Su fortuna supera ya los 220.000 millones de euros, una cifra que Jeff Bezos no pudo alcanzar y que sólo Elon Musk había traspasado antes.
VANITY FAIR
A los fans de Succession les gustará saber que el hombre más rico del mundo, Bernard Arnault, tiene 74 años y reúne una vez al mes a sus cinco hijos para examinarlos. Tras un almuerzo privado, y durante hora y media, el patriarca plantea una serie de cuestiones sobre el futuro de LVMH, el gigante del lujo que le ha granjeado una fortuna de 221.000 millones de euros, y atiende impasible a las respuestas de sus hijos. Aún no ha designado heredera ni heredero. Tras casi 40 años en el negocio de la moda y el lujo, el milmillonario se ha apalancado en lo más alto del ranking y va camino de pulverizar todos los récords históricos.
Normal que no quiera jubilarse: hace tan sólo seis años, Arnault no estaba ni en el top 10 de las personas más ricas. Era milmillonario, por supuesto, pero su fortuna superior a los 35.000 millones de euros suponía más o menos la mitad de lo que valía entonces Amancio Ortega. Pero en 2018, los excelentes resultados del grupo catapultaron al patriarca francés. Ese año, LVMH presumía de ingresos de casi 47.000 millones de euros, enormes beneficios (una de las grandes claves del grupo: de cada cinco euros que entran, al menos uno es beneficio neto). La fortuna de los Arnault se duplicó.PUBLICIDAD
Las cifras de 2018 resultan casi irrisorias si las comparamos con las de 2022: 79.000 millones de euros en ingresos; 21.000 millones de euros en beneficios, crecimiento interanual del 23% en ambos aspectos. Entre su cartera de 75 marcas (incluyendo las derivadas de las que dan nombre al grupo, Louis Vuitton, que el pasado año generó 20.000 millones de euros, y Moët Hennessy) se encuentran Fenty, Christian Dior (que, de facto, controla LVMH), Bulgari, Givenchy, Celine, Loewe o Marc Jacobs. Es algo que el propio grupo destaca en sus resultados: LVMH es, hoy, sinónimo de lujo, y sus marcas son omnipresentes, desde el liderazgo de Sephora como gran cadena de distribución cosmética en todo el mundo hasta su presencia en películas como Wakanda Forever (donde se nombra directamente a Fenty Beauty). Dominan la moda, la belleza, los perfumes y buena parte de la relojería. Y su solidez dota de un buen asidero a Arnault a la hora de asaltar el único récord que se le resiste aún, el de hombre más rico de todos los tiempos. Elon Musk y Jeff Bezos son, aparte de los siguientes en la lista de milmillonarios, las dos únicas personas que han llegado a valer más de 200.000 millones de euros. Pero en ambos casos fue algo fugaz, asociado a vaivenes bursátiles (en el caso de Bezos agravado por su retirada y su divorcio). La fortuna de ambos, combinada hoy, apenas supera en 50.000 millones de euros a la de Arnault.
Nada de esto es relativamente nuevo. La carrera de Arnault en el sector empezó en 1984, cuando se hizo con el control de Christian Dior después de haber intentado despuntar (sin éxito) en la empresa familiar, una gran constructora en inmobiliaria francesa. Arnault se hizo con el grupo dueño de Dior, por entonces en quiebra, pagando un franco. En dos años, reestructuró toda la compañía y se quedó con las joyas de la corona: la firma de moda y los históricos grandes almacenes de Le Bon Marché de la parisina Rue de Sèvres.
En 1987 entró en Louis Vuitton y para 1989 se hizo con la dirección total del grupo. Hoy, sigue controlando más de un 48% de forma directa o a través de sus hijos. Esta forma de actuar marcaría el resto de su carrera: emplear los mercados, que ha estudiado en profundidad (y cuyo conocimiento ha transmitido a sus hijos desde su infancia) para aumentar sus adquisiciones. Lo hizo con Hermès, por ejemplo, que empezó a absorber en secreto y luego de forma abierta, hasta conseguir hacerse con la marca.
Pero el gran éxito le llegaría en la última década. LVMH fue el primer grupo en recuperarse de la gran crisis de 2008, que aprovechó para engordar su cartera de marcas, mientras sus hijos, criados entre despachos, iban ocupando puestos de responsabilidad en las mismas. Hoy, tras haber ganado cerca de 45.000 millones de euros en sólo un año, ninguno de sus cinco hijos sabe quién será el elegido para ocupar su puesto. Para entonces, y a este ritmo, puede que Arnault se haya convertido ya en el hombre más rico que haya existido jamás.