Los papas, la monarquía hispánica, la II República y la dictadura de Franco: de Paulo III a Francisco I
JULIO MARTÍN ALARCÓN / EL CONFIDENCIAL
Ciudad de Trento, Italia, 23 de diciembre del año 1545 de nuestro Señor. El papa Paulo II consigue al fin, tras varios intentos, rechazos y disputas en el mundo católico europeo, que lo es todo, convocar un Concilio General de la Iglesia que será crucial en el devenir de la historia de la institución y del propio reino de España casi hasta nuestros días. Los Austrias, primero Carlos I y después su hijo Felipe II, se erigen como adalides de esa reforma de la Iglesia ante las amenazas de Martin Lutero y las dietas de Worms que ponen en jaque a Roma, junto a la recién creada orden de la Compañía de Jesús, liderada por su fundador San Ignacio de Loyola. Venían precedidas de las andanadas intelectuales de Erasmo de Rotterdam, que había influido precisamente a Carlos de Habsburgo futuro Rey de Castilla y Aragón, para enturbiar las relaciones con los obispos españoles.
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Trento, un concilio en principio hecho a medida para los intereses españoles, para la restauración de la Inquisición en toda Europa —el Santo Oficio creado en España— y en el que sin embargo emergieron finalmente las disputas con el rey Felipe II, dispuesto a aprovechar la oportunidad de establecer prácticamente una iglesia propia sin el estorbo de Roma.
Madrid, 14 de abril de 1931, proclamación de la Segunda República tras la defenestración del sistema de la Restauración impuesto en 1874. Antes, habían fracasado los experimentos erráticos y difusos del Sexenio revolucionario incluida la Primera República Española. El nuevo estado español salido de las cortes constituyentes de 1931 se enfrenta de nuevo con la Santa Sede y el papa Pío XI: entre otras cosas, sin ir más lejos, Manuel Azaña expulsa a los jesuitas de España, no era la primera vez: Carlos III había hecho lo propio en 1767.
Durante ese momento convulso para la Iglesia —que había visto conventos y parroquias arder en el calor de los primeros meses y a pesar de la oposición del gobierno provisional—, las asociaciones laicas, eclesiales españolas fundadas sobre todo a a finales del XIX y el XX, como Acción Católica, no se salen de la doctrina de la fe, pero proclaman una vida religiosa de forma distinta y se meten en política, configurando un catolicismo político que derivará en tensiones con los ateos, marxistas, e incluso los republicanos moderados. Estaban los obispos, estaban las asociaciones por la fe católica, estaba El Vaticano y estaba el Estado. Son los años de la fundación también del Opus Dei, por parte de Monseñor Escrivá de Balaguer, cuya interpretación de la obra de dios y la vida en la fe laica, que llegará a rango de Prelatura, acabará por chocar finalmente con la Santa Sede. Comenzó este mismo mes de agosto cuando el papa Francisco reclamó más humildad y una supeditación a la curia y se ha consumado la semana pasada…
Más disputas…Madrid 18 de julio de 1936, estalla la Guerra Civil, y con ella, en breve, el bando conservador, de la mano de los militares rebeldes comandados por el general Francisco Franco. Los nacionales invocan la Cruzada, una llamada a la unión de los cristianos que es rescatada de los siglos de la lucha de los monarcas europeos contra los infieles hijos del Islam. El papa nunca aceptó esa Cruzada, aunque sí se posicionó de alguna forma con el bando rebelde por el martirio de los religiosos y devotos españoles asesinados por los republicanos en función de su fe: seguirían las canonizaciones.
