Por Waldo Ojeda*
@waldo_ojeda
En los tiempos actuales los agricultores han pasado a ser lo malos de la película nacional, a pesar de ser la base esencial para alimentar al país. Todo indica que de poco sirvieron los tiempos de pandemia para concientizar de la importancia del sector agropecuario en la estabilidad nacional, ya que fue el sector primario más activo que nunca dejo de mandar alimentos, con productos frescos, inocuos y de calidad, a la despensa de los hogares urbanos.
Es por eso que se requiere visualizar la importancia de que para tener productos agropecuarios accesibles en nuestro país, se debe tener un sector rural fuerte y apoyado por todos los sectores, no solo por el gubernamental sino también por la industria, el comercio y los consumidores. Muchos productores se sienten marginados y señalados por pedir mejores precios para recuperar al menos sus costos de producción invertidos, principalmente en los cuatro cultivos de importancia nacional: Maíz, trigo, frijol y arroz. ¿Qué tan validas son sus demandas?. Veamos el caso del maíz.
Los datos duros
Los costos de producción del maíz bajo riego, para el norte de Sinaloa para el último ciclo agrícola (otoño-invierno 2022-23) que acaba de terminar, son de 51,704 pesos por hectárea, con un rendimiento probable de 11 toneladas por hectárea, si se asume un precio probable de $6,075, la utilidad por hectárea es de $15,121. Los datos anteriores fueron consultados en el portal web “agrocostos” del FIRA (www.fira.gob.mx), Fideicomiso dependiente del banco de México y cuyos valores pueden ser diferentes de los actuales dependiendo de la condiciones vigentes y locales. Pudieran parecer buenas utilidades para el maíz. Ya que si un productor tiene 10 ha, su producción sería de 110 toneladas de maíz, con un ingreso neto de $151,121 en el año, ya que por restricciones de disponibilidad de agua de riego solo se puede sembrar una vez al año en la zonas agrícola áridas del norte de México. Lo anterior indica que el ingreso de un productor sería de $12,593 mensuales. Sin duda un precio menor de 6 mil pesos por tonelada pondría en aprietos a un productor para sobrevivir y recuperar sus costos de producción, sobre todo para los pequeños y medianos productores.
En esta dinámica, afortunadamente Segalmex, dependencia de SADER del gobierno federal, ofertó este año un precio de garantía de $6,965 pesos para maíz por tonelada. Sin embargo, este precio de garantía estaba restringido inicialmente a nivel nacional para pequeños productores de maíz de hasta 5 hectáreas, quienes podrán vender hasta 35 toneladas como máximo.
La respuesta gubernamental
Con la presión de los productores, se han flexibilizado las reglas de operación del programa. En el estado de Sinaloa, por ejemplo, Segalmex amplió este año la superficie apoyada hasta en 15 hectáreas por productor, hasta acumular un volumen de 1.5 millones de toneladas en el estado. Además, con el apoyo del gobierno de Sinaloa, el criterio de tipo de productor se amplió a 50 hectáreas con 600 toneladas como máximo para mediano productor, hasta acumular un volumen de 500 mil toneladas que serán adquiridas y comercializadas por el estado. De esta manera, en Sinaloa se adquirirán cerca de dos millones de toneladas de las 5.7 millones de toneladas por cosecharse en la 516 mil hectáreas establecidas en el último ciclo agrícola de riego que acaba de finalizar. De esta manera, cerca de cuatro millones de toneladas de maíz, en Sinaloa, se dejarán que el libre mercado fije su precio. Esta es la preocupación del productor de granos básicos.
Otro hecho que está metiendo en problemas a Segalmex y al gobierno de Sinaloa es que se están llenando las bodegas de acopio de grano de maíz en el estado de Sinaloa, por lo que tendrán que comercializarlo en el mercado nacional por abajo del precio de garantía.
Como referencia, el 7 de junio de 2023, los futuros de precio de maíz a julio del 2023 se ubicaron en 237.88 dólares, lo que significa un ingreso estimado al productor de 5 mil 206 pesos por tonelada de maíz. Un futuro no muy halagüeño a los productores que no se encuentran protegidos por los precios de garantía de Segalmex de $6,965 por tonelada.
Sin embargo, existe siempre la tentación de la importación de granos que se comercializan en el mercado internacional por abajo del precio de garantía de Segalmex. Sin embargo, el gobierno federal ha asegurado que se debe dar preferencia al consumo nacional por encima del importado. Cabe recordar que México no es autosuficiente en la producción de maíz y en otros granos. En el 2022, se importaron casi 17 millones de toneladas, primordialmente de maíz amarillo.
Las protestas y preguntas
Por lo anterior, los productores han radicalizado su exigencia hasta la Ciudad de México, y su movimiento está creciendo a escala nacional, para presionar al gobierno federal que oferte los precios de garantía para todos los productores de maíz, trigo y sorgo del país, sin importar el tipo de productor y el volumen producido. Si bien es cierto que los productores de maíz y trigo tienen un gran poder económico y político para cabildear mejores condiciones de pago de sus productos, a expensas de los pequeños agricultores del centro y sur del país, que están desmovilizados y sin interlocutores fuertes, se requiere realizar un análisis a conciencia para responder las siguientes preguntas:
¿En un país desigual debe de haber una trato desigual en los productores de los productos agropecuarios de primera necesidad? En este sentido, debe el estado apoyar a todos los productores para asegurar un precio de garantía de los cultivos de importancia nacional?
¿Cuáles son realmente los costos producción y utilidades en la producción de granos en la zonas agrícolas bajo riego y temporal de país?
¿Como apoyar a los productores para disminuir su riesgo y asegurar un precio justo que recupere los costos de producción para los granos básicos que demanda la población?
¿Cuál debe ser la política agrícola para asegurar el abastecimiento de productos agrícolas a la población en forma segura, inocua, y accesible?
Sin duda estas preguntas son muy abiertas pero merecen un análisis profundo de los políticos, académicos, empresarios y líderes de productores para responder con oportunidad a la urgente necesidad de alcanzar la autosuficiencia alimentaria a través del aumento de la producción y la productividad agrícola pensando en el bienestar de los productores. Un reto nada fácil para el país.
*Presidente del Colegio Mexicano de Ingenieros en Irrigación