El fin de la vigencia del Título 42 de Estados Unidos atrajo una oleada de migrantes a la frontera con México. El temor a que su arribo colapsara los servicios obligó a las autoridades de ambos lados a coordinarse en operativos de contención, detención y deportación inmediata.
CAMELIA MUÑOZ / PROCESO
El fin de la vigencia del Título 42 migratorio de Estados Unidos, establecido para el viernes 12, atrajo una oleada de migrantes a la frontera con México y reanimó a miles de ellos que ya esperaban una oportunidad a lo largo de la línea limítrofe. El temor a que su arribo colapsara los servicios, instalaran campamentos en áreas públicas e intentaran ingresar por la fuerza a Estados Unidos obligó a las autoridades locales y federales de ambos lados a coordinarse en operativos de contención, detención y deportación inmediata.
PIEDRAS NEGRAS, Coah. (Proceso).- A fin de frenar un ingreso masivo de miles de migrantes que por meses se mantuvieron varados en las fronteras del norte y sur del territorio mexicano, semanas antes de la finalización del Título 42 migratorio de Estados Unidos, los gobiernos de ambos países desplegaron militares, realizaron simulacros de contención, colocaron vallas con púas y establecieron acuerdos políticos.
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Mientras se establecía el mecanismo otorgar de 300 mil visas para las personas originarias de Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua, y 100 mil para centroamericanos, según informó el presidente Andrés Manuel López Obrador, se reforzó la presencia de corporaciones de seguridad de ambas naciones en la frontera.
Esto, con el propósito de “ayudar en todo, cooperar con el gobierno de Estados Unidos para que no haya caos, y mucho menos violencia en la frontera. Estamos nosotros ayudando en el sureste para que se proteja a migrantes”, dijo López Obrador.
No se precisó la cifra de elementos de la Guardia Nacional y del Ejército que se enviaron al norte y sur del país, pero en abril pasado la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que México prometió movilizar 10 mil elementos para evitar que llegada de migrantes a las entidades fronterizas del norte, mientras que el presidente Joe Biden envió cuatro mil militares y el gobernador de Texas, Greg Abbot, declarado antimigrante, desplegó otros 450 agentes.
Los acuerdos obligaron a que el Instituto Nacional de Migración (INM) reciba a los extranjeros expulsados por las autoridades estadunidenses e inicie los trámites para su deportación de manera inmediata, por lo que son llevados vía aérea y en autobús a la estación migratoria de Tabasco para después remitirlos a su país de origen.