Es un continuo: Madrid 1 de abril de 1939, Primer Año de la Victoria, según Franco y los suyos. Es el incipiente estado nacionalcatólico impulsado por el régimen franquista y el idilio entre la iglesia y los católicos españoles con Roma, que incluye los nuevos concordatos y la adhesión del régimen a los valores de la Santa Sede. Tampoco dura demasiado. Otro concilio, el del Vaticano II, convocado por Juan XXIII en 1966 y terminado por Pablo VI en 1965 abrirá de nuevo las costuras entre el estado español y los intereses de la Iglesia de Roma, esta vez no con los republicanos sino con la dictadura: una iglesia española y unas organizaciones laicales que serán cruciales en la oposición al franquismo junto al mundo obrero. Sin algunos de los momentos cruciales, aún hoy existe de nuevo confusión: el papa Francisco acosado por los conservadores, acusado de rojo, de amigo del ateísmo por su relación con Yolanda Díaz y de odiar a España por sus declaraciones sobre la conquista de América. Mientras, los socialistas católicos existen y son muchos… De todas estas cuestiones enraizadas en la Historia de España por el peso enorme que ha tenido la Iglesia Católica durante siglos en nuestro país, un estado confesional durante siglos, El Confidencial pregunta al historiador Joseba Louzao, autor de la reciente ‘Breve Historia de la Iglesia Católica en España’ (Catarata) por las disputas con el poder y el papado, de la Santa Inquisición hasta la moderna manía inquisitorial de las redes. España, un país católico ha tenido sus guerras de poder en el reino de Dios…
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PREGUNTA.- Tu libro no es una breve historia realmente, porque comprende muchos siglos; una síntesis sí, pero que demuestra el increíble peso que ha tenido la Iglesia Católica en el devenir de la Historia de España ¿Es un peso definitorio, capital, para lo que sería nuestra nación? De alguna forma, siempre ha provocado, ya sea a favor o en contra, cambios sustanciales en la sociedad, los usos y las costumbres, las represiones…
RESPUESTA.- Desde los primeros siglos de la Iglesia Católica, el cristianismo ha estado muy presente en la historia de España. No se puede entender creo que casi ninguna época desde que el Imperio Romano se convierte en cristiano ningún momento histórico de España, de su pasado, sin la presencia de la Iglesia. De una manera u otra, no solo a nivel político, que es lo que he intentado también con este libro: alejarme un poco de este aspecto aunque juegue un papel esencial, porque también lo hizo en la nueva generación de la cultura, en la implicaciones sociales y en las mentalidades, en lo que ahora llamamos «guerra cultural»…
P.- Aunque se esté pasando de moda el término…
R.- Sí, pero porque en realidad la guerra cultural de verdad nace con la Iglesia en Alemania en el siglo XX y de ahí sigue todo los demás que aún llega hasta nuestros días…
P. Lo que es insoslayable es que tanto los Reyes Católicos como la Monarquía Hispánica, el imperio España batalló en momentos clave con los papas, con Roma, de Carlos I al mismo Francisco Franco ¿Cuáles han sido los momentos más decisivos y los más conflcitivos para España con el Reino de Dios?
R.- Ha habido muchos, ha influido de forma decisiva en tantos momentos…Es muy difícil de escoger o remarcarlo porque ha estado muy presente siempre. Sí que es cierto que quizás la extensa época de los Austrias es crucial, porque tal y como señalo en el en el libro, me gusta remarcar que estas explicaciones son de largo recorrido y considerar que lo que pasó en el siglo XVI afecta todavía nuestro día a día en el XXI. La construcción político religiosa se produce a partir de los Reyes Católicos, pero se asienta sobre todo con la renovación católica del Concilio de Trento (1545-1563) y la respuesta de Felipe II y aún más el papel fundamental que tiene la Inquisición en la historia española. Aún si te alejas tanto de una lectura negra como una lectura rosa de la Inquisición, que es mi caso, fue lo que fue: el sistema que se genera es de tipo control político, y que en última instancia religiosa va a marcar mucho las conciencias, las mentalidades y los usos, tanto a nivel social como a nivel cultural. Por eso si que me parece que es un elemento que marca si leemos desde el siglo XXI, desde el presente, el debate público actual al que constantemente nos estamos remitiendo, es deudor del papel de la Iglesia.
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P.- Pero no sólo Trento, en donde en teoría España es el ariete de esa contrarreforma —término que no te agrada— genera disputas ¿Cuáles son esos otros momentos?
