Los Periodistas

Morena y las elecciones en EDOMEX-Coahuila ¿Qué está en juego?

Por Fernando Manzanilla Prieto

Esta semana iniciaron las campañas en el Estado de México y Coahuila, dos entidades en las que en el mes de junio se celebrarán los comicios para la elección de quién será el Ejecutivo estatal para los próximos seis años.

Sin embargo, más allá de tratarse de la elección de gobernadores, este proceso cobra vital importancia dado que ambas entidades son los últimos bastiones del PRI en el país y las cuales incluso han sido gobernadas únicamente por este partido que se surgió hace casi un siglo.

Recordemos que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) nació en 1929 bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR). Posteriormente, en 1938, fue reconstituido como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y en 1946 refundado con el nombre que actualmente se le conoce.

Sin importar estas transiciones y reconstrucciones, el PRI gobernó prácticamente todo el país por décadas; sin embargo hoy, en 2023, ya son solamente estas dos entidades las que encabeza como partido unitario.

Por un lado está el Estado de México, la entidad con el mayor número de habitantes en el país, lo que se proyecta en casi 12 millones de votantes potenciales, es decir en prácticamente el 13% de la lista nominal nacional. Fue en en este territorio que el que el llamado “Grupo Atlacomulco” consolidó su poderío e incluso uno de sus integrantes llegó a ser Presidente de la República: Enrique Peña Nieto. 

Actualmente esta entidad es Gobernada por Alfredo del Mazo Maza, quien en su propia estirpe cuenta con una dinastía de gobernadores y es primo del expresidente Peña Nieto; pero quien además estuvo a punto de perder en 2017 ante quien hoy es nuevamente la candidata más fuerte de la oposición, Delfina Gómez.

Por otra parte está Coahuila que, de igual manera que el Estado de México, ha resistido los embates de la oposición y ha mantenido al PRI desde 1929 al frente de las fuerzas políticas de la entidad. Hoy es gobernada por Miguel Ángel Riquelme, un personaje cercano al dirigente nacional del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, quien ha afirmado que el territorio seguirá siendo priista.

Ante este escenario, Morena tiene la oportunidad histórica no sólo de dar el golpe de gracia al partido que mantuvo por más de 70 años la hegemonía en el poder, sino de gobernar desde los estados a casi el 70 % de los mexicanos.

Aunado a ello, si estos triunfos se materializan se separarían de manera muy clara al partido del presidente de la que sería la segunda fuerza electoral en el país, el PAN, quien solo tendría presencia en cuatro estados de la República. Esto, sin duda, fracturaría de manera importante a la alianza que se ha construido entre PRI-PAN-PRD y evidenciaría la falta de actores políticos de contrapeso.

Desde luego, uno de sus mayores triunfos sería lograr por primera vez la alternancia política en ambos estados y con ellos abrir un abanico de nuevas oportunidades para sus habitantes, como lo sería la construcción de un modelo más participativo y democrático.

Al momento, en el concentrado de las principales encuestas en el Estado de México, la alianza Morena-PT-Verde encabeza las preferencias con un 54%, mientras que la coalición PRI-PAN-PRD solo lo hace con un 36 %. Por otra parte, en Coahuila, la alianza PRI-PAN-PRD suma el 44 % de las preferencias, sacando 10 puntos de venta a la coalición encabezada por Morena con un 34%.

Es claro que el PRI se resistirá a perder estas entidades y pondrá su maquinaria a trabajar arduamente para que así sea, pues significaría su entierro político; sin embargo, vislumbro que hay altas posibilidades de que estos triunfos se materialicen a favor de la coalición que encabeza Morena.

Porque hoy estamos en un momento histórico en el que lo que pase en estas elecciones marcará el camino rumbo al mega proceso electoral del 2024, en que no sólo se elegirá al nuevo mandatario de la República, sino además a 128 senadores, 500 diputados federales, 9 gubernaturas y 30 congresos locales.

Esperemos a ver qué sucede en estas campañas y, desde luego, a los resultados.  Veamos si los modelos del siglo pasado aún tienen vigencia o si las y los mexicanos optan por un nuevo régimen.

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