El libro, que permitía al lector crear su propia estructura de la narración, está considerado una de las obras más rupturistas de la historia de la literatura
SOFÍA CAMPOS / LA RAZÓN
Argentina celebró este miércoles los 60 años de «Rayuela», la obra cumbre del escritor Julio Cortázar, que redefinió la literatura hispanoamericana y cambió la forma de sumergirse en los libros. La efeméride se celebra en Argentina con diversas actividades de escritores para reflexionar sobre la vigencia de esta obra, publicada en 1963 y que sigue siendo considerado uno de los textos más rupturistas y originales de la segunda mitad del siglo XX.
El libro pasó a la historia al proponer distintos tipos de «juegos» con lectores activos, ya que quien lo lee puede crear una estructura propia, lenguaje y hasta construcción lúdica sin que el «cuento» o la narración pierda sentido por ello. «Es un texto que vende 10.000 ejemplares por año a 60 años de su publicación, claramente su vigencia está fuera de discusión», dijo a EFE la periodista Mariana Iglesias, especialista en Cortázar.
Aquel que se anime a «jugar» con «Rayuela» podrá encontrar temas como el amor, las artes y la música bajo un estilo propio, mientras indaga en la relación «existencialista» de un intelectual Horacio Oliveira y La Maga. «A su manera, este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros», solía decir Cortázar sobre su obra, debido a que rompió el molde mediante un nuevo pacto de lectura. Se puede leer de principio a fin, saltando capítulos -según un tablero de dirección- o en «el orden que el lector desee». «Cortázar nos propone ser activos y decidir el camino a través de sus personajes, de los espacios, la música y las artes; por eso es un libro infinito», agregó Iglesias.
El texto destaca la invención de un lenguaje compartido por los enamorados que se interpreta como un juego y la fuerte presencia del jazz, una de las grandes pasiones del escritor, que la disfrutó durante su estadía en París. Impresa por la editorial Sudamericana gracias al español Francisco Porrúa, la novela establece la traslación de un espacio-tiempo a otro, de Buenos Aires a París y viceversa.
Este libro le valió a su autor reconocimiento internacional, formar parte del ‘boom latinoamericano’ que reunió a grandes escritores como el colombiano Gabriel García Márquez o el peruano Mario Vargas Llosa, y ejercer una influencia determinante en el campo de las letras argentinas. Cortázar -que además de escribir cuentos, poesías, cartas, críticas y traducciones- fue un gran seguidor del otro célebre escritor argentino, Jorge Luis Borges, estudió Filosofía y Letras y tradujo al español a Edgar Allan Poe.
Hijo de padres argentinos, nació en Bélgica en 1914, pero creció a las afueras de Buenos Aires, en la localidad de Banfield. Se marchó a París en 1951 gracias a una beca y no regresó a Argentina debido a que las obras del autor fueron prohibidas por la última dictadura argentina (1976-1983). Falleció en 1984 en la capital francesa, donde reposan sus restos.