Por Itandehui Rodríguez Martínez
@Itandehui_RoMa
La pregunta que ronda en el ambiente es ¿y si es mujer? Comienza a caerme un poco mal la pregunta, porque está rodeada de un dejo de desprecio y de misoginia.
Los caballeros, en general, ven en la posibilidad de que en Puebla sus partidos/coaliciones opten por una mujer para la gubernatura. Y lo ven como un castigo y no como un derecho legítimamente ganado.
Se empiezan a manejar nombres de mujeres como “plan b”, cuando siempre debieron ser también el “plan a”.
Hablaré en plural no porque tenga aspiraciones por políticas, sino para incluirme en un error cometido por mi género. Las mujeres hemos permitido, en la mayoría de los escenarios, ser consideradas siempre un plan b. Hemos permitido que los caballeros piensen que somos objeto de negociación y de manipulación.
Que al mero estilo de Cirano de Bergerac, pueden “pararse atrás de un arbusto” y dictar qué haremos y diremos en favor de cumplir sus deseos y objetivos. Ver caso de Evelyn Hurtado, gobernadora de Guerrero.
¿Hay mujeres muy capaces en Puebla? ¡Claro que las hay! El problema es que hoy, en las circunstancias que nos encontramos, con un ramillete compuesto por nombres de hombres aspirando a la gubernatura, muchas mujeres han encontrado en la coyuntura, la posibilidad para levantar la mano. Pero ¿por qué no lo hicieron antes? Siempre fue legítima su aspiración. ¿Por qué hasta ahora?
María Luisa Albores levanta la mano ante la alta posibilidad de que en Puebla se designe la candidatura a una mujer. El problema es que no lo hizo antes por convicción y deseo legítimo, sino porque la coyuntura le allana el camino.
El problema es que, quién había externado ya desde hace mucho que quería buscar la gubernatura, como es el caso de Claudia Rivera, tiene una denuncia por violencia en contra de otra mujer.
Eso simplemente no lo entiendo, que alguien me explique cómo demonios es que nuestra lucha diaria consiste en combatir la violencia en contra de las mujeres y lo primero que llega a hacer una que conquista una posición, es violentar a otra mujer. Y si no lo evitamos directamente, el atestiguar que hombres violentan a mujeres y no evitarlo, nos convierte en cómplices por omisión. Caso claro, la sanción reciente en contra de Genoveva Huerta.
Y que conste que no lo digo yo, lo dicen las autoridades electorales. Y, en el caso de la primera, están por decirlo hasta las judiciales. Pero, además, el pretender que estas sanciones se conviertan en banderas para acusar persecución política o discriminación, me parece el primer gran error. Yo no quiero una gobernante incapaz de reconocer sus errores ¿ustedes sí?
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El problema es que hay mujeres muy capaces como Ana Tere Aranda, que claro que pueden, pero no quieren y no podemos obligarlas a buscar una posición, solo por cumplir una cuota.
¿Y si es mujer? Nacho Mier será candidato al senado y los cercanos podrán confirmar mi teoría, pero creo que siempre fue el plan a del diputado federal, solo que los constantes embates de Barbosa en su contra y en contra de mucha gente que comenzó a sumarse a él, a quién vieron como el líder que podría encabezar su lucha de defensa, lo convirtió en un aspirante natural a la gubernatura y líder de la “oposición” dentro del sistema.
¿Y si es mujer? Alejandro Armenta se queda sin opciones, salvo ir por la vía plurinominal y perder su capital político personal, porque no hacer campaña también genera costos para quiénes acostumbrar a ganar posiciones “por tierra”.
¿Y si es mujer? Eduardo Rivera puede convertirse en candidato al senado o reelegirse en la presidencia municipal, pero en su caso, el “plan a” siempre ha sido la gubernatura y en Acción Nacional, aunque se enojen conmigo, las que pueden no quieren y las que quieren, no pueden ganar.
Y ahora ¿y si es mujer? Comienza a acompañar a la pregunta ¿Puebla está lista para una mujer? ¿Es en serio que violentan de esa manera la memoria de Martha Erika Alonso? Porque les recuerdo que estamos en el periodo de la primera gobernadora que tuvo este estado. Ojalá dejemos de insultar su memoria haciendo esa pregunta.