#PorSoleares “No temas ser lento, teme solo a detenerte”, premisa que conjugada con el proverbio chino «La mejor puerta cerrada es aquella que podemos dejar abierta”, define la política poblana de los reacomodos.
Por Jesús Manuel Hernández
Una fotografía aparecida en redes sociales levantó el polvo y movió los reflectores, abonó las especulaciones y provocó tortícolis a algunos, por andar volteando a tantas partes y con tanta prisa.
Tony Gali López aparece junto a Manuel Velasco como su coordinador de campaña en Puebla por la coalición de Morena, Partido Verde y PT. Una simple foto, ha cambiado sustancialmente las percepciones del futuro inmediato en el Estado de Puebla.
A la especulación de los chapulines profesionales, le ha seguido la teoría de “reacomodo” de conciencias, de intereses y de activos para no perder el rumbo o para encontrar el contra rumbo a lo que viene sucediendo.
La puesta en valor de apellido Gali traerá muchas interpretaciones, por lo pronto la extinción del termino “barbosista”.
Dirían los clásicos “quien a hierro mata a hierro muere”, o sea, quien ha usado el poder para terminar con sus adversarios, de pronto es presa de esa misma corriente y el barbosismo, pese Julio Huerta, no alcanzará a trascender el sexenio, según parece.
De balde las quejas en Palacio Nacional, sin consecuencia las reuniones privadas para mantener vivo el fuego de la hoguera, todo se va extinguiendo para dar lugar al fuego nuevo, y muchos buscan el cobijo y la protección.
No debe espantar el concepto de “cambio de partido”, de cambio de militancia, muchos lo han venido haciendo al más puro estilo de Zygmunt Bauman, cambiar de taxi cuantas veces sea necesario para llegar al mismo sitio; la premisa es simple “No temas ser lento, teme solo a detenerte”.
O ¿cómo explicar los hechos de los últimos 23 años en Puebla? Si Rafael Moreno Valle no hubiera dejado al PRI y optado por el PAN, dónde estarían sus seguidores, qué hubiera sido del marinismo, acaso el morenovallismo hubiera sido nonato.
Si Nacho Mier no hubiera dejado al PRI y optado por seguir a López Obrador, dónde estaría ahora, ¿acaso peleando la presidencia municipal de su natal Tecamachalco?
Y lo mismo podría decirse de Alejandro Armenta, reacio a dejar al PRI y hoy convertido en el amlista más Amlo de la región capaz de sumar a uno de los bloques importantes de los Morales Flores, el de Chucho, cuyo hijo, Chuchito, organizó la cabalgata del pasado fin de semana en Acatzingo.
¿De qué nos espantamos? Muchos de los seguidores hoy día de Morena pasaron por el PRI, por Convergencia, por el PAN, por el PES, por muchos espacios donde el objetivo final no se perdió, como dice el proverbio chino “La mejor puerta cerrada es aquella que podemos dejar abierta”, ejemplos sobran.
El mismísimo gobernador difunto, Barbosa, nació en el PRI, creció en el PRD y cambió a Morena; y el actual, igual, Céspedes nación tricolor, creció panista morenovallista y hoy es protagonista del fiel de la balanza de MORENA en Puebla.
No hay ideologías, no hay exclusividad en la militancia en un bloque partidista, tampoco político, para conseguir y mantener el poder hay que buscar el taxi que vaya cerca del objetivo.
Los partidos y las ideologìas están rebasados, el espacio se viene construyendo con la inclusión de tod@s, las caras, los apellidos de los apoyadores se repiten, a veces por el PRI, otras por el PAN, algunas por Convergencia o Movimiento Ciudadano, hoy férreos defensores del “Morenismo”.
Como los tamales, la política se hace en Puebla de chile, de dulce y de manteca.
O por lo menos así me lo parece.