R.- Durante la Segunda República y especialmente durante la Guerra Civil y todo lo que ello conlleva, o lo que es que ese régimen nacionalcatólico del franquismo, aunque tuvo partes y no se puede hablar del régimen nacional católico desde el inicio, porque comenzó como un gesto muy importante, ya que los obispos tuvieron que enfrentarse a muchas decisiones y sentimientos dentro de las diferentes familias que conforman el régimen franquista. Es evidente que constantemente estamos debatiendo sobre sobre cuestiones de ese que nos dejó Franco. Es verdad que no se ha contado de esa manera habitualmente, pero la Iglesia tiene un peso importante en lo que es la política española, es decir, desde los judíos hasta hasta otra serie de cuestiones como el mismo franquismo, cinco siglos resumidamente y en realidad más, pero sí desde el siglo XV hasta el XXI, como dices, porque efectivamente Franco tiene nuchos problemas también con el Vaticano a raíz del Concilio Vaticano II.
P.- ¿Cuál es el elemento clave de la Iglesia Española, lo que la define en el mundo y en su propia historia?
R.- Bueno, la Inquisición sin duda, aunque alejada de mitos claro. El capítulo de la Inquisición, lo que intenta remarcar es que hay una construcción de una identidad en la que no puede haber ninguna mancha en la sangre pura del catolicismo español, que se concreta con la persecución de los judíos conversos y de moriscos. Pero en el fondo, no explica mucho de lo que es la Inquisición, porque al final termina siendo realmente un instrumento en el que se solventan problemas políticos y religiosos: no son pocos los obispos —algunos de ellos muy cercanos al poder— que terminan delante del tribunal. Es lo verdaderamente interesante de la Inquisición, no tanto lo truculento, la tortura, los instrumentos macabros, ya que al final hay mucho mito, sino en ese sistema de delación, de control social, que marca durante siglos la forma de pensar lo que es la primera monarquía de los Austrias y después lo que será España.
P.- Básicamente una especie de Stasi de la RDA, o quizás también la policía secreta franquista, la BPS ¿Define mucho la Inquisición esa idea del control político?
R.- Sí, sí, el éxito que tuvo la Inquisición en España es que no hacía falta tener una policía secreta. Es decir, porque ya existe el uso de un sistema de delación público por el que todo el mundo intentaba guardarse bien de la relación con los demás: sabían que en cualquier momento podían terminar ante el Tribunal de la Inquisición, o de lo contrario les aguardaría la anarquía…Y al hilo de lo que me comentabas, el conflicto, es cierto que entre el papado y la Corona, entre el papado y el poder es la historia de la Iglesia a nivel político, no sólo en España, sino en Europa, desde la Edad Media o desde antes, desde la historia antigua, que es ese conflicto entre las dos Españas, entre el poder político y el poder religioso. Lo tenemos en los conflictos que hubo en el franquismo con los obispos o después, que se dan palos tremendos: los propios militantes del régimen llamaban a Juan XXIII, Montini, como un desprecio.
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P.- Bueno pero esto de Franco, es lo mismo que está pasando ahora con el papa Francisco con los conservadores que tienen una teoría de que es rojo, que le llaman Bergoglio…
R.- Sí, exactamente, totalmente. Es decir, que es cierto que al final la relación que existe entre política y religión en las sociedades, porque la sociedad europea, hasta la Revolución Francesa y posteriormente hace que constantemente haya un enfrentamiento entre el poder político y el religioso y en el caso español hay muchísimos ejemplos. Creo que también un elemento importante donde comienza esto que es en el siglo XIX con el regalismo y la expulsión de los jesuitas, por parte de Carlos III en 1767 por ese 4.º voto de que tienen que responder al Papa. Ese es el control.
