivo se la relacionó con el abogado Antonio Gutiérrez, el arquitecto británico Richard Hudson, y los llamados Quique Herrera y Javier Salaverría. Como no obstante parece que se aburría, montó con su hermana Isabel y una amiga la tienda «Doméstica Sede», dedicada al menaje del hogar. Un negocio ruinoso que le quitó las ganas de trabajar.
¿Qué decir de su relación maternal con Álvaro, su hijo? Perfectamente mejorable, pues el chico vivió siempre con Fernando Falcó, su padre, y no recordamos que viera a su madre muchas veces. Ella, en casa, cuando ya dejó de asistir a fiestas sociales pues era el blanco de chismes y habladurías sobre su conducta, se dedicó a pintar. Entre 2013 y el año siguiente pasó por una dura experiencia cuando sufrió un accidente casero al resbalar en el cuarto de baño. Tuvieron que intervenirla de un ojo y del golpe que se dio en la mandíbula. Su rostro, quedó algo desfigurado, lo que influyó más en no salir mucho a la calle y mucho menos a algún evento.
En octubre de 2020, víctima del Covid, murió Fernando Falcó, marqués de Cubas, con una diferencia de ocho meses con respecto al óbito de su hermano Carlos, marqués de Griñón, también por efecto de la pandemia. Marta Chávarri no asistió al funeral de su ex marido.
Pasaron unos años en los que Marta Chávarri desapareció por completo de las páginas de ¡Hola! y otros semanarios análogos. Hasta que en abril de 2022 asistió a la boda de su hijo Álvaro con Isabella Junot. Allí volvió a encontrarse con su anterior amante, el padre de la novia, Philippe, los dos convertidos en suegros.
Y, apenas hace unas semanas, Marta se convirtió en abuela, de una niña llamada Philippa, fruto de la felicidad de su hijo Álvaro y su esposa, Isabelle Junot. Es la última vez que se vio en público a Marta Chávarri.