P.- Volviendo al tema de la Contrarreforma, España jugó un papel fundamental a favor de Roma a pesar de las fricciones…
R.- No me gusta tanto el concepto de contrarreforma, sino más bien el de renovación católica o reforma católica. Por una sencilla razón, la idea de reforma estaba muy presente en la Iglesia tanto medieval como en este momento en el Concilio de Trento. Si hablamos de Contrarreforma, ponemos mucho el acento en la contra, que sí que es cierto que hubo una respuesta a Lutero, una respuesta al reformismo, pero eso no obsta a que existiera toda una tradición reformista en la que está el cardenal Cisneros, la propia Compañía de Jesús, que es un intento de amoldar al mundo en el que vive, a las necesidades en las que vive esa Iglesia. ¿Qué sucede? Pues que enfrente tenían a Lutero y la fuerza que tuvo en ese momento el Erasmismo. Otra vez se volvían a mezclar política y religión…
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P-. Luego hay otros dos momentos antes y son claves en esta historia, que es la Segunda República, en el cambiar la relación es definitivamente con con el Vaticano. Entiendo que a nivel de educación los jesuitas acaban por segunda vez en el punto de mira de Manuel Azaña: que las élites no sean católicas… Luego, como reacción a eso, el famoso tema de la Cruzada, que de alguna forma, esas cartas de los obispos españoles la pedían por lo que había pasado también antes no sólo por los asesinatos de después….
R.- Yo creo que que para hacer una comprensión de más de largo recorrido, hay que entender que la Segunda República fue un episodio mas de guerra cultural que existió entre católicos y laicistas o clericales y anticlericales como lo queramos llamar, que se inició con con este estilo revolucionario. Y ahí sí que hubo momentos de combate: lo que va de 1898 con el desastre de Cuba, hasta 1909 con la Semana Trágica, pero no sólo con la Semana Trágica, donde realmente hay todo un conflicto que podríamos llamar de guerra cultural. El origen en el fondo del concepto de guerra cultural en Alemania, que no es poca cosa, es el conflicto entre entre católicos y protestantes. En ese sentido creo que en la Segunda República, en el fondo es un episodio más, un episodio más que termina con una guerra civil en golpe de Estado que en un principio aúna muchos intereses. Es decir, tenemos a un general como Mola que no era precisamente un católico machamartillo ni mucho menos, pero que sí que es cierto que se alimenta desde muy pronto esa idea de cruzada.
Es interesante verlo desde el punto de vista también externo los católicos europeos, los católicos del momento, o al menos una parte importante de los católicos, compran esa idea, aunque después se desvincule del franquismo y de un régimen dictatorial, sobre todo de un régimen que se acerca a las potencias nazis y fascistas. Pero sí que es cierto que se llega de persecuciones y de martirio y que está establecido como casi la propia explicación de la guerra: una cruzada que hacen los obispos españoles también, no sin problemas entre de ellos. Todo esto alimentó la clásica propaganda franquista, de una guerra como un movimiento que se hizo en favor de la de la Iglesia y que se desmoronaría en los 60 con el Concilio Vaticano IUI en parte.
P. ¿Que importancia política y social tiene ahora la Iglesia Católica en España? Porque se dice que las parroquias está vacías y tal pero las cuestiones del papa o del Opus Dei luego resultan que interesan mucho y hay como algo soterrado que ha emergido aún más con Francisco…Y especialmente en la derecha.
R.- No, yo no creo que sea políticamente el caso, porque en el libro comento que si atendemos a las encuestas del CIS, descubrimos que el catolicismo, los que se consideran católicos e incluso los católicos practicantes, están bastante dispersos en todas las fuerzas políticas. Desde la derecha, la izquierda. Sí que es cierto que cuanto más practicantes, más se acercan al conservadurismo a la derecha. Pero son tantos que varían en un porcentaje muy pequeño y es que el catolicismo es mucho más variado de lo que se presenta en los debates públicos y políticos. Ahí está por ejemplo Vox haciendo bandera de no sé si que es un catolicismo confesional, pero sí de un catolicismo cultural, no sociológico, que piensa que le puede atraer votantes…Pero en ese sentido creo que el catolicismo está mucho más disperso políticamente de lo que de lo que puede aparecer en los medios de comunicación. Nos encontramos con líderes políticos jugando a dos bandas, con el Papa o con lo que significa, porque tampoco podemos olvidar que hay un movimiento dentro del Partido Socialista, que son cristianos por el socialismo, que están ahí también. Pero cuando hablamos del catolicismo y su participación política en el día a día en España siempre estamos mirando hacia el pasado y nos movemos con estereotipos del pasado, como iglesia=derecha y eso no es así.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2023-05-01/iglesia-catolica-disputas-guerras_3619433/